martes, 28 de junio de 2011

¿Hace un viaje a Marte?

Ahora mismo no me importaría irme una temporadita al planeta rojo. No me importaría nada. Eso sí, me llevaría un ordenador con Internet y mi piano... Desconectar está bien, pero tampoco hay que olvidarse por completo de la Tierra, ¡eh!

La llanura marciana. Roja. Tierra roja. Nadie te molesta... Viento, alguna pequeña roca se mueve. Paisajes nuevos por explorar, cuevas, montañas... Y tu núcleo terrícola con tus accesorios, lo justo para estar conectado con la Tierra y poco más. Los problemas se irían, se iría la posibilidad de hacer tal o de hacer cual porque, simplemente, ya no te es posible hacerlo... Sería más sencillo pero más complicado a la vez. Pero jo, igual a alguna personita me la llevaría, pero no mucha gente... Alguien selecto, algún BUEN amigo mío (por ejemplo, cualquiera de las maravillosas personitas que siguen P-ÊM), juntitos en Marte, explorando nuevos sitios, nuevas cosas... ¡Jo! Es tan guay que, clarísimamente, es imposible.

Pero Marte con solo un par de habitantes tiene que ser mágico, muy mágico. Seguro que te haría comprender más el sentido de la raza humana, del Universo y de lo pequeños que somos ante toda esa inmensidad y evadirte y olvidarte de esos mundanales problemas que, al fin y al cabo, no son más que churrufletas.

Y, aunque ir a Marte físicamente sea imposible, puedo montarme un Marte en mi mente que, seguro, será mucho más mágico que el cuarto planeta del Sistema Solar.

sábado, 25 de junio de 2011

Tristeza...

Seguramente no lo entenderéis, porque no os habréis pasado el juego. Después de un lapso considerable (me lo regalaron de cumpleaños, en diciembre, y he estado sin jugar prácticamente desde febrero) sin jugar al Profesor Layton y el Futuro Perdido, entre ayer y hoy me he pasado lo que me quedaba de juego. Y el final es muy triste, y muy bonito... Después de tantas aventuras (y tantos puzles cojonuditos...) y tantos descubrimientos este final es agridulce, totalmente... Y es un final en el que si la Magia no hubiese ayudado a la ciencia, no habría tanto sentimiento.
Podéis pensar que estoy un poco loco (no os faltaría razón), pero es que este videojuego me ha gustado especialmente... Es como una película interactiva... Y su final supera, con creces, a muchos finales de muchas películas que he visto... En fin...

(P.D.: si queréis pasaros el juego no veáis el vídeo de a continuación, porque os joderá fastidiará ABSOLUTAMENTE TODA LA HISTORIA):

viernes, 24 de junio de 2011

Saint Johannes.

Hoy, 24 de junio, es San Juan (Bautista, ya que Santos Juanes hay unos 546875 en el calendario): mi santo.

Verdaderamente, estoy orgulloso de mi santo... A ver, quiero decir que es una fecha mágica. Y eso no lo digo yo. Se ha venido diciendo desde culturas tan antiguas como los celtas. La noche de San Juan, el año nuevo celta, el inicio del verano, el día más largo de todo el año... Llámalo como quieras, pero es una de las noches más mágicas del año (por no decir la más mágica de todas). Un claro ejemplo de ello es la Hoguera de San Juan, mágica Hoguera de San Juan, en la que cada uno tira escrito en un papelito aquello que quiere que pase.

Normalmente yo nunca me quedaba en León por San Juan... Siempre íbamos con varios amigos de diferentes puntos de la geografía española a una playa de Asturias para quedarnos a dormir allí. Recuerdo esas noches de San Juan especialmente, Magia pura (como tantas veces he dicho). Al caer la noche, encendíamos una hoguerilla, nuestra Hoguera de San Juan, en la que echábamos todos nuestros deseos... El cielo nocturno despejado, lleno de estrellas, sin Luna a veces, otras con Luna llena... No se hacía completamente de noche hasta pasadas las 23.00, nunca. Ahí comprendí cuán largo era el día más extenso de todo el almanaque. Luego, dormíamos en sacos de dormir, sin tiendas, tumbados a la intemperie en la mullida (o a veces bastante poco maleable y deformable) cama que formaba la arena... Siempre se metían algunos granitos de arena en el saco para fastidiarte un poquito, pero bueno. Se dormía bien, muy bien, oliendo a mar y oyendo el ir y venir de las olas, como una nana del verano, como una bocanada de Magia de San Juan... El despertar era también especial y mágico. Alrededor de las 6.00, la luz del astro rey ya no te dejaba dormir más y, simplemente, te despertabas con un súbito abrir de párpados. El cielo azul claro, clarísimo, despejado, quizá algún trazo de nube muy fino por aquí, pero casi nada... Siempre era uno de los primeros en despertarme y me daba un baño mañanero con el agua gélida. Me encantaba bañarme tan pronto, nadie en el agua, nadie en la playa... Soledad y silencio: Magia. Únicamente la naturaleza y yo, nadie más... Luego el día iba avanzando y el ambiente iba perdiendo su Magia... La gente llegaba a la playa, el Sol se hacía algo insoportable... Y tocaba recoger e irse a casa.

En fin, la noche de San Juan... ¡Qué noche! Noche mágica, noche especial, noche corta, noche veraniega... La noche de San Juan... Mi noche.

miércoles, 22 de junio de 2011

Adiós a una era.


Ya está. Se acabó. No más Colegio Leonés - Jesús Maestro. Hoy ha sido, oficialmente, mi último día allí. No volveré a recorrer sus clases para ir a por tizas, no volveré a levantarme de mi sitio para hablar con Kim, o con Laura, o con Amaia, o con cualquier otra persona. No volveré a ver la lección escrita en esas pizarras de tan buena calidad. No volveré a ver a esos profesores, que ya van dentro de mí hasta mi muerte, por los pasillos. No volveré a compartir tantos momentos tan especiales en clase con mis geniales compañeros...
Han sido muchísimas cosas, muchísimos momentos. Desde los tres añitos ahí metidito, con diferente uniforme, sí (reitero, las Josefinas o Pepas eran más molonassssss). Repaso mi trayectoria con los diferentes tutores... Ana, Puri, Cristina, Mari Luz, Mª Jesús, Luis Alberto, Rafa, Alicia... Y con mis compañeros de toda la vida, de TODA LA VIDA; algunos ya nunca volveré a ver, gente que me ha acompañado día a día, año tras año, prácticamente desde que nací. Ya está, se acabará la relación con aquellos con los que, simplemente, no mantenga el contacto. Es cierto que algunos ya se han ido, y que también hay quien ha llegado anteayer como aquél que dice, pero, por alguna extraña razón les tengo un cariño inconmensurable. Es más, aún no me creo que esto ya haya terminado de verdad. Todavía no me he hecho a la idea... Pienso que llegará septiembre y que seguiré yendo al primer día de clase, vestidito con mi jersey granate, a ese Colegio que está enfrente de mi casa... Mi subconsciente así lo cree. Pero yo sé que ya terminó... Todo.

Las lágrimas ruedan ya por mis mejillas. No me extraña. Han sido tantos momentos, tantas vivencias, tantas cosas juntos... Que no sé cuánto me durará esta rabieta...
Excursiones... ¡Ay, las excursiones! Qué momentos de felicidad desbocada.
Sin duda, la mejor de todas fue la excursión a Zaragoza y Barcelona, una excursión mágica, magiquísima, en la que tuve experiencias que jamás olvidaré. Zaragoza y Barcelona y, sobre todo, PortAventura... Una explosión de sensaciones con ellos, mis compañeros, mis amigos del Cole.
También la excursión a Santigao fue memorable, la primera en la que nos quedamos a dormir fuera de casa... Qué risas, qué nervios... Tantas cosas.
A Madrid fuimos dos veces, en primero y en segundo de la ESO... Al zoo, al parque de atracciones, a la Warner... También fueron muy chulas... Pero no llegaron al nivel de Magia que tuvieron la gallega y la catalanoaragonesa.
Y, en quinto, la excursión a Cantabria. Una excursión que yo aún recuerdo como una de las más especiales que he tenido en toda mi vida, Magia pura... Era nuestra primera gran excursión: nos tuvimos que levantar a las 5.00 de la mañana para llegar prontito a Cabárceno. Después de ver todos los animales y pasárnoslo genial tomando un picnic y viendo un espectáculo de cetrería, fuimos a ver Santillana del Mar... Fue para mí muy especial, muy mágica, muchísimo. Tanto, que todavía guardo recuerdos muy preciados de entonces en ese rinconcito cálido y mágico de mi corazón.
¡Ah! También me gustaron muchísimo las dos excursiones que hicimos a Urueña (ya no me pidas en qué cursos, que tengo memoria de elefante... Pero eso sería ser un elefante de veras). Ambas excursiones fueron también geniales, porque tengo muchísimos recuerdos... Imágenes desperdigadas aquí y allá, también, de cuando fuimos al Canal de Castilla... ¡Jo, son tantos recuerdos, que es COMPLETAMENTE IMPOSIBLE intentar resumir TRECE AÑOS DE MI VIDA a su lado!

Tengo que decir, que aunque me vaya y deje mucha gente atrás, ahí en ese Cole que tanto quiero, también estoy impaciente y muy contento por empezar en un instituto, en el Juan del Enzina (que además lleva mi nombre, eso tiene que ser buena señal). Conozco a gente de allí, como a una de mis mejores amigas y pianista, Inés... Y además el mítico Triángulo de las Bermudas ( Karmen, Helena et moi), Gracia, Noelia, Marina... Gente con la que he estado desde que era un ñajo de tres años (Triángulo de Bermudas) o gente a la que quiero mucho, aunque no hayan estado desde el principio principio (Gracia, Noelia and Marina). Que no es todo tristeza, tampoco...

En fin, me dejo muchísimas cosas en el tintero, miles y millones de cosas que contar, cosas geniales y maravillosas que he pasado con estos compañeros durante trece mágicos, largos y maravillosos años a su lado. Solo quiero darles las gracias, unas gracias inmensas y mágicas. Gracias a todos porque han hecho que la Magia me haya acompañado desde los tres años aunque no me haya dado cuenta...

Sé que, en el fondo, siempre seguiré siendo un alumno del Colegio Jesús Maestro... Siempre.

¡Tengo que decirlo!

Hoy haré, extraordinariamente, dos entradas un mismo día.
He ido, junto con mi genialgenística amiga Bea, al concierto de la entrega de Becas de la fundación Monteleón a alumnos de los tres conservatorios de León (Astorga, Ponferrada y León) y, tengo que decir, que de allí ha salido un Johann nuevo, completamente. ¡¡Qué concierto!!

Clarinete, violín, piano, acordeón, saxo, canto... Todo me ha encantado, todo; y una vez ha vuelto ese pensamiento, esa posibilidad de ser un músico con todas las letras algún día de mi vida. Es lo que quiero, realmente. Ahora sí me doy cuenta, creo que es lo que quiero más que ninguna otra cosa, hoy por hoy. Pero bueno, centrándonos en el concierto (que es para lo que he creado esta entrada), he experimentado cosas que nunca antes hubiera pensado que podía experimentar viendo un concierto tan profesional y tan <<de casa>> al mismo tiempo. Me ha encantado y, de verdad, ¡qué alumnazos hay! Desde mi humilde opinión, creo que me costará (y mucho) llegar a su nivel si es que algún día llego.

Si me tengo que quedar con una obra en concreto, si tengo que elegir una sola; esa es, sin duda, Granada de Lara. La ha cantado un tenorazo de Le Conservatoire muy majo y me ha encantado, me ha emocionado...  Me ha gustado muchísimo, además, porque le encantaba a mi abuelito Virgilio... A él le gustaba mucho cantada por Alfredo Kraus...


La canción Granada en particular ha sido la explosión de Magia de hoy, una explosión que casi pude ver... Una explosión de colorido, de alegría, de viveza, de recuerdos... Una explosión mágica de sonidos que salió de la voz de un tenor.

martes, 21 de junio de 2011

Otro día...

Mañana estaré escribiendo en este mismo blog (el mío, claramente es deducible que si escribo sea en este... jejeje) la profunda pena que siento por dejar mi Cole... Desde los tres añitos que estoy en ese edificio, en las Josefinas, las Pepas... Que como compartimos varios amigos míos, era mejor que los que lo compraron luego... Pero aun así, lo quiero mucho. En fin, como siempre digo, NO QUIERO ADELANTAR ACONTECIMIENTOS; y si tengo que estar triste, lo estaré mañana, no hoy.

Repasemos qué ha pasado: ayer toqué con Yaiza el Allegro Appasionato de la compositora americana Amy Beach (hurra por las mujeres músicos... ¡¡HURRA!!) y, curioso dato, la repetimos dos veces porque una profe quería escucharla y no estuvo cuando la tocamos la primera vez... Jiji, fue muy gracioso. Y bueno luego estuve con mucha people tanto de Le Conservatoire como amigos míos.
Y hoy tengo que tocar la Danza de la Seducción de Joaquín Turina... ¡¡¿¿POR QUÉ??!! La verdad es que no me apetece nada, pero bueno, si es por la música, allá que voy (madre mía, qué cosa más rara acabo de decir escribir). Además, es en Espacio Vías, un sitio que yo automáticamente asocio al teatro (ya ves tú), y por eso me resulta extrañísimo ir allí a tocar... En fin, esto me servirá para mejorar la Danza porque cuando la toqué en Le Conser me salió bastante churrufleta.

También tengo que decir que hoy se va una amiga muy buena mía canadiense que es Marie-Lou... ¡Qué pena, jo! La había cogido mucho cariño (y habla español como cualquier vallisoletano, xD)... La iremos a despedir y le daremos un miniálbum de fotos casero... Espero que le haga ilusión.
Marie-Lou es una personita muy mágica, mucho... Su Magia consiste en hacer que te rías y que siempre te sientas bien a su lado, siempre.

viernes, 17 de junio de 2011

Mi idílico mañana...


(Os recomiendo que leáis lo que viene a continuación mientras escucháis esta música, os ayudará a evocar mejor lo que realmente siento... Gracias por leer estas cosas que se me pasan por la mente...)




Hoy me han propuesto un futuro, un futuro que me había planteado, sí, pero no tan en serio como me lo han propuesto. Dedicarme a la música, currárselo pero bien.
Quien me ha propuesto esto ha sido mi genialgenística amiga (y oboísta) Bea, a puntito ya de terminar el Profesional de oboe. Está la pobre algo perdidilla por estos mundos de la divagación y el qué quiero hacer... Mundos en los que, a veces, yo entro demasiado profundo.

Ya hablé sobre el futuro en una entrada pasada, pero era otro futuro... Un futuro mundial, de toda la sociedad... Pero ahora cambia... Ahora es mi futuro, MI futuro (sí, suena muy egocéntrico, pero es mío, jo...). Y hoy he soñado un mañana que me ha apasionado. He soñado un mañana idílico por una propuesta, la propuesta de Bea. Vivir de la música. Vivir del arte al que he estado dedicando tiempo desde mis cuatro años... Tocar el piano, mi instrumento desde hace siete años. Toda mi vida ha sido música, y ahora no podría concebir por un instante todo mi mundo, mi ser, sin la música... Sacrificios, esfuerzos, agobios... Alegrías, plenitudes, amigos... La música lo es todo.
Al bajar la tecla de un piano, al bajarla y empezar automáticamente a interpretar una pieza, esa que te sabes de memoria... O bajar una tecla del piano, bajarla para que suene una nota, desafiante, entre el silencio. Bajarla para empezar a improvisar una melodía, una melodía que sale de ti, la expresión de tu alma...
Cuando te emocionas después de haber tocado una música (y cuando digo "emocionarse" no hablo de llorar, no necesariamente...), cuando mientras tocas solo existís tú y tu piano (o tu instrumento, sea cual sea), cuando te sientes tan pleno tocando que no puedes expresar más que con esos sonidos, más que con una tímida lágrima imaginaria que corre por tu mejilla compás tras compás, pulso tras pulso... Cuando disfrutas realmente con un Claro de luna de Beethoven, cuando el Canon de Pachelbel te llena, cuando la Sinfonía 40 de Mozart te emboba, cuando evocas un lugar ideal al escuchar el Danubio azul de Johann Strauss (cuyo nombre inspiró mi pseudónimo...), cuando mientras escuchas la Marcha nupcial de Mendelssohn la tarareas recordando cada nota a conciencia... Entonces te das cuenta que la música es Magia, toda ella... Entonces te das cuenta de que no somos nada sin ella, sin la música... Nada, cero.

Y cuando hoy he oído esa propuesta, todo se me ha presentado inmejorable, he visto ese posible futuro, ese yo de dentro de ocho años... Tocando, interpretando, jugando con los sonidos Bea y yo juntos, en un cuarteto, trío o dúo quizá. Juntos, tocando juntos, nuestra profesión. Lo que nos apasiona y nos encanta, por lo que prácticamente vivimos, por lo que tanto hemos luchado... He recordado tantos momentos, en el Conservatorio, en los conciertos... Y los he visto ahí todos juntos, resumidos en esa imagen irreal de mi futuro... Y creo que me he emocionado... Creo que la música ha venido hoy, acompañada de la Magia, a enseñarme lo que quizá ocurra dentro de unos cuantos años...


jueves, 16 de junio de 2011

El equilibrio del halago humano.

Admitámoslo. No hay cosa que más nos gusta que nos halaguen, que nos digan lo buenos que somos en esto, que nos digan qué majo eres, que nos digan me gusta lo que haces... Perdón, me he expresado mal; no nos gusta, nos encanta.

Hoy hablo de esto porque me ha dicho un pajarito (un pajarito muy guapo por cierto, una abubilla de vivos colores que canta muy bien, con un gorjear preciso que te reconforta) que alguien me ha alagado y, por alguna extraña razón en mi conciencia interna, una sonrisa gigante pobló mi rostro. Me sorprendió, y me gustó... Perdón... Me encantó que me lo dijera. Es el halago entre humanos, algo que, creo, fue una de las primeras cosas que el homo sapiens descubrió que le sentaba bien, muy bien. Quizá fue un <<los frutos que tú recolectas saben mejor>> o <<cuando tú cazas, la carne está más jugosa>> o un simple <<las pieles que curtes son muy cómodas>> (madre de mi vida... ¿Estoy reproduciendo "diálogos" entre hombres de las cavernas de verdad?), pero seguro que utilizarían el halago para hacer bien sentir a una persona querida y prescindirían continuamente de él para hacer notar a otros que no les agradaban.

Claro que tampoco es bueno (nada bueno) que te estén continuamente halagando y alabando, que solo te digan que lo haces muy bien y que la vida es de color de rosa. No. Las cosas malas, las feas, las desagradables y las fatalmente hechas hay que decirlas, también, y siempre que sea posible. Aunque tampoco es nada, pero que nada bueno, decir solamente los errores. Hay que llegar a un término medio, a un equilibro entre halagos y reproches.

No hay duda, una persona se siente radiante (iba a decir plena, pero la plenitud es demasiado... Al menos para mí sí lo es), genial. Al fin y al cabo, los halagos son un trocito de Magia, una travesura inocentona que nuestros labios pronuncian, chispeantes, para hacer sentir bien a una persona a la que quieren, para convertir unas palabras en mágicas... Halagos...


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P.D.: Ya casi al final del día... ¡¡MUCHÍSIMAS FELICIDADES A BEA, UNA DE LAS MEJORES AMIGAS DEL MUNDO, UNA GENIALGENÍSTICA OBOÍSTA, UNA PERSONA INIGUALABLE, ALGUIEN A QUIEN QUIERO MUCHO!! Cada vez que quieras tener un pedacito de Juan a tu lado, lee los cuatro folios que te escribí (de mi puño y letra)... Léelos, me sentirás cerca, te lo aseguro... Les espolvoreé con un poco de Magia antes de dártelos...

lunes, 13 de junio de 2011

Recuerdos...

Qué bonito. Qué bien me lo pasé aquel día. Qué gracioso. Qué miedo. Qué bueno estaba el café de Viena. Qué ambiente tan vital... Quiero volver a vivirlo.

¿Qué sería de nuestra vida sin recuerdos? ¿Realmente, quedaría algo del ser humano sin el recordar? La respuesta es un rotundo no, porque tooooooooodas, absolutamente todas las cosas del ser humano son recuerdos. Nuestra formación son recuerdos: se aprende a caminar a base de recuerdos, se aprende a leer a base de recuerdos...

Pero yo quiero otros recuerdos, los que no son para aprender algo (aunque también aprendas con ellos). Los recuerdos de un viaje, de una experiencia, de una tarde, de un concierto... Los recuerdos que nuestro cerebro clasifica como <<recuerdos de largo plazo>> porque ha disfrutado mucho con ellos, o todo lo contrario. Cuando al inspirar quieres oler el aroma de las flores del parque de aquella ciudad. Cuando ensalivas para poder degustar otra vez el sabor de ese chocolate caliente. Cuando cierras los ojos para ver en la oscuridad esa imagen que te impactó. Cuando te callas para adivinar entre el silencio la canción de ese concierto que te conmovió tanto (como el de fin de curso del Conservatorio que, sí, aún lo tengo muy fresco y espero tenerlo así por bastante más tiempo)...
Las canciones... Qué elemento tan imprescindible dentro de la vida humana. Las canciones, la música en general... Las canciones son las evocadoras de recuerdos por excelencia, más que los olores, que los sabores y al mismo nivel que las imágenes. O incluso por encima... Porque cuando ves una imagen te acuerdas del momento exacto en el que se cerró el objetivo, pero cuando escuchas una canción que te trae algún recuerdo concreto, te acuerdas de sensaciones, de momentos, de amigos, de alegría, de diversión... Te mueves por dentro con el recuerdo que esa canción te ha traído...
Sin duda, las canciones que más recuerdos me traen son las de La Oreja, el grupo que tantos años me ha acompañado y me sigue acompañando. Y si de La Oreja tengo que elegir un disco, sin duda ese es El Viaje de Copperpot. En cuanto doy al play para escuchar ese disco desde el primer segundo hasta el último, no paran de venirme a la cabeza diferentes momentos de mi vida. Y me encanta hacerlo... También hay más canciones diferentes que me traen otros recuerdos, pero yo me quedo con estas...








y muuuuuuuuuuuuuuuuuchas canciones más, que me traen infinidad de recuerdos, miles, millones... y todos ellos muy bonitos. Recuerdos que me encanta recordar.

Pero... Al fin y al cabo... ¿Qué son los recuerdos más que Magia?

viernes, 10 de junio de 2011

PLETÓRICO

Estoy pletórico pletórico pletórico pletórico pletórico pletórico pletórico pletórico pletórico pletórico pletórico... ¿He dicho ya pletórico?

De verdad que no sé cómo definir lo que sentí toda la tarde de ayer... Siento que, si intento reducir mis sentimientos y todos los recuerdos a palabras, los desmitificaré y los haré encerrarse entre las letras. No puedo definir el momento del ensayo, con bastantes nervios ya. No puedo definir las dos horas y pico de paseos por las entrañas del Auditorio pensando miles de cosas. No puedo definir lo que se me ha pasado por la cabeza cuando he oído tocar a mis compañeros, desde la tribuna trasera. No puedo definir esos momentos geniales vividos con muchos y muy buenos amigos, como Bea que dijo así: <<No me perdería esto por nada del mundo>> y creo que es una de las más grandes verdades que he oído en toda mi cortita vida. Desde luego, fue mágico. Ese adjetivo si que no lo limita. Mágico... Infinito también. Infinito y mágico.

Siempre me pasa lo mismo al día siguiente del concierto de fin de curso en el Auditorio (en el grande, sí): que no quiero hacer otra cosa que recordarlo. Cualquier cosa que haga los días venideros al concierto estaré pensando en esa sensación de plenitud mágica e infinita. Siempre. Y no me gustarán las cosas que hago porque las compararé con la genialidad del concierto... Y me gusta que no me gusten esas cosas.

Ahora vendrá una semana entera de recuerdos, de querer revivir ese momento una y otra vez. De querer que pase un año volando solo para volver a estar ahí (con un poco de suerte, todo hay que decirlo). De querer volver a sentir esos nervios entre matadores y reconfortantes. De querer volver a estar dos horas y pico paseando por las entrañas del Auditorio. De querer volver a estar de 16.00 a 22.00 en constante contacto con la música. De querer volver a vivir momentos así de geniales con amigos.

¡Ah! Y, por cierto, tengo que decir que el post anterior a este, <<Pre-(concierto)>> es absolutamente mentira para las sensaciones que sentí ayer. Por supuestísimo que fue mejor el concierto que el pre-concierto. Mucho mejor. Muchísimo. Y mucho más mágico también.

miércoles, 8 de junio de 2011

Pre-(concierto)

Estoy casi convencido de que disfrutas más los momentos previos a un momento que sabes que vas a disfrutar que el momento en sí...
Esa noche antes de irte de vacaciones, esa noche en la que tu corazón bombea ochocientos mil litros de sangre cada centésima de segundo... Esa noche que no puedes dormir. Momentos de expectación y nervios y desenfreno...

Hoy siento eso.
Mañana tengo el concierto de fin de curso, nuestro concierto. En el Auditorio, en el grande. Me apetece mucho, no muchísimo, no... Más que muchisisisisisisisisisisisisisisimo que lleguen las 16.00 de mañana para estar allí y quedarme hasta las 22.00 que acabará. Al día siguiente tengo examen de Geología, ¡qué mas da! Con tal de vivir esos momentos de plenitud no me importa tener que estudiar tropecientosmil conceptos esta tarde... Expectación y expectación y expectación y Magia...

Te imaginas el momento genial, con todo perfecto. En el pre- todo es maravilloso e inigualable... Claro que, a veces, el pre- no coincide con la experiencia real.

Estoy seguro de que eso no pasará mañana. Va a ser un concierto mágico, muy mágico... Y si queréis vivir la Magia de la música en primera persona, ya sabéis: jueves día 9 de junio, Auditorio Ciudad de León a las 19.00.

lunes, 6 de junio de 2011

Eso que llaman futuro.

¿Quién no se ha planteado, aunque solo sea una vez, cómo será el futuro? No hay ni una persona sobre la faz de la Tierra que no lo haya hecho (bueno, quizá los bebés de hoy en día, felices, que aún no tienen que preocuparse por nada, solo de reir)... Aunque solamente sea para decir <<pues mañana tengo que hacer esto, y lo otro...>>. Ahí ya estás imaginándote o anticipándote a lo que va a pasar.

Pero hoy quiero reflexionar sobre algo más que mañana o el próximo mes o el año que viene... ¿Y dentro de un milenio? ¿O de dos? Siempre nos imaginamos que en el 2352 habrá ciudades que tengan rascacielos de mil millones de metro, que habrá mininaves voladoras en vez de coches, que la tecnología estará MUUUUUUUY avanzada y bla, bla, bla...
Bien. Esa es una opción.

Pero, repasemos la Historia; que como digo, siempre se repite.

Roma. Edad Antigua. La sociedad había progresado inmensamente. Había ciudades, con ambientes más o menos salobres. Había gente que también vivía en el campo o en las villas, y que gozaban de gran calidad de vida. Había una total tolerancia entre hombres y mujeres... Quizá lo único que quedaba por conseguir era ese pensamiento de que los romanos eran superiores a los del norte, esos a los que llamaban bárbaros... Sí, eran racistas, pero por lo demás era una sociedad prácticamente igual a la de ahora: poetas, filósofos, escultores, pintores, actores, profesores, médicos... Igual que ahora, pero sin tecnología ni informática.
¿Y qué pasó después?
Llegaron los bárbaros, los del norte, los germánicos: arrasaron todo el Imperio Romano, excepto la parte oriental de éste, que pasó a llamarse Imperio Bizantino... Occidente conoció la decadencia y la podredumbre. Francos, visigodos, suevos, anglosajones... Todos tomaron Europa Occidental. Eso supuso el retraso. La vida de tolerancia antes conocida por Roma, la calidad de vida en las ciudades y la calidad de vida en el campo se esfumó. Todo eran enfermedades y ambientes nada saludables. Las ciudades se arruinaron y muchas fueron abandonadas, para, cuando volvieran a repoblarse, convertirse en un hervidero de aguas de cloacas. Y Oriente, pese a que no conquistado, no se quedó lejos. El cristianismo ortodoxo deformó la sociedad y la volvió arpía y sucia. Desterró la tolerancia de todos los Balcanes y extendió un sistema parecido al que trajeron aquellos que venían de Germania.
Esto se conoce como Edad Media...

El Medievo, un atraso inconmensurable. La benevolencia de la Edad Antigua tardó pocas decenas de años en destruirse... Pero ha tardado unos dos mil años en volverse a recuperar.

¿Quién sabe si, ahora, después de haber vuelto a conseguir todo esto de la democracia, de la igualdad, del respeto y de la solidaridad; no nos toca volver al atraso, a la miseria, a la enfermedad? Quién sabe si, en el año 3000 no estaremos viviendo en terrenos feudales, dominados por un castellano tirano. Quizá no sea exactamente así, pero algo del estilo...
¿Qué habrá sido entonces de esos rascacielos tan inmensos? ¿Dónde estarán las naves espaciales? ¿Y esa tecnología taaaaaaan avanzada?

Preocupémonos por mantener la Magia de la actualidad, de una sociedad más o menos justa y equilibrada; porque si no... ¿Dónde estará la Magia en el año 3000?

miércoles, 1 de junio de 2011

No es verdad

Blanche de Bressac
La gran Pipon
Elin de Saint Clarc
Eric de Villemont

Cuatro personajes, cuatro actores.
Ayer representamos por primera vez <<No es verdad>> de Francisco Nieva. Y fue uno de esos momentos en los que sentí plenitud. Mientras actuaba, con otras tres pedazo de actrices (Andrea, M. y Henar), me sentí genial conmigo mismo y con mi personaje... Una sensación que, creedme, hacía mucho que no experimentaba (hablo de la plenitud teatral, he sentido otras plenitudes... Johann, desvarías mucho). A parte de pasármelo como un enano, creo que aprendí bastante. He aprendido ya mucho durante los ensayos, pero me parece que la guinda siempre está en el momento de la actuación...

Me he imaginado la sala donde transcurre la escena millones de veces, siempre igual; pero ayer parecía que la estaba viendo de verdad... Los candelabros, la oscuridad, el humo... Ayer hubo auténtica Magia encima del escenario, Magia que nos hizo olvidarnos de nuestra personalidad y nuestro yo en sí, y convertirnos en miembros de la nobleza francesa provinciana... Magia que hizo temblar de miedo al público...

Como siempre, después de un momento en el que siento tal desbocada felicidad, siento mucho no poder volver a revivirlo... Pero siempre pienso también que me quedará siempre el recuerdo de haberme sentido tan bien y tan pleno. Cada vez que quiera recordar a cualquiera de esas tres geniales compañeras, seguramente recurra a este momento, esa hora de teatro que compartimos los cuatro... Esas risas infinitas: cuando nos equivocamos, cuando miramos mal a un personaje (porque lo pone en el libreto eh...), cuando hay momentos... bueno..., siempre. Qué gratificante es que al público le haya gustado tanto, también... Jo, quiero decir tantas y tantas cosas que, como siempre, esta entrada de blog se me hace muy pequeña... Quiero expresar todo lo que sentí, pero bueno; supongo que eso se queda dentro de mí, para siempre... En ese rinconcito mágico de mi corazón.