lunes, 31 de diciembre de 2012

Hasta hoy, crecía el 2012...

Creo que es injusto que P-êM se quede sin una breve despedida al 2012 teniendo en cuenta tal y como he dejado olvidado a este rincón del ciberespacio durante los últimos tres meses... Supongo que será porque he conocido a un señor que me aprieta y ahoga de vez en cuando llamado Segundo de Bachillerato.

Mi deseo para el 2013 que aquí recojo es que tenga más tiempo y más disposición para poder regalar a P-êM mis momentos de Magia y actualidad que nunca he dejado de experimentar... Ayer mismo, con la IX Edición del Festival Internacional de Magia León vive la Magia recordé la razón por la cual creé este blog que cumplirá dos añitos el cinco de enero del próximo y cercano 2013. Con esta nueva cifra que sigue al 2012 espero que vengan nuevas y más cifras de entradas explicando todas las cosas que explico aquí con el único objeto de desahogarme y respirar, de escribir porque sí y de intentar aportar Magia a todo aquel rincón en el que el eco de estas palabras que escribo se escuche.

Me encantaría extenderme párrafos y párrafos, pero el caos de la prisa reinante a mi alrededor y la falta de ideas a gran escala me lo impiden. Siento mucha, mucha nostalgia (como siempre) al dejar un 2012 que sentía usurpador hace un año, cuando aún corría el 2011, como ahora siento usurpador al 2013 que sentiré acogedor dentro de un año, cuando llegue el 2014... Para mí no ha sido un año malo, ha tenido muchos momentos de Magia y otros cuantos de pesadilla, pero me quedo con los de Magia que han llegado de la mano de personas que, para mí, son tesoros mucho más importantes que cualquier joya o cualquier obra de arte. Les deseo a ellos y ellas un 2013 tan feliz o más como hemos pasado el 2012.

Y ahora, preparémonos para que el viento arranque del todo las raíces del 2012 de la Tierra de los Árboles de los Años y, una vez arrancadas, transporte desde el Páramo de las Semillas de los Años, el germen del 2013 que se enterrará y con mucha rapidez comenzará a crecer y a crecer en el mismo monto de tierra en el que, hasta hoy, crecía el 2012...

sábado, 1 de diciembre de 2012

Mis ganas incesantes de llorar.

Septiembre. La entrada que precede a esta en P-êM es de septiembre. Realmente nunca creí que abandonaría de esta forma esta bitácora, este espacio de la blogosfera que siento mío y que hago mío con mis pensamientos y mis pareceres, sin pretender nada salvo desahogarme. Jamás imaginé que octubre y noviembre quedarían en blanco sobre el recuento de entradas de mi querido blog. Pero así ha sucedido, y debo pedirme perdón a mí mismo, ya que Peut-être Magic es un lugar que me ayuda aunque él no lo sepa.

Hoy es día 1 de diciembre, primer día del mes de mi cumpleaños (que apenas llegará en cuatro días) y que no se presenta como cualquier otro diciembre, en el que suelo estar contento y feliz por la llegada de mi cumpleaños. Varias veces me he quejado ya sobre la cercanía de los 18 y ser mayores de edad (aunque aún tengo 16, pero bueno, poco les quedan), y hoy no he vuelto al cálido abrigo de P-êM para volver a expresar mi descontento con ser adulto en tan solo un año. Hoy he venido aquí para gritar, chillar y desahogarme, para quitarme un peso de encima que llevo varios días cargándome...

No estoy agusto con mi vida, no estoy agusto con la vida. Siento que aquellos que están a mi lado piensan muchas cosas que no dicen, siento que estoy haciendo miles de cosas mal y que no me doy cuenta. Siento que cada paso que doy intentando buscar la sonrisa de mis personas más queridas, es un paso que doy para alimentar un pequeño pero latente rechazo hacia mí. Quizá mi personalidad tenga un pequeño resorte de inadecuación al mundo, de inadecuación al género humano que tan pocas veces he llegado a comprender. Personas con las que me siento muy identificado, y a las que no quiero otra cosa sino regalarle el más sentido aliento de mi corazón..., pero tal vez deba considerar la posibilidad de que ellos no quieran sentirse identificados conmigo y no deseen ese pedazo de corazón que les entrego. Quizá se está formando tras de mí una nube de animadversión que un día se hará tan grande que solo podrá nublarme la vista e, igual, dejarme ciego para siempre... O también pueden ser todo conjeturas mías, imaginaciones que mi cabeza hace y que aquellas personas no merecen, tontas conclusiones que saco de una situación tensa de risas que noto falsas. Puede que todo sea una ilusión causada por no se qué maldito agente en mi cabeza, pero tengo miedo, mucho miedo. Miedo a perder, a perderlos a ellos, a quienes me han dado la fuerza para seguir, quizá no desde siempre, pero ahora necesarios para mi vida, tan necesarios como el comer. Miedo a no saber actuar bien, una vez más. Miedo a...

Mi impotencia se levanta sonriente y triunfante sobre mi tímido e indeciso corazón, que no sabe si latir en una dirección o en otra. La mentira criticada será, quizá, el pan de cada día, y yo me alejaré de mi propio yo conformado; o estaré tan equivocado, que mereceré rayos y truenos por pensar esto que pienso. El destino es aciago, se mire como se mire. Y la vida te empuja a vivir, sin darte un espacio de tiempo inexistente como tregua, para pensar qué puede estar pasando, qué puede estar fallando, por qué tu vida no está llena de sonrisas y cada vez tiene más lágrimas. Tal vez son temporadas, deseos del Destino que, con sus enormes y meticulosos dedos, enreda nuestras vidas y las torna nostálgicas donde antes eufóricas...

Hoy es el primer día de diciembre, un mes de Magia y cambio. Hoy es el primer día de diciembre, pero no el primer día de mis ganas incesantes de llorar.

jueves, 27 de septiembre de 2012

Traición de ensueño.

Varias veces recordé en este lugar el agridulce sabor de los sueños que se esfuman. Ese hito inalcanzable en tu vida que al fin consigues y que, de pronto, desaparece cualquier ápice de su consecución real en cuanto descubres que has abierto tus ojos. El amargo sobresalto de descubrir que la perfección, el momento del que podrías jurar que era absolutamente real porque hasta incluso recuerdas el aroma, nunca fue más que el juguetón descanso de un cerebro colapsado.

Esta noche viajé al más ideal de los momentos, uno de los más especiales que llevo anhelando mucho tiempo. Viajé sin saber que había viajado, puesto que, mientras transcurría, mi corazón latía a la velocidad del rayo y mi cabeza, agorera, se repetía llena de júbilo <<No puede ser real, pero... ¡Está pasando!>>. Una sensación de alegría y de plenitud me recorría y no me dejaba. Mirar la escena, sentir cada cosa que sentí tan sumamente real no me hizo plantearme por un instante si aquello era o no un sueño, simplemente lo estaba experimentando en mis propias carnes. Veía cada cosa, notaba cada contacto y entendía cada palabra con una claridad meridiana. La belleza de la situación, cada perfecto detalle del contorno de las formas... De verdad que fui el hombre más feliz del mundo, expedía un aura de felicidad que se podía adivinar a kilómetros de distancia. Nunca pensé que mi extrema alegría pudiera ser truncada de aquella forma fría y cruel, pero finalmente fue así... Desperté, de noche, con dolor de cabeza y de garganta, tosiendo. Desperté en un mar de oscuridad espesa y desconcertante. Desperté para darme cuenta de que todo con lo que había estado soñando desde siempre..., no era más que eso, un mero sueño...

domingo, 9 de septiembre de 2012

Si sabes mirar, tu vida es envidiable.

Uno va haciendo el viaje que es la vida, sin prisa pero sin pausa. Viviendo cada segundo y cada minuto de una forma inevitable; no es posible pausar nuestra vida para pensar y tomar decisiones con todo el tiempo del mundo, es un viaje en el que no existen altos en el caminos, un continuo e inexorable seguir hacia donde sea.

Uno va haciendo el viaje que es la vida y va conociendo personas, muchas personas cuando una vida acaba. Aunque, apenas cuando empieza ya hay unas cuantas. Y, yo que estoy empezándola, tampoco necesito muchas más. Asimismo, cuando vas viviendo te vas dando cuenta de quién te quiere realmente y quién no, de quién estaría dispuesto a luchar por ti y de quién dice que daría todo por ti pero con la boca pequeña. Desgraciadamente, personas a quien quisiste con toda tu alma se te van cayendo. Es triste que vivamos dolorosas decepciones, y todos las vivimos. Es triste que la gente no te valore o que no te dé lo que mereces aunque tú no lo creas así... Pero también es infinitamente gratificante que te regalen sonrisas sinceras, que te den abrazos de amor verdadero y que te digan palabras que sabes que salen directamente del corazón.

Hoy he viajado al Lejano Oeste para ir a ver a una cowgirl que hacía tiempo que no veía... Un mes y medio, aproximadamente. Quería verla desde hace tiempo, pero por unas razones u otras no pudimos arreglarnos para quedar. Finalmente, hoy hice mi viaje. Llegué, con un pequeño regalito bajo el brazo, no por ser zalamero, ni siquiera por quedar bien..., sino porque lo necesitaba. Necesitaba decirle a esa chica fuerte y valiente que la necesitaba en mi vida, porque me había demostrado miles de veces que podía apoyarme en ella.

Por eso, si sabemos mirar en la dirección correcta, si nos fijamos bien, nuestra vida es bonita y realmente envidiable gracias a esas personas que te hacen sonreír prácticamente sin darse cuenta. Gracias a esas personas que te dan tantas cosas... Le regalé una pequeña parte de mí porque simplemente sentía que debía darle unas palabras diferentes pero tan naturales en mi corazón. A ella la tengo, a esa chica de ojos verdes y pelo castaño, en uno de los rincones más especiales de mi alma, en el rincón más cálido y más acogedor. No porque me dé cosas a cambio, que también, sino porque me da su compañía, su cariño y su completa sinceridad. Porque es tan especial que ya sabe quién es sin necesidad de una foto nuestra, sino de una foto de quien en realidad somos en lo más profundo de nuestros corazones. Una foto del fondo más inhóspito de nuestra alma, una foto de nuestros espíritus, de nuestras esencias..., que aunque se han encontrado hace poco, estaban destinadas para estar juntas.

El pequeño vaquero sheriff y la chica más valiente y fuerte del Lejano Oeste,
el verdadero retrato de dos almas cuyos destinos estaban unidos y que, finalmente, se encontraron.

viernes, 7 de septiembre de 2012

Día 16 – Una canción que antes te encantaba y ahora la odias.

Comienzo septiembre retomando el Proyecto. A la vista está que no voy a poder cumplir eso que dije de terminarlo antes de que empiece el curso (que lo hará dentro de una semana). Y este Día 16 es realmente polémico. Miro en mi fonoteca y, realmente, no tengo ninguna canción que antes me gustara y ahora odie. Puede que el Aserejé, pero tampoco lo odio. Cuando hay que echarse unas risas con él, uno se las echa.

Creo que "odiar" la música es algo muy fuerte. Puede no gustarte, pero de ahí a denostar una canción, hay un gran salto. Este Día 16 de verdad que no me gusta nada. No sé, por más que intento en pensar una canción, no hay ninguna que me venga a la cabeza...

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Tras varios intervalos de tiempo pensando, he decidido que voy a reformar un poquitín este día. Para mí va a titularse: Día 16 – Una canción que antes te gustaba y ahora te parezca repetitiva, sosa, insulsa, algo anticuada, aburrida o cansina de escuchar. Más que nada lo he hecho porque es muy difícil que algo que me ENCANTABA ahora lo ODIE. Son dos extremos que, no digo que no estén cercanos (que lo están), sino que en temas musicales, odiar algo me parece realmente evitable. Y canciones que antes me gustaban y ahora me parecen repetitivas, sosas, insulsas, algo anticuadas, aburridas o cansinas de escuchar hay unas cuantas. Muchas de La Quinta Estación, por ejemplo, se me repiten innumerables veces; de Melendi, ya ni te cuento; de Paulina Rubio, más de lo mismo.

Aun así, creo que ya tengo mi canción que antes me gustaba y ahora me parece repetitiva, sosa, insulsa, algo  anticuada, aburrida o cansina de escuchar. Y es Ni una sola palabra, de Paulina Rubio. Esta canción fue compuesta por mis adorados La Oreja de Van Gogh, pero se la vendieron a la mexicana: CRASO ERROR. En sus manos, pienso, hubiera sido tratada de otra forma, con menos arreglos vocales, menos equitos por aquí, menos morritos al cantarla y algo más de musicalidad. Aun así, es una buena canción comercial que tuvo su éxito. No es la única canción que La Oreja ha vendido a otros artistas: Amores dormidos, popularizada por Edurne, fue incluida en su álbum Más guapa cantada por Amaia Montero y tocada por Xabi, Pablo, Álvaro y Haritz; también el tema Adelante, que fue cantado por los chicos de OT y fue la sintonía de los anuncios de BBVA durante mucho tiempo, era una obra de los donostiarras. Tras este pequeño apunte de historia sobre La Oreja de Van Gogh, os dejo con Ni una sola palabra. Desgraciadamente, no existe versión de La Oreja porque perdió los derechos, así que tendremos que conformarnos con el estilo de Paulina...


viernes, 31 de agosto de 2012

Quiero...

Quiero ese abrazo. Quiero poder tener cuerpo a cuerpo a ese alguien. Quiero poder agarrar esa sudadera con fuerza, rabia, amor y deseo al mismo tiempo. Quiero sentir las convulsiones de su pecho, llorando de amor y nostalgia. Quiero saber que soy algo muy importante. Quiero mirar unos ojos que me digan todo con un parpadeo. Quiero reconciliaciones tan bonitas como el cielo azul y tan radiantes como el Sol de mayo. Quiero tartamudear y que me entienda. Quiero poder ser uno de esos actores de las series, de las películas; quiero ser uno de esos en la vida real, que me pasen las historias tan envidiables y no siempre felices que ahí cuentan. Quiero tener el derecho a lo que tiene todo el mundo. Quiero oler esa sudadera y que me huela a ese perfume que tanto significa para mí. Quiero que le guste mi pelo, que le gusten mis ojos y que le guste mi aroma. Quiero una esencia de realidad ajena, una gota del manantial de la felicidad normal. Quiero que una luz saltarina me toque para que alguien que yo quiera me quiera. Quiero vivir eso que veo y que envidio. Quiero un poco de ficción en mi demasiado terrenal mundo. Quiero alegría y, al mismo tiempo, especialidad. Quiero algo y sé lo que quiero. Quiero lo que quiero y no un esbozo de ello. Quiero que dejen de consolarme, porque quiero no necesitar consuelo. Quiero una vida que grite a las estrellas. Quiero que las ciencias biológicas cambien y se pongan a mi favor. Quiero que el zodiaco se mueva y haga virguerías, quiero un momento de chispas de ilusión. Quiero crear mi destino, paso a paso. Quiero dibujar ese rostro, trazo a trazo. Quiero escribir sus palabras, cacho a cacho. Quiero componer mi banda sonora, piano a piano. Quiero hablar para que hablemos, labio a labio. Quiero espinas que se vuelvan mariposas. Quiero urracas que se vuelvan amapolas. Quiero manos secas que se vuelvan adiposas. Quiero sombras densas que se caigan, que se rompan. Quiero palabras de hielo en amorosas. Quiero que promesas vanas se hagan cosas. Quiero que, de una puta vez, pinten mi vida de rosa.

jueves, 23 de agosto de 2012

Portilla de la Reina.

Ya he vuelto hace cuatro días. Hace cuatro días volví de un pueblo perdido en la montaña de la provincia de León. Y, sinceramente, me fui con bastante pena. Creo que este ha sido uno de los años que más portillano me he sentido, uno de los años en los que Portilla ha estado de verdad en mi corazón. Los años anteriores sí, también me lo pasé bien, pero este año ha sido algo especial.

Desde los locos momentos de siempre bailando con la musicota (porque música, música..., no es) como unos atolondrados a los momentos más serios, por así llamarlos. No solo se escucha castellano en Portilla, ni mucho menos, el francés también se deja oír y mucho. Ha habido momentos mejores y peores, pero la amistad que está ahí es el cemento que une cada ladrillo, y si el cemento falla, la pared se cae.

No sé muy bien cómo definir estas fiestas de San Roque de 2012 y, contra todo pronóstico, no voy a hacer una de esas entradas mías que son kilométricamente largas, con miles de palabras y de símiles y de juegos y de recursos literarios... No. Esta entrada breve, si queréis completarla, debéis preguntarme. Debéis venir a mí y verme, y escucharme hablar de todas y cada una de las personas que conformaron esta semana de agosto en el penúltimo pueblo de la Tierra de la Reina. Debéis de conocerme y ver qué sentimientos alberga mi corazón para cada una de las personas que compartieron conmigo esos días entre calurosos y heladores. Porque este año no lo voy a olvidar, no voy a olvidar a los de siempre haciendo cosas de ahora, ni a los que conocí y que, creo, se están haciendo su propio hueco en mi corazón...

martes, 7 de agosto de 2012

Día 15 – Una canción que te describa.

Esto sí que es algo prácticamente imposible. No quiero decir que no haya ninguna canción que me describa, sino todo lo contrario: hay unas cuantas. Describir a una persona con solo una canción es bien difícil. Una persona atraviesa varios momentos a lo largo de su vida: subidón, éxtasis, bajón, melancolía, alegría, pasotismo, dolor... Hay muchas cosas que solo una canción no puede expresar.

Prácticamente todas las canciones de La Oreja de Van Gogh me pueden expresar, te pondría un momento diferente de mi vida en cada una de ellas sin dudar un instante, te pondría una cara a la que me recuerda, un lugar que me trae a la cabeza, una situación que hace que reviva... Hace poco escribí que mi biografía podría escribirse única y exclusivamente con canciones de este grupo donostiarra, y no mentía cuando lo decía. No sé si habrá mucha más gente que de verdad tenga a este grupo tan mimetizado con su corazón como yo, pero es que de verdad que La Oreja y mi vida son paralelas.

Hay varias canciones de Vega que también definirían varios momentos de mi estado de ánimo. Mucha vitalidad, ante todo, pero siempre un trasfondo de melancolía y algo de dolor que se convierte en autoestima. Nueva York, Como yo no hay dos, Mejor mañana, Lolita... Son algunas que se adaptarían bien a mi perfil.

Mika tiene un porrón de canciones que me definirían perfectísimamente, de sus tres álbumes (aunque del tercero y último yo solo conozco Elle me dit, y creo que en España aún no se ha dado a conocer más que este sencillo). Muchas canciones, Mika también es muy, muy vitalista, pero también saca su lado más tierno y, quizá triste, para mostrar su corazón más profundo. Mika es un artista que me gusta en particular porque la mayoría de sus canciones no hablan de amor, de enamoramiento, de dolor por una pérdida, de no poder respirar sin la otra persona... Hablan de muchos temas cotidianos, como la vida del Doctor John, o la del promiscuo y sinvergüenza Billy Brown; habla de un día de lluvia, habla de los adolescentes y los defiende, habla de un adiós amistoso, una muerte quizá... Es muy realista y muy cotidiano sin dejar de ser una música pop totalmente ácida y activa.

Más artistas se agolpan en mi cabeza: Zahara, Vinila y The Lucky, Mecano con sus letras perfectas y su música indescriptible, también Giovanni Allevi con su magnífico piano, o incluso alguna banda sonora de alguna película que me haya marcado, como la obra maestra de John Williams para la saga Harry Potter. Y, sin embargo, la canción que me describe viene a mi cabeza así, de repente. No podía ser otra, porque prácticamente se puede leer mi nombre en ella por todo lo que transmite: ganas de vivir, de dejar lo malo atrás, de romper con lo que no saca lo mejor de nosotros, de hacer oídos sordos a los insultos, de disfrutar día a día, de perseguir nuestros sueños. Una canción que suena a vida, a fiesta, a bailar, a divertirse, a juventud. Es una canción de Glee, quizá una de mis series favoritas (no tanto por su calidad de argumento o de detalles de la construcción de todo el entresijo de ella misma, sino por los valores que ensalza y por la lucha que persigue) y que más me ha marcado. Y no es una canción de otro artista que los chicos del Glee Club versionen, que es lo que hacen habitualmente, sino una canción original de Glee Cast. Una canción creada para la serie y que define a la perfección el sentimiento que persigue crear en la gente. La canción es Loser like me, y solo hace falta escucharla para ver que Johann está ahí implícitamente.

Ya he dicho antes de qué trata este tema, así que no seré pesado y no lo repetiré. Solo quiero que, entendiendo qué nos dice la letra y a qué nos invita, os imaginéis encima de un escenario gritándole al mundo con una perfecta coreografía de esta canción, con amigos haciendo un teatro que encandile, gritándole al mundo quién sois en realidad. Que parte del público se marche echando pestes sobre vosotros, pero que la mayoría del público se quede para admiraros, para chillarte diciéndote que eres genial, para sentirte arropado. Para ver que, pese a que el mundo no sea un lugar acogedor, siempre se encuentra el sitio que rechaza la hostilidad. Para que la esperanza asome tras la puerta del salón. Escuchadla e imaginaos con una camiseta que tenga impreso en ella lo que sentís para que el mundo lo lea... Quizá no os diga mucho esta interpretación de la canción, pero eso es lo que me imagino yo cada vez que la guitarra eléctrica empieza a expedir las primeras notas de sus cuerdas para dejar que Loser like me suene vital y enérgicamente y sacuda mi corazón con aire fresco.


jueves, 2 de agosto de 2012

Día 14 – Una canción que nadie espera que te guste.

Y, ya en el mes de agosto (frío en el rostro, como dice nuestro refranero español), Johann se enfrenta al Día 14. Y si lo del Día 13 del placer prohibido ya era difícil, ahora me encuentro con que debo elegir una canción que nadie espera que me guste. Por si fuera poco no solo tengo que bucear en mi mente y mi fonoteca, sino también en la mente de los demás y las canciones que supuestamente piensan que me gustan y que no me gustan y, de ese segundo grupo de canciones, elegir una para que sorprenda a la gente cuando la vean en mi Día 14 (que igual este día del Proyecto no recibe visitas y yo aquí con esta comezón, pero bueno yo lo hago por satisfacer mi afán humano de conseguir cosas, hale).

Comienzo pues con un repaso en líneas generales por los estilos de la música...

El pop, el pop es un estilo que siempre me ha gustado y que se adecua bastante bien a mi personalidad. La Oreja de Van Gogh es pop, Mika es pop, Fredrika Stahl es jazz-pop (aunque su último álbum Sweep me away se acerca mucho, según mi visión, a la música alternativa), Mecano es el grupo pop español por excelencia... Así que no, el pop es algo que no puede entrar en este Día 14.

El rock... Realmente el rock sí que no me gusta nada, y es algo que la gente no se espera que ponga. Sí que hay algunas canciones que me gustan y que me resulta placentero escuchar en algunos momentos, pero las tengo tan oxidadas que, prácticamente, solo sé tararear algún fragmento de ellas y no me acuerdo casi ni de su título ni de su autor. Podría ponerme a investigar qué canciones son, pero como el rock no es mi estilo en absoluto, la gente se pensará que en mi Día 14 pondré algún éxito del rock, y tampoco quiero que mi Día 14 sea algo que pueda predecirse.

Tras el pop y el rock, que son los dos grandes estilos de la música, pocos quedan ya por explorar. Está el indie, cuyas canciones encuentro mucho más agradables que las de rock y que no sé si la gente esperará o no que me gusten. De indie (yo prefiero llamarlo música alternativa, vete tú a saber por qué) me gustan cosas de Vetusta Morla, del último álbum de Zahara (que yo lo considero alternativo y no pop como los anteriores), del último álbum de Vega (que es muy raro para lo que nos tiene acostumbrados a oír la artista cordobesa)... Pero quizá los más acérrimos seguidores del indie no consideran estas dos últimas aportaciones como música propiamente alternativa. El indie tampoco es que me convenza para poner en mi Día 14.

Y, bueno, por si cabía alguna duda, si he dicho que el rock no me gusta, obviamente excluyo al heavy. Son músicas que, por sus ritmos muy marcados y demasiado percusivos para mi gusto, no me transmiten buenas vibraciones. Ahora, que jamás diré que el heavy es ruido, Dios me libre. Simplemente creo que hay muchos tipos de música para satisfacer a millones de personas que vivimos en este planeta, y el heavy a mí no me llega pero nada. A la gente que le guste, perfecto; a mí no me gusta. Fin.

Por eso y porque tampoco creo que la gente se espera que piense que ellos creen que la canción que definitivamente voy a dejar hoy aquí no me guste, voy a elegir el rocanrol (rock and roll en su original voz inglesa). Es un género que sí me gusta, no es precisamente el que me pasaría escuchando toda una tarde, pero sí que me gusta y bastante. Y no, tampoco voy a elegir al Rey del rocanrol ni a clásicos de los años 50. Me voy a decantar por un grupo español que decidió formarse para cantar canciones de este estilo de música, ellos son Vinila von Bismark and The Lucky Dados. Su álbum The secret carnival es un álbum que realmente me despierta el esqueleto y con el que me dan ganas de aprender a bailar ese baile tan difícil que es el rocanrol. Hay varias canciones que elegiría de ese álbum, y particularmente hay dos con las que me quedaría: Oh baby y Where's my sugar?... Pero creo que voy a conceder el honor de protagonizar mi Día 14 al tema Where's my sugar? que lo descubrí ya hace unos dos años y que me encantó nada más lo escuché. No sé si hay alguien que espere que me guste esta canción, pero si lo hay da lo mismo. No es el estilo de música al que tengo acostumbrado a la gente y a mí no solo me gusta, me encanta este temazo. Es vital y totalmente benefactor para todo aquel que quiera escucharlo.


martes, 31 de julio de 2012

Día 13 – Una canción que sea un placer prohibido.

No encuentro últimamente razones mejores para actualizar que el Proyecto, así que (y aunque he querido que mi Día 13 fuese mucho antes) una semana después de mi Día 12 vuelvo a pensar en mi música. Y, que me aspen, los días que se acercan del Proyecto no son nada fáciles. Hoy, sin ir más lejos, un placer prohibido... Placer, tengo muchas canciones que me resultan placenteras pero ¿prohibido?... Realmente ¿qué se quiere decir con prohibido?... Puesto que no tengo al creador o creadora del Proyecto a mi lado en estos momentos, y dudo que pueda comunicarme con él o ella en un espacio de tiempo razonable, me tomaré la justicia por mi mano. Un placer prohibido...

Creo que ya la tengo. Como siempre me pasa, en mi cabeza se han mezclado varias posibilidades, muchas de La Oreja de Van Gogh, alguna que otra de Zahara o Fredrika Stahl... Pero finalmente he decidido decantarme por una auténtica obra de arte de un genio italiano del piano, ese instrumento que llevo en el corazón y que tan difícil me resulta dado a que mis dotes interpretativas en el instrumento de blanco y negro, considero, no son adecuadas ni de lejos. La "canción" (mejor dicho obra) es de Giovanni Allevi, cuyo álbum Alien adquirí en Siracusa, mágica ciudad siciliana, en mi reciente viaje en este mes que hoy acaba. Por si fuera poco Giovanni y Johann son el mismo nombre en diferentes idiomas, así que somos tocayos. La música elegida en cuestión es Go with the flow de su álbum No concept. Recomiendo todas las obras de este verdadero artista, pero esta en especial. Para mí, es un placer prohibido porque estas notas de piano me hacen recordar cualquier momento de mi vida pasada, y lo recuerdo siempre con una nostalgia de esas que hasta pueden hacerte llorar con una sonrisa en la boca. Miles de personas, miles de vivencias, miles de risas y de diversiones que parecían no tener fin y que lo tuvieron. Muchas cosas efímeras me vienen a la cabeza con Go with the flow. Os invito a que la escuchéis y penséis en cosas que os hayan hecho muy felices y que sepáis que van a terminar, cosas que disfrutasteis un montón con personas que queréis mucho y que ya no podéis volver a revivir, porque eso es "ir con la corriente", "go with the flow"...: no dejar nunca de vivir, de caminar en esta sucesión de circunstancias que es la vida, pero pudiendo mirar atrás de vez en cuando y sonreír con morriña al recordar el tiempo que ya no volverá.


martes, 24 de julio de 2012

Día 12 – Una canción de un grupo que odies.

Tantos días de barbecho en este tema que ya casi ni me acuerdo de cuántos. Estamos ya a veintitrés de julio y, aunque me pese, en nada va a volver a empezar la vorágine de los estudios. Por eso, ya vuelto de Italia, he decidido que ya es hora de retomar el Proyecto porque pretendo terminarlo antes de empezar el temido 2.º de Bachillerato.

No me gustan especialmente los días en los que el Proyecto me pide que desmerezca a un solista o a una agrupación, pero como veis, no me deja otra alternativa. Mi anterior desmerecimiento así en mayúsculas fue para Rebecca Black y su My moment (a la que sigo aborreciendo) y ahora me gustaría mucho poder aplastar con duras (y muchas verdaderas) palabras la totalmente asquerosa canción de Boyfriend de Justin Bieber. Por Dios, ¿alguien le puede decir a ese chico que porque se crea tres años más mayor, porque conduzca un coche vestido de canipijo y porque ruede sus videoclips en New York City con la luz anaranjada del atardecer que tan orgásmica queda en un edificio de la Gran Manzana, no va a ser guay ni a cantar algo que siga sin pitarnos los oídos? Seguro que hay bastantes personas que se lo han dicho, pero seguro que él solo ha entendido: <<Te amo Justin>>. Pobre chico, tampoco le podemos pedir mucho cuando no sabe ni si Alemania es un país, un supermercado o una marca de dentífrico. Y siempre he dicho que porque un cantante haga música que no me gusta no hay por qué desmerecerlo y meterse con él, pero he de reconocer que Bieber me saca de mis casillas.

Bueno, tras mucho pensar (porque, que digamos, los grupos suelen estar bastante mejor que los solistas en muchos casos, quizá por que nadie en su sano juicio quiera formar una agrupación con Black o Bieber) he elegido un grupo español que tuvo un hit nacional en el verano (no sé si traspasó o no fronteras, la verdad) pero que luego se fue deteriorando muchísimo. Sinceramente, el primer hit tampoco era nada bueno, pero se puso de moda y todo el mundo sabía cantar su estribillo sin sentido (cuyos acordes fueron sacados de una ópera). Nos representaron en el festival de Eurovisión de 2006, y claro, España quedó 4.ª por la cola. Este fantástico grupo del país se llama Las Ketchup. Sí, no denostaré su famoso Aserejé porque he de reconocer que yo mismo lo bailé en las fiestas de mi colegio en la categoría de play-back con unos cuantos amigos. No recuerdo si ganamos o no algún premiecillo, pero bueno. La canción que denostaré es, precisamente, esa que abanderó a España en el festival eurovisivo de 2006 que se celebró en Atenas... Y esa canción es Un blodymary. El vídeo que voy a poner es, más concretamente, cómo cantaron en directo en Eurovisión las cuatro (antes tres) componentes del grupo. Y no voy a apuntar por qué no me gusta la canción, tan solo dadle al 'play' y juzgad vosotros mismos.


viernes, 20 de julio de 2012

Ciao, Italia!

Bueno, pues ya está. Finito. El viaje a Sicilia ha tocado a su fin. Estoy ahora en Palermo, una de las ciudades en las que me he sentido más inseguro de toda mi vida. Por el día, es una ciudad como otra cualquiera, muy desordenada, mucho tráfico y mucha gente eso sí, pero bueno, tampoco algo muy anormal. Cuando la noche se cierne sobre la antigua e histórica capital de la isla, cambia radicalmente. Por las calles el ambiente se puede cortar con un cuchillo. Caminas por la calle y cruzas miradas con los viandantes, miradas de miedo e inseguridad en las que no sabes a quién estas mirando a los ojos, quizá a uno de los mafiosos más imponentes de Italia. Lo cierto es que sí da miedo, aunque tampoco quiero emparanoiarme con historietas de no dormir.

Verdaderamente, Sicilia me ha gustado. Me ha gustado mucho. Pero, si me tengo que quedar con algo... Probablemente me quedase con Siracusa, la ciudad natal del inteligentísimo archiconocido científico Arquímedes. Tampoco renunciaría ni a Noto ni a Ragusa, dos ciudades que realmente me han prendado, pero Siracusa tiene otra atmósfera diferente. El Barroco siciliano es uno de los más bonitos (aunque, cómo no, recargados) y la gente, en general, es muy mediterránea: vividora, amable, muy atractiva y sonriente. He visto paisajes que me han impresionado, he vivido momentos que ya no voy a olvidar y, por qué no, he aprendido a chapurrear mínimamente el italiano... Sicilia es una isla que ha pertenecido durante muchos años a los españoles, primero con el Reino de Aragón y luego con el Imperio Español, y aunque no valoren especialmente la cultura española (por no decir que hasta la desprecian un poquito), sí que se hacen notar algunos rasgos de nuestros casi 500 años aquí en estatuas de algunos reyes, algunas inscripciones españolas, nombres de calles en perfecto castellano o movimientos artísticos que solo afectaron al dominio hispano. La gastronomía es exquisita, por supuesto. Estando en Italia, difícil es comer mal. Pasta y pizza para todos; miles de variedades de espaguetis y macarrones, y otras tantas de pizzas... Aunque, en este viaje, yo me he decantado por los primeros en sus distintas formas.

En definitiva, me he prometido volver a Sicilia... pero en invierno u otoño, eso sí (el calor que he pasado ha sido instructor). Sicilia es una tierra bastante mágica, aunque no puedas despegar el ojo de ti mismo en ningún momento. Sicilia reúne muchas culturas en ella, reúne no pocos paisajes y un acervo cultural y artístico abrumador. Recomiendo Sicilia. Aunque, personalmente, en mi próximo viaje evitaré Catania (al menos visitaré solo las dos plazas bonitas que tiene, y me iré poniendo pies en polvorosa), la horrible ciudad de Agrigento (aunque no evitaré el majestuoso Valle de los Templos que se extiende en la colina que está frente a esta) y me tendré que pensar cuántas noches exactamente paso en Palermo. El sur es precioso, el norte también (Cefalù, ciudad cuyo nombre podría ser perfectamente el de un simpático dibujo animado de un cefalópodo creado por el afamado Walter Disney, es la perla del norte siciliano en mi opinión), y he probado la experiencia de bañarme en el mar Jónico (cuyas olas azotan el este de la isla) que es una delicia.

Pues bueno, ya es hora de meterse en la cama a dormir tranquilamente para pegarse el madrugón mañana que me llevará volando hasta Madrid, donde entenderé al 100% todas los anuncios, las informaciones y un largo etcétera; que me llevará de vuelta a mi hogareña España. Volveré a Sicilia, no sé ni cuándo ni con quién, pero volveré; estoy seguro.


miércoles, 18 de julio de 2012

La droga de la insensatez.

Sigo aquí, entre colinas y valles de Sicilia. Y, también, no puedo quitarme de la cabeza lo que ocurrió con la gran nave espacial que ya relaté aquí anteriormente, y no sé si quiera qué hace ella porque, pese a que aterrizó en Agrigento, se fue rápidamente de vuelta y no ha vuelto a dar señales de vida. En fin, supongo que cuando empiezas a arreglarte un poco, hay algo que te machaca más. Pero no quiero hablar de eso.

Hoy he hecho algo que, realmente, me ha gustado hacer. Me he regido por la máxima "si no haces algo, te arrepentirás toda tu vida" o "no pierdes nada", y cosas del estilo. No sé si sería ético poner exactamente lo que he hecho aquí, en P-êM, algo que siempre trato de hacer mágico en la medida de lo posible, por eso prefiero omitirlo y ahorrarme meteduras de pata. Pero es algo que me ha hecho tener la adrenalina a flor de piel, algo que me hizo montarme una paja mental impresionante para no llevarme a ningún lado, como siempre..., algo que pese a su casi invalidez, me gustó hacer, y gracias a lo que me sentí un poco más vivo. Soñé cosas bonitas con ello y me gustaron, pero eran demasiado bonitas como para poder llegar a ser realidad (al menos llegar a ser realidad para mí, Johann, un ser totalmente amargo en cuanto a los temas con los que, en mayor o menor medida, tenía que ver este asunto que me he traído entre manos). Y aunque la vida está llena de triunfadores, gente que ha tenido catorce mil personas a sus pies, que ha hecho prácticamente de todo a cierta edad y que es, a todas luces, mucho más experta que yo; hoy me he sentido un poquitito el centro de una vida más que la mía propia. Y, por supuesto, no ha sido así ni de lejos, pero ahí se queda lo sentido, guardadito dentro de mí; aunque también se queda la certeza de saber que lo sentido no se asimila a lo real.

Y hay gente que se empeña en decir que lo hace casi todo bien. Y hay gente que se empeña en decir que no se dan cuenta cuando lo hacen mal. Y hay gente que se empeña en no reconocer los errores que llevan a un punto determinado. Bien. Yo hoy reconozco que he hecho algo insensato, irracional y pasionario. Puede que haya sido un error, tampoco sabré nunca si ha sido un acierto. Pero me ha gustado la experiencia; supongo que eso es lo que cuenta.

martes, 17 de julio de 2012

Está de moda ser fuerte, decir que estás destrozado por dentro y que, pese a ello, siempre le das una sonrisa al mundo.

Un dinosaurio me recomendó venir a Italia para olvidarme de todo, para dejar en barbecho mi mente durante un buen espacio de tiempo y poder realmente relajarme de todo lo vivido durante el curso. Y aquí estoy, en una villa preciosa en el medio del campo siciliano, disfrutando de la belleza inconmensurable de esta joya del Mediterráneo. Varias ciudades he visitado, me he prometido volver a unas cuantas e incluso me he planteado con quién hacer el próximo viaje a ellas. Ciudades y lugares que me han cautivado totalmente como Siracusa, Noto y Ragusa. Urbes con un encanto más que especial, que me han hechizado como me hechizó Asís, allá por 2008, cuando vine por primera vez al país ítalo.

Y, siguiendo la recomendación del dinosaurio, me estaba olvidando de todo, menos de él, de unas frutas perdidas por la huerta y un par de amigos más. Y cuando estaba todo en calma dentro de mí, así, como de la nada, aterrizó en Agrigento (ciudad realmente horrible, solo se salva el Valle de los Templos, que es una exquisitez para la vista, y que está muy a las afueras) una nave espacial gigantesca, que me cegó totalmente con su luz. Venía de algo más lejos que el espacio universal sideral conocido y traía mensajes, palabras y montones de letras que, aparentemente, no significaban nada. Sin esfuerzo apenas, se fueron ordenando poco a poco hasta formar pedazos de información totalmente claros y directos, que venían hacia mí. Y, si varias veces afirmé que al mundo actual no lo entiendo, ahora se me cayó todo por su propio peso. Digamos que, había enriquecido esa misma nave espacial con millones de alhajas procedentes de los rincones más inhóspitos de la Tierra, había intentado hacer de ella algo parecido a un hogar cálido en el que siempre poder refugiarme, pero pese a ello, la nave espacial nunca había querido albergarme en su seno por más de unos pocos minutos. Tuve mis problemas con ella, hasta que decidí dejar de alimentarla de carburante y combustible como siempre hacía para, al menos, ahorrarme disgustos cada vez que no me dejaba traspasar sus compuertas para cobijarme bajo su techo. Curiosamente, la nave se comportó de maneras totalmente extrañas y casi opuestas, dejándome sin un hálito de entendimiento, hasta que me di cuenta de que me había mareado tanto y me había llevado tantos chascos sin razón alguna, que ya me daba igual que no quisiera tenerme. Había encontrado otras naves diferentes e incluso más ricas y más grandes que sí querían guardarme y yo, tan obsesionado por intentar ganarme la gran nave, las había ignorado sin querer. Decidí entonces preocuparme un poquito más por esas naves espaciales que me ofrecían mundos distintos y no menos acogedores en su interior. Pero, así, de pronto, la gran nave volvió, como os dije, aterrizó a unos kilómetros de Agrigento, en Sicilia, para recriminarme que la había abandonado y que ella estaba siempre dispuesta, que si había hecho algo mal lo había hecho sin querer, y que ella tenía razón porque era muy experta en esos temas, y porque bla bla bla bla... Me quedé tan desesperanzado que no supe ni siquiera qué hacer. Respiré hondo y traté de olvidarme otra vez de todo..., una vez, y otra vez, y una más... Pero no logré hacerlo, todo seguía dándome vueltas en mi cabeza, como un gran torbellino del espacio tiempo que no paraba de remover en mi cabeza lo sucedido con la gran nave espacial. Y claro, son naves espaciales, tampoco pueden hablar como yo estoy relatando, pero yo sí que puedo ver lo que quieren decirme...

Y, estoy más perdido que una aguja en un pajar. No sé qué hacer. No sé por qué el mundo se empeña en darme la espalda una y otra vez, y porque yo le enseñe el culo también, no es posible que dé una a derechas. Pero bueno, será que es mi karma, mi destino, o mi carta de astrolabio personificada, yo qué sé. Y ahora está de moda eso de pasarlo mal en casa y luego mostrar una sonrisa al mundo, de ser un desgraciado y tener los mil males y ser muy positivo y quejarse solo en estados de Tuenti, o en tuits en Twitter, diciendo cosas que conmueven el alma. Pero yo ya me cansé, y no voy a negar que quizá seguí la moda pensando que me venía como anillo al dedo, que lo pasé mal en la época de querer conseguir esa gran nave espacial... Pero ahora no necesito decir que no estoy bien, pero tampoco estoy mal. Solo estoy tremendamente desorientado, ciego y sin lazarillo. No sé si estoy caminando hacia un precipicio infinito o hacia el palacio más bello que jamás se construyó.

viernes, 13 de julio de 2012

Hoy no me puedo levantar.

El día 5 de junio fui a ver el fantástico y asombroso musical Hoy no me puedo levantar. Y he tardado tanto en escribir este testimonio en P-êM porque he estado disfrutando cada segundo con sus recuerdos después de haberlo visto. Qué genialidad, qué perfección, qué grandísima obra de arte. Todo es perfecto en Hoy no me puedo levantar. La historia, los sentimientos, los personajes. Risas, lágrimas, canciones, saltos, gritos, hay espacio para todas las emociones que te puedas imaginar en este musical.

Madrid, 1981, Mario y Colate salen de su pueblo a Madrid, en busca de una vida diferente. Franco ha muerto hace poco más de cinco años y España respira libertad. Madrid, como centro, empieza a gestar un movimiento cultural y social que permanecerá escrito para siempre en la Historia: la Movida, la Movida Madrileña. La Movida que tantas cosas hizo y tan diferentes. Los años 80, que fueron los más representativos. Mario y Colate consiguen trabajo en el bar 33, conocen a Anselmo, a María, a Panchi, a Guillermo. Hoy no me puedo levantar es un fiel reflejo de la sociedad ochentera, los 80 en carne viva: artistas que dejan su grupo de toda la vida por fama y dinero, gais que empiezan a atreverse a vivir el amor como lo sienten, travestis que salen a la calle vestidos como realmente les gusta, chicos despistados que caen irremediablemente en las drogas para acabar contrayendo enfermedades incurables... La música, el amor, Madrid..., envuelven todo bajo su perspectiva y su escenario. Y todo se hila gracias a las canciones del grupo español más exitoso de todos los tiempos, un grupo que marcó el pop español y que resumió toda la Movida Madrileña en sus canciones: Mecano. Ana Torroja y los hermanos José y Nacho Cano dibujaron con su música toda una era, su música exacta, sensual, certera, reivindicativa, suave, extraña y, sobre todo, bonita. Mecano, para mí, tiene un gusto excelente al conjuntar letra y acordes de un modo inteligente que solo ellos saben hacer, para que Ana termine de darle ese toque con su voz más que particular. Hoy no me puedo levantar se concibe para homenajear a este mitiquísimo grupo español de los 80. Canciones como la propia Hoy no me puedo levantar que da nombre al muscial, Cruz de navajas, Aire, Mujer contra mujer, Vivimos siempre juntos, Un año más, El 7 de septiembre..., que hicieron de Mecano el éxito en mayúsculas no pudieron faltar en esta perfecta obra musical que, gracias a estos temas, se acerca al público y nos mima con los acordes y las letras tan sentidos.

Y es que Hoy no me puedo levantar nos enseña mucho. Aparte de todo el bagage cómico que lo acompaña, tiene un fondo realmente instructor. Es capaz de llegar al último recodo de tu corazón para estremecerlo de un batacazo, para enseñarte cosas que ya sabías y cosas que realmente es importante tener en mente. Te enseña a nunca abandonar a los tuyos, aunque haya personas y oportunidades que parezcan más golosas, porque cuando te des cuenta de que los abandonaste, te verás vacío. Te enseña que los amigos de verdad siempre estarán ahí, aunque les hayas hecho daño, aunque les hayas abandonado, aunque te hayan perdido. Te enseña que no hay por qué esconderse, que aquellos que te quieren de verdad serán capaces de cambiar por ti y de verte tal y como eres. Te enseña que hay que mantenerse firme en ciertos casos, seguro de sí mismo, que Madrid es un cúmulo de oportunidades pero también de infortunio, que hay que andar con pies de plomo para no caer al precipicio. Te enseña a perseguir tus sueños, cueste lo que cueste, con constancia y con tesón, creyendo en ti mismo, aunque tengas obstáculos... Creo que todos deberíamos verlo, porque a muchos estoy seguro de que les abrirá los ojos. No creo que Hoy no me puedo levantar deje a alguien indiferente, porque realmente es un musical demasiado impresionante, abrumador, bonito, espectacular, especial... BRAVO.

Vedlo, por vosotros, por los que están a vuestro alrededor... Pero sobre todo por vuestro corazón: para darle un deleite y para que le permitáis que grite lo que de verdad siente por un momento.




domingo, 24 de junio de 2012

San Juan..., sin Juan.

Algo que no entiendo y que escapa a mi comprensión. Espero dejar de lamentarme por casi todo, pero es realmente lo que me inspira estos últimos días. Hoy es San Juan; ayer fue la Noche de San Juan. Fiestas en León y mi santo (Johann es Juan). Ya sabía lo que me esperaba, como todos los años no cambió el panorama en absoluto. Solo que no me sentí ni siquiera como en una fiesta normal. Estaba, de nuevo, desplazado. Todo el mundo tenía su sitio, si no era emborrachándose como una cuba, era morreándose con el primero que pasaba; y si no eran las dos cosas a la vez, estaba hablando, haciéndose el seductor, encontrándose con amigos que hacía tiempo que no veía. Esto último sí que puede ajustarse a mí, porque me encontré con M. (Ah, Money, we all know we love it),y demás tropa, lo que me hizo verdaderamente muchísima ilusión. Pero no. No hubo San Juan para mí. El día grande de las fiestas de la ciudad de León, dedicado al primo de Jesucristo, San Juan Bautista, tuvo a uno de sus tocayos bien lejos.

Todos se lo pasaron de perlas, y yo hubo un momento en el que adiviné esa diversión, al principio de la noche (que tampoco estuvo carente de sus peripecias). Todos disfrutaron de mi santo. Yo no. Yo me llamo Johann, Juan. Y es una evidencia más de que me trajeron a un mundo equivocado.

jueves, 21 de junio de 2012

Puerta al verano.

Vuelve a empezar el verano, como cada año, como cada fin de curso. Vuelve a empezar y, este verano, tengo la sensación de que las mismas vacaciones son una rutina de la que tampoco es fácil salir. No hay clases y siempre harás lo mismo. Pasará un verano igual y parecido. Sin nada especial que recordar, al menos no más especial que lo que pasó el resto de los veranos. Las expectativas que tenemos del verano, de pasárnoslo bien con cierta gente, no siempre se cumplen; es más, casi nunca lo hacen.

Pero este verano va a ser especial. Porque este verano es el último verano que vamos a pasar con todos cerca. Porque este es el último verano antes de empezar a adentrarnos en la vida prelaboral. La universidad apenas está a 365 días ya. Y con la universidad, las separaciones inevitables e inminentes de las que ya he hablado por aquí. Y, aunque sea el último verano así, no aprovecharé el tiempo con la gente a la que no quiero olvidar como lo creeré oportuno, y la gente a la que especialmente quiero no se lo pasará bien conmigo, y tantas cosas que no me apetece reflexionar aquí, porque ya llevo unos cuantos post en P-êM algo pesimistas...

Miremos el lado bueno, el de las pequeñas cosas que solo ocurren en verano. Levantarte por la mañana, a la hora que te diga el cuerpo. Levantarte y verte solo en casa, solo con tu gato que se pondrá mimoso cuando te sientes en el sillón. Desayunar lentamente y sin prisa. Ponerte a inventar mundos paralelos en la soledad y el silencio de tu casa. Ver el Sol que entra por la ventana y su luz y su calor imparables. Salir por la tarde a hacer cualquier cosa, escuchar música que te recuerde tantas cosas. Ver fuegos artificiales entre silencio y ruido. Ir al campo por la noche y ver las estrellas. Ir al cine de vez en cuando, ver alguna película que realmente te apetezca ver. Pasar noches con amigos, charlando en la cama o en vela... Supongo que eso son cosas que solo podemos hacer en verano, un verano rutinario, pero un verano al fin y al cabo.

Y, aunque quizá no tenga mucho que ver con esto, me estoy dando cuenta de que puede que esté empezando a madurar. Sé que ya no me afecta tanto que aburra a ciertas personas, o que no las importe, o que no se preocupen por mí como podrían hacerlo de mirar lo que yo he hecho. Es madurez el ser egoísta sin ser ególatra. Una maduración indeseable, pero son ciertas personas las que me han obligado a madurar así para no morir en el intento.

Ahora vayamos al armario y desempolvemos las gafas de sol, desdoblemos los pantalones cortos y salgamos a que nos bañe la luz del Sol.

martes, 5 de junio de 2012

Mi grito sin destinatario.

No me gusta mi vida--dijo, pausadamente--. Mi vida, esas circunstancias conexas que hacen sentir que estoy perdiendo el tiempo a cada minuto que pasa. He tenido suerte en muchas cosas, muchas. Pero la vida no me trata como al resto, soy diferente. Pero soy diferente en el mal sentido--se paró. Luego reanudó su plática--. Miro a mi alrededor y no hago más que ver caras felices, amigos que tienen alguien en quien reside todo su sentido de vivir, una persona que puede darles todas las cosas que completan a un ser humano, desde la parte más animal a la más racional. Gente cuyas experiencias abaten las mías, cuyos besos dados sextuplican a los míos, cuyos amores correspondidos son mayores que cero, cuyas almas están hechas para la sociedad en que vivimos.
>>Se suponía que yo era capaz y, más o menos, brillante en algunas cosas--apuntó, con aire de nostalgia--. Pero esas cosas se han encargado de caerse por su propio peso, apenas hace unos días. Ni arte ni ciencia son para mí, tampoco el amor o el pensamiento, ni siquiera el plasmar esto que se me pasa por la cabeza con palabras es algo que sepa hacer bien. ¿Quién me dice que no estoy en el lugar equivocado? ¿Quién me dice que yo debí ser enviado a otro mundo, a otra Tierra en un sistema planetario tan alejado de nosotros que su modo de vida aquí se haría escandaloso? ¿Quién me asegura que la vida que aquí me espera es la que merezco por ser alguien extranjero?... No niego que esta vida me ha premiado con padres atentos, amigos que me quieren y logros satisfactorios. Pero cuando nadie te hace caso porque viven felices su vida, o porque están obcecados en su desgracia, cuando la tuya no tiene parangón a su lado, te hace sentirte fuera de sitio. Ya no cuando pasa espontáneamente, sino cuando has dado un grito de ayuda, de clamo y de atención y se ha quedado consumido por un tejido absorbente que cubre los corazones de esas personas que un día te prometieron atención.
>>Mi vida es inconclusa--añadió ya sin esperanza--. Me trató mal la vida. Pero lo que digo es hipócrita, puesto que hay gente que lo pasa infinitamente peor que lo paso yo, en este viaje en un mundo equivocado. Lo pasa peor, sí, pero encaja. Yo no digo que me sienta desafortunado por vivir la vida que vivo, al contrario, creo que, comparándome con el resto de la población mortal, tengo unas condiciones más que envidiables para desarrollar un estado de felicidad óptimo... pero no lo desarrollo, ni siquiera atisbo su comienzo en lontananza. Me siento desesperanzado como un ave que no ve tierra donde aterrizar, como un barco al que el faro, siempre dispuesto, ignora; como esa cría de dragón que salió del huevo y se encontró con su especie extinta por la falta de Magia en su mundo, por la falta de creer que alguien puede ser genuino tal y como es, por la falta de cariño, por la falta de atención, por la falta de altruismo que a mí mismo también me falta...
>>Pero qué más da--concluyó, con la voz en un susurro--, si estas palabras también caerán en saco roto. Nadie las leerá y, si alguien las lee, nadie se dará cuenta de qué quiero decir y de a quienes estoy llamando. Nadie entenderá mi porqué, y si alguien lo entendiere, me tacharían de quejica y maleducado, soberbio por no ver que mi vida es un camino de rosas, aunque yo discrepe totalmente. ¿Que para qué declamo esto? No sé, supongo que para que, aunque nadie hoy por hoy se preocupe por esta conjunción de letras estudiada, quizá en el futuro alguien descubra esto que aquí dejo y sea el primero que se compadezca de mí de algún u otro modo...

sábado, 26 de mayo de 2012

Sentimientos escritos sobre pentagramas...

Y aquí estoy. Frente a la pantalla. Haciendo a P-êM un poquito más grande. Aquí estoy. Como hace un año, cuando escribí 'PLETÓRICO'. Intentando describir con palabras algo tan indescriptible como el Concierto de Fin de Curso del Conservatorio, en el Auditorio Ciudad de León. Algo que solo se puede definir con sonidos y palabras entre bastidores y camerinos. Algo que nos llena a cada uno de los que tocamos, a cada uno de los que vamos allí a unir el sonido de nuestros instrumentos o de nuestras voces para formar parte de un todo. Bajo la atenta mirada del director, bajo la entusiasmada mirada del público y bajo la nerviosa mirada de amigos y profesores, salen despedidas millones de ondas sonoras, que cubren por entero todo el escenario del Auditorio, la platea, el anfiteatro y la tribuna posterior. Mientras, a los laterales del escenario, otros instrumentistas esperan nerviosos a salir a ese escenario que se ha vuelto mágico, tan mágico que, en cuanto sales, vives la música de tal forma que los nervios se evaporan. Solo disfrutas cada nota, cada sonido, disfrutas aunque no toques, escuchando esa banda, esa orquesta, ese coro del que tú formas parte. Que aunque no se te escuche a ti en particular, ahí estás, dando una base rítmica, haciendo un pequeño acorde juguetón y a contratiempo, partes pequeñas pero imprescindibles; imprescindibles como todos y cada uno de los músicos que allí tocan, de los cantantes que sueltan su tremendo chorro de voz o de los coristas que entonan a la vez sus voces. Y, aparte de eso, los ensayos, desde las cuatro de la tarde hasta las diez de la noche metidos en el Auditorio. Nuestra casa por un día cada año. Recorrer esos pasillos cuando no ha llegado nadie todavía, en silencio, pensando que en unas horas estarán llenos. Esos momentos en los camerinos. Esos momentos con amigos, amigos con los que me iría más lejos del fin del mundo, amigos como Lightyear, amigos como una buena sandía, amigos como the roughest toughest cowgirl in the whole West, amigos como mi oboísta preferida, amigos como nadie los tiene. Compartir con ellos el día. Que vayan a verte más amigos, amigos perfectos y amigos geniales; amigos como Trixie, como Potter, como un kiwi... Y vivir ese día. Un día que siempre supera sus expectativas. Un día que siempre ansío que llegue. Un día mágico, totalmente, uno de los más mágicos del año, sin duda. Un día que no me perdería por absolutamente nada del mundo, nada. Un día en el que te invade la nostalgia de los buenos recuerdos, los que desde pequeño has dedicado a este arte que es la música, tantos sacrificios, tanto esfuerzo invertido que, al fin, merece la pena. Entra por tus oídos y te reconforta, y vuelves a pensar que sí eres alguien en la Música...

Ahora quedan otros largos 365 días hasta que este día vuelva a repetirse, y es que la espera se hace larga. Aunque es cierto eso que dicen, que lo bueno se hace esperar. Yo quiero que este año pase como la centella, y que el tiempo se detenga en el Concierto de Fin de Curso del Conservatorio en el Auditorio Ciudad de León del 2013, que pase lento, y pueda saborearlo como el más exquisito de los caramelos. Porque el escenario, la música, los amigos y los aplausos causan en mí una sensación que solo se puede expresar sobre un pentagrama.

jueves, 17 de mayo de 2012

Tu valor es imaginario.

Cuando de repente todo se ha vuelto en tu contra. Sin darte cuenta. Un día normal, algo sucede y todo cambia. Lo que creías uno de tus sueños, el arte en el que poder disfrutar, todo aquello que creías estar haciendo bien, se desmorona. Con peso, cae todo de una vez, golpeándote como una pesada losa en la cabeza. Esas ganas de llorar que tienes que reprimir obligatoriamente porque no puedes llorar, no ahí, no así. Te dan por perdido. Te sustituyen. Te dicen que esperaban mucho más de ti. Te dicen que lo haces mal cuando creías que, al menos, lo hacías un poco bien. Te martillean. Te exigen. Te aprietan. Te amordazan. Te mienten. Te abofetean. Te señalan. Te dejan por imposible...

Momentos en los que no tienes rabia, solo ganas de llorar. Esas ganas de llorar que truncaste en ese momento inicial y que ahora, a pesar de que las ansías con toda tu alma, se resisten en volver para abrazarte y mecerte en tu propio llanto de no saber, de impotencia, de inmadurez, de delirio, de decepción contigo mismo. Y te planteas dejarlo todo, para siempre. Nunca fuiste una lumbrera, nunca fue donde destacaste, siempre te gustó y siempre lo admiraste; pero quizá deba limitarse a eso, admiración. Admiración por esas personas que son mejores que tú, capaces de compaginar su vida a la perfección. Despojo de todos los sonidos, naces tú. Te acostumbraste a la benevolencia cuando no era ese tu lugar. Por tonto, por ingenuo, por soñador y por creerte quien no eras, rodaste por el suelo hasta acabar en el lodo. Dejarlo todo. Todo. Apenas son dos horas las que disfrutas de todo el resto. Apenas dos de un total de muchísimas; las pasadas y las que aún por venir quedarán. Dos sonrisas, dos adelantes, dos que te aprecian. Nada hay en el resto. Solo vacío. Un vacío que deberías estar llenando y no lo haces...

No solo aquí, también en otros lugares, en otros corazones jamás entrarás por mucho que insistas. Mira a tu alrededor y pregúntatelo, ¿estás a gusto con tu vida? ¿Por qué todo es una cuesta hacia abajo de la que no ves la subida? La velocidad aumenta, en un movimiento acelerado que parece no tener final. Te dicen que lo dejes de lado, cuando los que te lo dicen son los primeros que se aferran a ello como a un clavo ardiendo, con sus brazos como tentáculos, asfixiándolo y regodeándose, pareciendo ensañarse en mostrarte que para ellos sí vale.

Y cada vez tienes más claro que tienes que huir de aquí. Huir. ¡Huye! ¡Huye en ese tren-bala que inicia un viaje que no tiene retorno! ¡Huye y llora por ello, llora por ellos! Todo se olvidará al final, no te preocupes. Valora, haz balance y descubre si el mal pesa más que el bien.

martes, 1 de mayo de 2012

El tesoro del viajero.

Cuando tu mundo se desmorona y piensas que te olvidaron. Cuando ves que a quien tanto quieres no puede quererte tanto. Cuando sientes que, quizá, no tengas aquello que tanto siempre has querido y anhelado. Cuando finjas un enfado que no existe. Cuando tengas miedo de perder aquello que te ata al mundo, eso gracias a lo que te levantas cada mañana...

--Mi mundo se desmoronó--dijo el viajero--allá donde reina la gran veleta. Se cayó por su propio peso y me vi en una vida sin sentido. Lloré y grité fuerte. Creí lejos a un amigo, el amigo por el que daría cualquier cosa. Pero no es de sabios dejar las cosas y el diálogo es una buena herramienta. La plática transcurrió y me di cuenta de que estaba en un error. Emocionados, nos abrazamos y reafirmamos nuestra muy buena amistad--el viajero se quedó pensando, luego añadió--: Es cierto que ciertos percances hicieron que desconfiara dos veces más, y que tensara la cuerda, puede que sin sentido. Lloré más y grité más. Y sequé mis ojos. Del lloro tan sincero que salía de mí, cada lágrima era una tonelada de amor. Lloré al conocer la verdad, fría como una lápida, de que no todo me sería confiado. Que estaba entregando más de lo que iba a recibir; pero me da igual, no puedo cambiar lo que siento. No es agradable ver que un amigo llora y su apoyo estuvo ahí, conocida la causa. Una mano conciliadora se posaba de vez en cuando en mí... Aprendí que nadie te pertenece, solo te pertenece la parte de esa persona que te quiere, solo te pertenecen sus sentimientos.

El viajero me enseñó que la amistad es demasiado valiosa. El viajero me enseñó que hay muchos amigos, pero pocos en los que puedes confiar, pocos que te quieren tal y como eres, pocos que guardan celosamente tus secretos, pocos que se preocupan por ti, pocos que te siguen haciendo caso pese a tu perseverancia, pocos que, definitivamente, realmente te quieren. El viajero me enseñó que hay que luchar por ellos, y no enfrentarte. El viajero me enseñó que hay que mimarlos, y hablar con ellos sobre las cosas que nos molestan. El viajero me enseñó que no se puede exigir a nadie su confianza en ciertos aspectos. El viajero me enseñó que hay que vivir con ellos y no dejarlos escapar. No alejarlos del lado de uno. Jamás. Porque, un amigo de verdad, por muchos que tengas en cualquier otra parte, es el mayor tesoro del mundo.

viernes, 13 de abril de 2012

El viaje sin retorno más allá del horizonte.

Huye, ¡huye! Corre y aíslate del mundo. Deja absolutamente todo lo que quisiste, porque de nada te servirá. Tú, condenado a no saber nunca qué es el amor, qué es la compasión, de nada te sirven las personas que viven felices su delirio. ¡Vete y no vuelvas! No me digas que nunca te diste cuenta, que todos estaban contentos y eran locuaces con su mitad, y tú eres entero. Tú no tienes complemento, no existe para ti. Tú eres el viajero que ha de viajar solo. Aquel que no dejará vástagos, muerto. Juega con tu vida, es para lo único que sirve tu vida, para jugar con ella. Sé digno si quieres y no juegues, tan solo márchate al último rincón de este planeta, o escapa de él si lo crees menos doloroso. Fíjate, todos son perfectos menos tú. ¿No te das cuenta? Naciste para vivir, pero te equivocaste en el camino. Quien quiere vivir una mentira, la vive. Pero tú no quieres vivirla, prefieres ir a ese lugar del que nadie vuelve, donde fue gente a la que conociste. Es mejor viajar sin retorno y vivir una despedida intensa que un frío cotidiano. Móntate en ese tren-bala cuyas vías se pierden en el horizonte, vías que nadie se ha atrevido a seguir. Súbete a ese vagón y mira el mundo que dejas atrás, llóralo si quieres, siéntete desafortunado de no ser uno de los que allí se quedan, asegurados a un final feliz. Pero, cuando seas uno de esos que atraviesa el horizonte, deberás mirar al frente y dejar esos lugares, esas personas y esas vivencias en el recuerdo. Solo para llorar cuando quieras hacerlo, porque nadie de los que dejaste atrás dará tanto como para ir a buscarte, porque jamás nadie dio nada por los que se montaron en ese tren y tú no vas a ser menos. Aprenderás a amar la soledad y la compañía ausente de tus compañeros de viaje, condenados a la unidad como tú... Hay gente del mundo que dejarás atrás que afirma haber visto en sueños o como ectoplasmas a quienes emprendieron ese viaje sin retorno, a los que vieron por última vez tras la ventana de ese tren-bala. Quizá es gente a la que tus compañeros amaron tanto que se empeñaban en recordar día a día, resistiéndose a unirse al cúmulo de personas que no tienen otra alternativa. Puede que tú también flaquees y decidas mostrarte a quien amaste y seguirás amando. Pero, seguramente, una lágrima irreal brotará de tus ojos cuando descubras que, como ya te has ido, la persona a la que has decidido regalar la imagen de tu rostro se ha encargado de olvidarte y estará de la mano de otro que, a diferencia de ti, sí tiene complementariedad. Es mejor que compres ya tu billete. El precio: renunciar a todo y aceptar tu condición.

miércoles, 4 de abril de 2012

Imposible evitar...

No puedo evitar sentirme mal cuando tú te sientes mal. No puedo evitar que la sonrisa más sincera del mundo conquiste mi cara cuando te acuerdas de mí, aunque sea después de haberte acordado miles de veces de los demás. No puedo evitar que me sepa a poco y que todo me parezca forzado. No puedo evitar cerrar los ojos y pensar en todo. No puedo evitar quererte pase lo que pase, hagas lo que hagas, diga lo que diga. No puedo evitar. Perdóname, no puedo.

Igual que no puedo evitar sentirme desplazado, siempre. No encajo ni en un lado ni en el otro, estoy en el límite y siempre ha sido así. En el medio entre unas y otras personas, sin poder nunca rellenar un hueco ahí. Condenado siempre a las medias tintas, condenado siempre a ser de color gris, condenado a no poder ser alguien claro, todo por ser así. No puedo evitar sentir que todo lo que haga no es suficiente para ti, para todos. No puedo evitar sentirme un poco culpable. No puedo evitar pensar que, si yo fuera diferente, todo sería mejor; para mí y para ti.

Supongo que no puedo evitar desear ser un poco distinto. Para que tuvieras los mismos detalles, para que él me hiciera caso y ella me sonriera. Para que todos supieran que tengo mi lugar...

jueves, 29 de marzo de 2012

Dime que me vaya y yo me iré.

Magnolia, ¿por qué, magnolia? ¿Por qué no me dejas acariciar tus pétalos? Magnolia, ¿por qué? ¿Qué hice yo para que te cerraras a mis caricias de siempre? Magnolia, mestranzo, margarita... ¿Por qué? Antes mis dedos os surcaban cada día, encontrando en ellos el motivo de ponerse en pie y de avanzar y de sentir y de reír y de querer. Antes tus pétalos me sonreían, me abrazaban también, me decían que no querían que les dejara nunca. Nos conocimos poco apoco, magnolia, mestranzo, margarita... Nos conocimos en el campo, bajo el cielo y la música de miles de pájaros negros y blancos. Sobre el césped verde oscuro y verde claro nos hicimos más que amigos y nos quisimos por igual. Todo era azul, todo era rosa; todo naranja, todo beis. Todo perfecto para mis ojos, para mis dedos y mi corazón. Al abrir mis ojos al nuevo Sol jamás pensaba en otra cosa, nunca imaginé vida sin ti, continuamente en tus pétalos soñaba, con tus tallos y tus hojas, con tu piel. Magnolia, mestranzo, margarita... ¿Por qué te alejas hoy de mí? De pronto un día el cielo se tornó gris y el césped se agostó. No me di cuenta de eso, porque ahí seguíais tú y tu amor. Pero te fuiste quebrando, tus pétalos a mí se fueron cerrando. Magnolia, mestranzo, margarita... ¿Por qué ya no me quieres? ¿Qué hice yo? ¿Qué? Ateclándote, cuidándote y regándote con gotas de mis lágrimas más sinceras. He pasado mi vida amándote como único objetivo de mi tiempo, intentando hacerte un mundo mejor. Quizá te hayas cansado de mí y de mi insistente compañía. Quizá no quieras saber nada más de mí. Me duele ver como te abres ante otros, y les besas con tus pétalos de abril. Me duele ver que con ellos te haces bella, y te marchitas cuando yo voy a ti. Dime que me quieres lejos. Dime que mi amor por ti te asquea. Grítame con tu corola enfurecida que te hartaste de mí ya de una vez... Dime todo lo que quieras decirme, no lo guardes en tu tallo de frágil piel. Dime que me vaya de tu vida. Dime que me vaya y yo me iré. Oh, magnolia, mestranzo, margarita... me iré si te hace feliz. Magnolia, mestranzo, margarita... no eres cualquier flor en mi jardín. Magnolia, mestranzo, margarita... ninguno de a los que hoy quieres te va a querer. Magnolia, mestranzo, margarita... dime que me vaya, dímelo, y yo me iré.

lunes, 19 de marzo de 2012

Día 11 – Una canción de tu grupo favorito.

No creo que nadie tenga dudas sobre de qué grupo es la canción que voy a poner a continuación. Aun así, y aunque sea evidente que mi undécimo día lo va a protagonizar La Oreja de Van Gogh, quiero elegir una canción de este grupo favorito que no sea especialmente conocida. Una canción de esas que aparecen por la mitad de los discos y que nadie (o casi nadie) conoce, salvo aquellos que hemos rayado los discos de tanto escucharlos. Una de esas que están perdidas entre los singles que tanto se escuchan, una de esas que a alguien pueda sorprenderle... Y es que podría elegir muchas de Dile al Sol, el álbum que muestra realmente quiénes son La Oreja de Van Gogh, su fundamento último, su primer espíritu. Tropecientas mil de El viaje de Copperpot, el álbum que, ya he dicho, es mi favorito. Otras tantas de Lo que te conté mientras te hacías la dormida, o de Guapa y Más guapa. Y aun así, algo me lleva a elegir una única canción. Una canción que canta a la vida y a la Magia como ninguna otra, una canción que detesta la guerra y la violencia y que cuestiona cuáles son las prioridades de nuestra sociedad. La canción que nos cuenta la historia de un militar incomprendido, que prefiere los claveles a las balas y que no tiene miedo a llorar. Un loco coronel que jamás entendió para qué servían las guerras... Sinceramente, yo tampoco lo entiendo.


jueves, 8 de marzo de 2012

Día 10 – Una canción que te duerma.

Este décimo día puede tomarse de dos maneras. Una canción que te duerma puede ser una que te guste, que te relaje y te ayude a evadirte del mundo para entrar en el mundo de las ensoñaciones. Una canción que te duerma puede ser, también, una canción realmente horrible y aburrida que lo único que te provoca es un soberano aburrimiento. Y yo, picante de mí, voy a escoger la segunda interpretación posible a esté Día 10.

La canción que me duerme es, sin absolutamente ni un ápice de duda, Pokito a poko, de Chambao. Además de escribirse con k (grafía de la que, estilosa y sinceramente, discrepo) esa canción es la más repetitiva que he escuchado en mucho tiempo. Hace unos años era la canción del anuncio turístico de Andalucía que, concretamente en La 1, repetían en bucle constantemente. Entre eso y que al escuchar la canción entera, su letra varía lo que varía la velocidad en el movimiento rectilíneo uniforme, sinceramente me aburre hasta el punto de dormirme.

En fin, aquí dejo la canción para que si alguien quiere coger el sueño, que lo coja:


sábado, 3 de marzo de 2012

Halffterísimo

Ayer tuve la oportunidad, la grandísima suerte, de poder participar en una entrevista que concedió a mi instituto  el genial compositor Cristóbal Halffter. Y todos salimos de allí sin poder articular palabra. Emocionados. Llenos por dentro. Animados. Como si nuestro yo musical hubiera vuelto a nacer... Y es que realmente lo hizo.

He de reconocer que, al principio, cuando escuché su música, no me gustó. No me resultaba agradable al oído, ahora bien, sí que me transmitía un montón de sensaciones, aunque no las que yo me solía encontrar en la música mal llamada "clásica". Pero eso dio igual. Y ahora, gracias a él, soy muchísimo menos escéptico a la música culta contemporánea.

Durante la entrevista todos disfrutamos de sus palabras, sabias donde las haya. Sara, Alberto, Águeda, Inés, Patricia y Miguel (entre otros) compartieron conmigo ese momento indescriptible con palabras, solo definible con música. Ellos que saben qué es la constancia y el trabajo en la música, el sufrir y el vivir por ella. Cristóbal nos dio lecciones, muchísimas lecciones, desde la experiencia y un inmenso respeto. Lecciones de belleza, la que nos dijo que jamás perdiéramos. Lecciones de sensibilidad, que nos advirtió siempre buscar. Lecciones de vida, una vida como la suya, que llega a una vejez sabia y más que envidiable. Ánimos para continuar con esta arte que es la música, quizá menos valorada que otras. Ánimos para amar la música y no cejar en el intento. Un ejemplo. Un modelo a seguir en absolutamente todos los aspectos. Un buen amigo de sus amigos según nos dio a entender y un profundo amante de su familia. Ojalá llegue a sus años igual que él. Lo admiro; lo admiro incansablemente.

Se me acaban las palabras para describir esta experiencia que viví con este genio de la música y de la composición al lado de, también, amigos de los mejores. Creo que Cristóbal Halffter me enseñó mucho en muy poco tiempo... Supongo que es de esas personas que despiden Magia sin ellas saberlo. Ayer, desde luego, Magia fueron sus palabras.


domingo, 26 de febrero de 2012

Lloremos Magia.

¿Es bueno llorar? Por una canción, por una película, por un abrazo... De emoción, de alegría, de tristeza, de dolor... Solo, acompañado, tumbado, de pie, con angustia, livianamente...

Las lágrimas las segregamos continuamente, gracias a lo cual nuestro ojo puede mantenerse hidratado. Ahora bien, cuando estamos diferentes y solo podemos expresar algo deformando nuestro rostro y desperdigando esas gotas que nos humedecen los ojos, las lágrimas no siguen su recorrido habitual y se decantan por cubrir la vía que nuestras mejillas les dejan abierta.

Llorar relaja. Te despoja de toda la tensión, o la acumula en el lloro para luego dejarte flotando y libre como una pluma. Llorar es bonito. Sí, ¿por qué no? Llorar con una película es el mayor regalo que le puedes hacer a su director, llorar por alguien casi siempre denota un amor cercano al infinito, llorar de alegría significa que reír no es suficiente... Llorar es necesario. Asevero que nadie pasará por este mundo sin romper alguna vez a llorar, sin dejar que ese agua que es nuestra nos refresque los pómulos. Nadie será capaz de no emocionarse, de no sentir un nudo en la garganta que solo puede deshacerse con el llanto.

No estoy triste. Tampoco alegre. Solo que antes de escribir esto he llorado; primero con una película. Luego he sentido unas extrañas ganas de seguir llorando y he empezado a escuchar canciones, después a ver fotos y más tarde a pensar en mi vida y todo aquello que me rodea: a quiénes quiero y a quiénes adoro, a quiénes he perdido y a quienes espero no perder nunca. Y he llorado largo rato.

No sé si quedará alguien que piense que llorar no es de hombres, y aunque es una reflexión bastante fuera de tono en P-êM, hoy lo digo. Llorar es de hombres, si por hombre entendemos ese ser humano del sexo masculino que afronta los peligros, que es valiente y no tiene miedo de amar a sus amigos y a sus amores. Llorar es de hombres, como también lo es de mujeres. Ese ser humanos del sexo femenino que tantos siglos de opresión ha soportado y que hoy demuestra que se es más valiente al llorar con la cara descubierta.

Os invito a llorar hoy, y que veáis qué sentís. Inspiraos viendo una exquisita película, escuchando una emocionante canción o recordando unos perfectos momentos con personas increíbles. Cuando sintáis la primera lágrima rompiendo la sequedad de vuestras mejillas y sintáis su sabor entre dulce y salado cuando llegue a la comisura de vuestros labios, entonces, solo entonces, os estaréis empezando a sentir como hoy me he sentido. Magia, risas y lágrimas. Magia, dulzor y amargura. Magia, quizá Magia...

martes, 21 de febrero de 2012

Yo disfrazo, tú disfrazas, él disfraza...

Pensé que cuando P-êM cumpliera un año y las fiestas ya se repetirían (ya tengo un testimonio del Carnaval del 2011 aquí, si indagáis en el archivo...), se haría más aburrido y me emocionaría menos hacer las entradas. Pero no es así. Este Carnaval ha sido, hasta la fecha, el mejor de mi vida, mucho mejor que el del año pasado. Sí, es cierto que nos echaron del garito injustamente y que luego se hizo un poco el desmadre, pero la hora que pasé en el piso de arriba del Colonial con mis mejores amigos fue algo que jamás olvidaré...

...Pero la nostalgia me atrapa al pensar que este es el penúltimo Carnaval en el que estemos todos juntos. Y no me refiero a que, en 2014, no vayamos a reunirnos todos y hacer un fiesta en Carnaval (que, sinceramente, lo veo muy complicado) sino que ya no compartiremos el día a día con las personas que nos han visto crecer y que han participado bastante más que cualquier otra gente, en nuestra formación como personas. Uno más y se acabó. Como tantas otras fiestas que, en 2014, tendremos que aprender a vivir separados y no juntos del todo. Y, como tantas veces he dicho, no sé si me quedaré aquí o me iré fuera pero aun así da igual; muchos se van y pocos se quedan. Viviría igual esta soledad parcial en la urbe de la legión romana que en cualquier otra. Porque me faltará alguna pieza en la vida cotidiana. Y sé que lo voy a pasar mal...

...Por eso pido al destino, tan sabio, que me regale momentos extraordinarios en lo que nos queda de preuniversitarios. Que me regale vivencias más que bonitas al lado de personas a las que rompo a llorar con la idea de perder. No pido dinero, ni amor, ni esas fantochadas con las que muchas veces nos obsesionamos y traen desgracias. No. Solo pido tardes, noches, fiestas, sensaciones, risas, emociones... Con ellos, los que lo saben todo...





 



sábado, 11 de febrero de 2012

Hostil zalamería.

¿Es realmente lo que piensas? ¿Qué reflejan de ti los sueños exactamente? ¿Por qué cuando estás en tu cama, todo oscuro, tu vida parece mucho peor que cuando el Sol enjoya el cielo con sus llamas?...

Dicen que del amor al odio hay un paso, así que no queramos imaginar lo que hay entre dos sentimientos mucho más próximos que el amor y el odio: prácticamente ni micrómetros. No hay más que fijarse en uno mismo y ver cómo hace aquello que hace. Cómo mira a las personas, las que ama o las que odia, cómo las trata o sus prioridades personales. No es nada difícil adivinar a quién le gusta quién o quién odia a quién y, sin embargo, a todos nos gusta creer que somos inescrutables y que nadie puede leer en nuestras caras a menos que nosotros se lo digamos explícitamente... Y eso dista mucho de la realidad. Si más de una vez nos sorprendemos a nosotros mismos imaginándonos un futuro que, de sobra, sabemos irreal, cómo no vamos a ser sorprendidos por el resto y, más aun, por los amigos más cercanos. Aun así yo sí que parezco ser indescifrable, y no es agradable serlo. Como todo tiene ventajas, pero también acarrea una larga lista de inconvenientes. Supongo que quizá ande equivocado, no tanto como antes cuando pensaba al contrario, pero no existe una Verdad Absoluta ni un Único Pensamiento. Honestamente, creo que uno se sorprende a sí mismo encontrando la persona a la que más quiere en este mundo cuando eres cien por cien altruista con ella. El altruismo, ese sentimiento que de pequeño encontraba tan ilógico, que es preocuparse antes de los demás que de ti mismo, ahora lo encuentro el más bonito de todos, aunque también el más dañino y doloroso. Sabemos a la persona a quien queremos realmente cuando hacemos todo lo posible por que sea feliz, y no porque sea feliz con nosotros o a nuestro lado (más bien todo lo contrario). Cuando, sin darnos cuenta, anteponemos sus prioridades a las nuestras y hacemos que nuestro mundo gire en torno a su alrededor sin que ella se de cuenta. Cuando no es un beso suyo, una relación, lo que más nos importa tener, sino la certeza de que es feliz. Cuando todos y cada uno de nuestros días pensamos en su cara, sus momentos con nosotros. Cuando nos vamos a la cama preguntándonos por qué no seremos nosotros los primeros, aunque luego, al despertarnos, comprendamos que debe ser así para que ella esté totalmente contenta. Cuando soñamos cosas tan fuertes a su lado, y cuando nunca deja de aparecer en nuestros sueños. Cuando lloramos porque tiene un problema incontable, cuando lloramos ante la idea de alejarnos de su vida, cuando lloramos porque se siente triste. Cuando es ella antes que nosotros.

¿Es amar? ¿Es querer?... ¿Y por qué? No creo que ninguna de las dos palabras se ajuste a esto. No hay besos, ni abrazos, ni caricias, no tiene por qué haberlos. No es amor, es una filantropía específica quizá. Puedes, si quieres, decir que es un amor tan infinito que sale de la Tierra y de los límites del espacio para envolverlo todo. Da igual lo que sea. Porque creo que es tan inmenso como eso, pero a la vez tan diminuto como un grano de trigo. No hay razón por que ponerle un nombre a todo... Aunque, para mí, la palabra que mejor definiría esto sería, simple y llanamente, Magia.

sábado, 4 de febrero de 2012

Día 09 – Una canción que sepas bailar.

Bien, noveno día. Y esta la tengo clara. No es una canción que me ponga a menudo para saciar mi estado de ánimo, no la considero una canción bonita y no está dentro de mis favoritas, musicalmente hablando. Es una canción verbenera, de fiesta, pachanguera y para pasárselo bien, no para andar buscándole el sentimiento (que no lo tiene) ni para mirar la calidad de sus acordes (que tampoco rebosa, precisamente).

La verdad es que me encanta bailar y, como se me da medianamente bien, me encantaría saber bailar algo y no lo que hago ahora que es, sencillamente, mover el esqueleto al ritmo de la música. Sé bailar algunos pasillos de ritmos latinos y muy poco de tango, ahora que me pones música y una discoteca y me lo paso genial haciendo un poco el bobo. Esta canción la aprendí a bailar en la verbena de mi excolegio, en el primer o el segundo año. Tiene unos diez pasos que se van repitiendo a lo largo de la canción, pero (VIVA MI EGOCENTRISMO) yo me siento un minidios cuando la bailo. Desde ese día en que me enseñaron el baile, cada vez que la ponen me desmeleno y empiezo a repetir los pasos con una diversión más grande que la de un niño pequeño jugando con su juguete nuevo.

Pues eso, que es una canción pachanguera, fiestera y demasiado discotequera, pero que bailarla es muy divertido. Y si no me creéis, probad:


miércoles, 1 de febrero de 2012

Día 08 – Una canción de la que sepas todos los sonidos y la letra.

Comienza febrero y yo retomo el Proyecto. Lo retomo en el Día 08, un día que casi podríamos equiparar al Día 01...

Una canción de la que sepas todos los sonidos y la letra, desde luego, no puede ser una canción cualquiera. Ha de ser una canción que realmente hayas escuchado infinidad de veces y que, a la fuerza (pienso yo), tiene que gustarte y mucho. Podría elegir perfectamente Cuídate, porque como ya dije sé cada entrada del bajo y la guitarra, cada golpe de la batería, cada acorde del teclado y cada nota de la voz; pero ya he vanagloriado bastante a este primer single de El Viaje de Copperpot como para volver a hacerlo haciéndolo protagonista de este octavo día.

Tengo varias canciones rondándome en la cabeza, y no sé a cuál de ellas coronar. ¿En inglés o en castellano?... Claramente es más fácil que me sepa toda la letra de una canción escrita en mi idioma, aunque no tiene por qué. Una canción que debería tener muy clara no la tengo tanto, vaya... Podría elegir muchísimas de La Oreja de Van Gogh, por supuesto, podría elegir otras cuantas de Mika, muchas también de Fredrika Stahl... Pero, una especie de sentimiento impulsivo (característica de todos los Sagitario), me dice que he de poner una canción en inglés que cuando canto y pronuncio con la mayor delicadeza posible cada una de sus palabras me siento realizado. Una canción muy bonita y muy sentida de la que puedo afirmar que me sé todos los sonidos y la letra. No es la única de la que me sé todo, pero es una diferente y ¿por qué no darla el honor de protagonizar mi Día 08?...

Una canción que ya conocía, pero que (cómo no) Glee me enseñó y me ayudó a apreciarla aún muchísimo más. Una canción del grupo norteamericano Train y cuyos sonidos tienen esa chispa de Magia que se enciende en las canciones de amor que no son tan empalagosas como las de siempre. Hey soul sister, hermana del alma, hermana que quizá sigo buscando, que quizá ya he encontrado y no me he dado cuenta, que quizá nunca encontraré. Por ahora, mientras la busco seguiré conociendo a la perfección esta canción y seguiré disfrutando cada vez que la escuche, ya sea cantada por Train o por un Blaine acompañado de sus Warblers.



martes, 31 de enero de 2012

Pero nunca lo sabrás...

Es curioso como, las personas a las que más adoramos y las que más queremos que nos quieran, son las que menos se fijan en nosotros y, con la inocencia de la ignorancia, no nos dan ni un ápice de amor.



Creo que tendré que volver pronto con el Proyecto, estoy deprimiéndome demasiado cada vez que abro P-êM para escribir lo que se me pasa por la cabeza...

jueves, 26 de enero de 2012

Cuando me querían...

La tristeza y la impotencia me recorren, se apoderan de mí e impiden que mi felicidad se manifieste al exterior. Había creado un mundo de tolerancia y de aceptación que distaba mucho de ser real. Había visto amor donde en realidad había lástima, mucha lástima, tanta que se acercaba al cariño.Viví una mentira tan bonita que me resistí durante mucho tiempo a verla, creyendo que la vida podía ser, si no rosa, roja clara. ¿Que en qué vi la enorme falacia en la que estaba inmerso? En el día a día. Los comentarios, la ignorancia completa que vivía, la poca consideración, las falsas palabras de reconforte, el rechazo al amor que intentaba dar... Entonces descubrí que era lógico, en parte. No soy normal, por suerte o por desgracia. No soy como debería ser y eso hace que jamás pueda llegar a ser querido de verdad. Nadie estará orgulloso de mí y nadie querrá juntarse conmigo más allá de lo profesional. Gotas pesadas y abrumadoras brotan de mi lacrimal agolpándose en mis ojos, distorsionando aun más si cabe mi visión del mundo. El corazón me martillea el pecho, que me duele de sentir que quiero mucho más de lo que me quieren. Mi mente, en cambio, es todo raciocinio: me habla de la lógica y lo comprensible que es todo lo que he vivido y la actitud de los demás. Así debe ser, porque yo soy diferente. Suficiente con la lástima cercana al cariño, más que suficiente para mí. No dejo de ser un error en la genética o un mal cálculo de Dios. Me consuelo al pensar que también las bellísimas estrellas tintinean y son imperfectas en el firmamento, que tienen su parte rara y grotesca. Pero yo me sentía bien en mi mentira, me sentí importante en aquellos felices días, cuando miles de libélulas disfrazadas de amistad volaban a mi alrededor diciéndome que me querían en un idioma irreal. Unicornios, dragones, pegasos, hadas y arcoírises poblaban mi vida entonces. Ya he descubierto que eso no son más que disfraces que tiene la pena y la compasión... Ya me da igual, quiero ser feliz aunque sea feliz en una mentira. Aunque no sea como el resto, creo que yo también tengo derecho a ser feliz. La Magia puedo crearla yo, puede ser Magia de mentira y artificio aunque no sea tan mágica como la Magia que me podrían dar otros con su amigable calor. Me siento extraño y me siento defraudado, pero sonreiré al mundo y levantaré la barbilla. Porque aunque dolido y molesto, no me daré por vencido. Que nadie confunda esto con orgullo; esto es dolor ante una realidad, dolor al descubrir que cuando alguien me quería, todo era lo mejor...