domingo, 31 de julio de 2011

Cupido, Beethoven y Elisa.

Es acojonante cómo el amor te deja K.O. en todos los sentidos; la flecha de Cupido.

Menuda conclusión más fuera de lugar en P-ÊM, ¿no?... A mí si me lo parece, vaya. Bastante bueno me parece el ejemplo que nos dio el genialgenístico (y mágico) compositor Ludwig van Beethoven con su Para Elisa. Ya hice una entrada sobre ello en 13.TRECE que sigo recordando. Es eso, nuestro caramelo en los labios, nuestro paraíso inalcanzable... Nuestra Elisa. Nuestro amor... Y como no sé nada más que decir, copiaré aquello que escribí un diecisiete de septiembre de dos mil diez a las cuatro y dos minutos de la tarde inspirándome en el Para Elisa de Beethoven. Entonces lo escribí casi por escribir, solamente fijándome en la obra de piano... Ahora tengo ya mi Elisa y puedo, tal vez, sentir un poco más hondo lo que un día yo escribí (¿pensando en ti como ahora pienso?... Ay, Goytisolo).

Todos tenemos la nuestra...
Todos tenemos una Elisa,
nuestra Elisa.

Eso que amamos tanto,
quizá en secreto,
y que nos inspira una inmensa belleza...
Pero también una eterna tristeza.

Ese algo inalcanzable y visible,
que nos alegra la vista
y nos araña el alma.

Esas notas sostenidas,
en una melodía sublime,
pero en un modo menor: triste.

Nuestra Elisa.
Todos tenemos la misma.
Y el maldito de Beethoven,
la supo inmortalizar
en algo tentadoramente emocionante.
En su Für Elise,
para Elisa.



13.TRECE
 

sábado, 30 de julio de 2011

De cómo un musical me hace divagar sobre la presencia del piano en la orquesta...

Hoy me vuelven a reconcomer varias frustraciones... Bueno, en realidad solo una. He vuelto a escuchar (por nonagésimo novena vez) el despiporre de Memory, del musical Cats. Cada vez que la escucho se me pone la carne de gallina, el pesterojo se me eriza, me cruza un escalofrío por el cuello... La Magia me recorre de extremo a extremo. Creo que es una de las canciones más mágicas y más bonitas de la música moderna. Es una de las pocas que me hace sentir bien, que me hace entristecerme y sonreír a la vez, es sencillamente perfecta y sublime. Si a eso le sumamos la interpretación que hacen los actores/cantantes en el musical, queda un marco inigualable...

Memory, esa canción que la desdichada gata Grizabella canta cuando todos la rechazan, cuando es una lacra para los Gatos Jelicales. Grizabella, que fue en el pasado el felino más glamouroso de todos los tiempos... Pero ella, con su voz, con su sinceridad desgarrante, con su tristeza, con su añoranza, les (nos) da una lección de humildad y de valentía.

Por lo menos así resumiría (muy resumida, yo de esta canción puedo hacer casi una tesis) la obra cumbre del musical... El musical Cats, que es, para mí, Magia en estado puro.

Bueno, pues a raíz de escuchar esta canción y de escuchar esa orquesta maravillosa y emocionante, esas cuerdas que arrastran mareas, esos vientos de misterio y de prestanza, me ha fastidiado mucho que yo jamás (hoy por hoy, nunca se sabe las vueltas que da la vida) podré llegar a estar ahí metidito entre la algarabía de arte que puede llegar a producir escalofríos y ponerte la piel de gallina... No en orquestas que resuenan triunfalmente, como lo hace esta. No. Porque soy pianista (bueno, aún no lo soy, estoy en proceso). Y, muy a mi pesar, el pianista es un solista. Solo actúa de protagonista cuando toca él solo, en cuanto toca junto a otro instrumento pasa a ser un mero <<acompañante>>, y cuando toca en la orquesta forma parte del conjunto. A mí en particular, me encantaría que la orquesta clásica tuviera no menos de tres pianos. Por varias razones:
  1. Los pianistas podríamos (podrían) sentirnos (sentirse) parte de una orquesta, de un conjunto de personas... Estamos (están) relegados a subir solos al escenario, y muchos queremos (quieren) que el piano sea un instrumento casi imprescindible en la orquesta.
  2. Muchos dicen que, cuando en la orquesta hay piano, solo hay uno porque tiene mucha sonoridad y si no, cubriría los demás instrumentos... ¡Já! Cuando hay un piano en la orquesta no se le oye ni aunque el pianista toque con cincuenta mil efes. No se oye. A él si que le comen; le comen las cuerdas, le comen los vientos, le come la percusión. Con dos pianos se oiría mucho más el piano, aunque se oiría muy por debajo del resto de la orquesta, por eso debería de haber tres pianos. Que toquen no muy forte, pero que haya tres, para que puedas saber cuándo toca el piano y cuándo no por el sonido y no porque veas al pianista bajar las teclas del instrumento.
  3. Además, si hay tres pianos, el pianista ya no se siente solo en la orquesta. Siempre hay más de un violín, más de un cello, más de un oboe... Así comparten instrumento, comparten partitura, comparten dificultades, comparten incluso amistad. Debido a que solo hay un piano en la orquesta (cuando se requiere de los servicios pianísticos), el pianista está solo ante el resto. Solo él representa a su instrumento, no hay nadie más que le acompañe. Injusticia total.
Bueno... Buf, me he cansado hasta yo de argumentar. Tras esto quiero decir que también me encanta oír a la orquesta, como hoy se concibe, sin piano, y que se me ponga la piel de gallina. Me gusta la orquesta, me encanta... Por eso me tomo tantas molestias en intentar que el piano sea uno más, ¿por qué tenemos que ser solistas? Queremos formar parte de todo un cojunto musical, nos gusta hacer música juntos. Porque solo así la música, al salir de los instrumentos con el sentimiento de todos, se convierte en Magia.

jueves, 28 de julio de 2011

Un muro de Magia.

Aquí estoy, otra vez en España. De vuelta de uno de los viajes en los que mejor me lo he pasado de toda mi corta vida; mi viaje a Berlín, una ciudad apasionantemente mágica. Me recordó un poco a Viena, la ciudad de la que estoy enamorado. Como ella, tiene ese aire musical, histórico... Aunque se diferencian bien en que Berlín es la Prusia concentrada, y Viena es más común al resto de Europa.

¡Qué bien he estado en Berlín! Con mi familia: mis primos, que siempre hacen el viaje tropecientasmil veces más ameno y con los que he compartido un sinfín de momentos berlineses que ya quedaron en ese rincón cálido de mi corazón del que siempre hablo para no olvidarlos. Ataviados con chubasqueros mientras diluviaba en plena Puerta de Brandeburgo, probando rica comida alemana en tascas de la ciudad, intentándonos aclarar en el más que lioso metro de Berlín, siendo oyentes de un exquisito concierto en plena Catedral Francesa, haciendo tonterías por las calles berlinesas, recorriendo los kilométricos parques de Potsdam... Un lujazo, tantos recuerdos que como siempre, siempre, siempre me pasa (no falla), esta entrada es apenas una migaja de todo lo que he vivido y todo lo que he sentido en este viaje a Alemania.

Mi subterráneo nivel de alemán ha servido para, por lo menos, poder pedir la comanda en la lengua germana... Aunque, básicamente, nos hemos comunicado la mayoría de las veces con el inglés.

Berlín es una ciudad muy relajada, creo que es una gran capital (gigante) sin un ápice de estrés (bueno, a ver... Igual algún ápice si que hay, vale...). No hay mucho tráfico, la gente pasea sin prisas, LOS SEMÁFOROS NO DURAN EN VERDE NI MEDIO SEGUNDO, en las cafeterías no hay agobios, en el metro la gente sale y entra con una parsimonia envidiable (se nota que los que éramos españoles entrábamos nada más se abrían las puertas del tren)... Hablando del metro de Berlín; es, francamente, el metro peor organizado que he visto. No he tenido absolutamente ningún problema en el metro de Madrid, nigún problema en el de Barcelona, ninguno en el de Londres, genial en el de Viena, todo bien en el metro de Washington, todo perfecto en el de Nueva York... ¡¡PERO EL DE BERLÍN!! ¿Alguien me puede explicar como POR LA MISMA VÍA, ya no estación, sino POR LOS MISMOS RAÍLES, puedan pasar CINCO LÍNEAS DE METRO DIFERENTES, que obviamente te llevan a sitios diferentes?... Uno de las pocas desventajas que le veo a la capital alemana.

La comida típica alemana estaba rica... Claro que tiene de variada lo que yo de cura: no busques más que salchichas y kartofeln (patatas) porque no hay más que eso. Salchicha, patata, salchicha, patata, salchicha, patata... Benditos restaurantes italianos que, estés en la ciudad que estés, siempre te salvan haciéndote variar un poco.

¿Y qué mas contar sobre Berlín y el viaje? Que me lo he pasado genial (eso ya lo he dicho), que me ha encantado todo. Muy emblemático el muro de Berlín, que te hace pensar mucho. Más bien yo creo que el muro de Berlín se ha convertido en un auténtico surtidor de Magia, un muro mágico para la ciudad... ¡Ah! Por cierto. Muy peculiares y muy majos los personajitos de los semáforos de Berlín, que no son como el resto. Hasta en esto es mágica y diferente Berlín. Son muy simpáticos y los berlineses lo toman como marca de identidad con orgullo. De hecho hay una tienda dedicada exclusivamente a estos muñecos, llamada AMPELMANN, que vende de todo sellado con estos graciosos hombrecillos.

Un viaje inolvidable y mágico. Mágico porque ha estado lleno de mágicas experiencias, de mágicas personas, de mágicos ambientes; y, sobre todo, mágico porque ha sido en una ciudad magiquísima.

martes, 19 de julio de 2011

Casi rozo el aire berlinés con mis yemas.

Así es, estoy a unas horas de marcharme a Berlín. Y estoy pletórico. Pero no como cuando hice la entrada después del concierto de fin de curso del Conservatorio, no. Esto es diferente...

Tengo unas ganas locas de ir a Barajas y encontrarme con mis primos, unas ganas locas de subirme al avión hacia Berlín, unas ganas locas de aterrizar... Unas ganas locas de turisteo, pateo, turisteo, pateo con tropecientos millones de foto (bien lo sé yo)... Unas ganas locas de un viaje magiquísimo a la capital de Alemania.

Quiero decir tantas cosas que no encuentro palabras. Sé que hoy voy a tardar siglos en dormirme, porque siempre es así la noche antes de salir de viaje. Pero bueno, me lo pasaré bien tapadito en mi cama, en vela, todo oscuro, imaginándome los momentos en el aeropuerto, los momentos en el hotel, desayunando, los momentos caminando por las calles de Berlín, las cenas (uno de los momentos más mágicos, para mí, de los viajes) en la noche estrellada berlinesa... Tantas y tantas cosas que, al final, mi cerebro se cansará de imaginar y se acabará durmiendo...

Y como no sé nada más que decir, diré cosas a la vuelta. Entonces sí que tendré que decir millones y millones de cosas. Un resumen que, también como siempre, me parecera ínfimo para transmitir todo lo que habré sentido.

Así me voy a la cama, esperando una noche larga y una jornada de siete días en los que la Magia no parará de acompañarnos, de aguardarnos en cada esquina... En cada esquina de una ciudad europea llamada Berlín.

sábado, 16 de julio de 2011

El reflejo irreal de nuestro cerebro.

Me encanta el mundo de los sueños. Me encanta y me frustra al mismo tiempo. Saber que por la noche has tenido un sueño maravilloso y magnífico y ser incapaz de acordarte de él, es una de las cosas que más me frustra en este mundo. Es el descanso de nuestro cerebro, que aun descansando es incapaz de quedarse en blanco. Mezcla todo lo nuestro: nuestras vivencias, nuestros deseos, nuestros miedos, nuestras manías, nuestros lugares... Lo mezcla y lo lleva a lo absurdo o a lo inimaginable. Lo lleva a veces a situaciones tan verosímiles que te parece que estás en la vida real y no en un sueño. Situaciones verosímiles que, de lo perfectas que son, hay veces que te da rabia despertarte (más si lo hace otra persona, a la que odiarás el resto del día)...

Últimamente estoy soñando siempre con la misma persona, siempre. Me gusta porque los sueños que paso son geniales y me gustaría que se trasladaran algún día a la vida real, pero, no sé... Mosquea un poco que lleves soñando situaciones parecidas durante una semana. Sin embargo, por otro lado ME GUSTA QUE ME PUEDA ACORDAR DE VARIOS SUEÑOS SEGUIDOS. Hay una cosa que odio de despertarse cuando el cuerpo te lo pide, de forma natural; y es que jamás te acuerdas del sueño que estabas viviendo. Cuando te despiertan de golpe, cuando estás inmerso en tu sueño, entonces sí que te acuerdas perfectamente... Aunque luego ya se te suele olvidar la mitad del sueño a la hora de desayunar (cosa que me frustra muchísimo también).

Muchas cosas surgieron de un sueño. Sin ir más lejos, los surrealistas se basaban en sus sueños para dar forma a su arte... Pero una de las cosas que más me sorprendió fue que la tabla periódica (sí, esa que empieza con <<Hidrógeno, Litio, Sodio, Potasio, Rubidio, Cesio y Francio>>), la forma de organizar todos los elementos químicos conocidos, se le ocurrió a Mendeleiev en un sueño... ¡¡En un sueño!! (Suertudo que se acordó del sueño, que si no...) Que luego yo me pongo a cavilar y digo: <<¡Vaya! ¿Y cómo tendría que haber sido el sueño? ¿Vio el simbolito del oro flotando con el número uno y el tres (valencias del Au) a su lado?... En fin, los sueños son muy de cada uno. Eso es otro tema, cada uno tiene sueños completamente diferentes. Algunos los tienen absurdos, otros muy reales, otros una mezcla... Y otros alternan de un tipo cada noche.

Cuando somos pequeños se nos repite un sueño bueno y otro malo continuamente. Unas cuantas noches soñamos con la misma pesadilla o con el mismo sueño. El sueño que se repite suele ser muy chulo y nos encanta volverlo a soñar una y otra vez... En cambio, la pesadilla que se repite es horrible y deseamos siempre que no llegue nunca. Y, curiosamente, casi todo el mundo se acuerda de la pesadilla que siempre se le repetía y del sueño que siempre se le repetía. Al menos, yo sí.

Me parece que en los sueños nos descubrimos completamente, no tenemos tabúes ni tapujos. Aparecen nuestros deseos llevados a la máxima expresión y nuestros miedos más oscuros y terribles. Nuestros sueños son el retrato de nuestro cerebro, quizá un retrato abstracto y surrealista o solamente irreal, pero su reflejo al fin y al cabo...

Creo que los sueños son la parte más mágica del ser humano, una de las más mágicas al menos. ¿Las pesadillas?... También, ¿quién dijo que la Magia negra no existía?

martes, 12 de julio de 2011

La rojigualda en Sudáfrica.

Hace un año la Selección Española de Fútbol se convertía en campeona del mundo. No podemos negarlo, aquel día todos fuimos mucho más felices... Todos. El mundial logró que, al menos por un tiempo, nos olvidásemos de todo lo malo que estaba aconteciendo y que nos centrásemos en eso, en nuestro equipo. El mundial de 2010 fue un campeonato muy singular: el primero de la década, el primero celebrado en África, el primero en el que la selección ganadora pierde el primer partido... Pero, sobre todo, el primero que España ganó. Fue, para nosotros, el mundial más mágico de la Historia. Un hito, un auténtico hito. Nuestros jugadores, nuestro entrenador con la humildad como bandera. Pienso que esto ha sido uno de los mejores valores de los ganadores, algo por lo que sí se merecen el calificativo de campeones.
Recuerdo que, entre la euforia de la victoria, dediqué una entrada en el obsoleto blog de 13. TRECE (linkeado arriba). Viví el momento genialmente, con mi <<prima>> Laura y demás amigos. La plaza de Santo Domingo estaba irreconocible, totalmente. No se veía un ápice de pavimento o de la fuente redonda del medio... Nada. Todo era rojo o rojigualda, el espíritu pasional había inundado literalmente la plaza. No fui a Guzmán, pero imagino que estaría prácticamente igual. Banderitas de España pintadas en la cara, grandes banderas ondeando al suave aire veraniego... Algo que nunca antes, jamás se había vivido. Un momento tan mágico, que la Magia no se contuvo más y explotó.

En fin, un pequeño guiño al día en que vivimos un sueño... Ahora me volveré a cabrear con la meteorología leonesa. Esto ya es sevicia, por favor. Una lluvia desde las cinco de la mañana que no ha parado hasta las dos y media... Las tormentas de verano suelen ser rápidas. Un frío que parecía octubre más que julio... Las tormentas de verano suelen ser bochornosas (ahora, que casi me alegro de que fuera una tormenta fría, porque odio el calor húmedo de bochorno). Pero con esto del tiempo no hay otra opción que ajo y agua, no podemos hacerles cosquillitas a las nubes para que se vayan a otro lado... Aunque no sería una mala opción (soñar es gratis).

Nos falta poquísimo para irnos a Berlín y tengo muchísimas ganas de que llegue el día antes por la noche. Como ya dije en una de mis anteriores entradas, muchas veces (no todas), es mucho más excitante el momento de justo antes que el momento en sí... Siempre que voy a tomar un vuelo hacia mi destino vacacional, esa noche tardo muchísimo en dormirme. El corazón me late a dos mil por hora y mi cabeza se hace imágenes preconcebidas de como será el lugar, pese a que luego siempre son casi opuestas... Estoy completamente seguro de que tanto la noche anterior como el viaje van a ser muy mágicos. Seguramente, lo más mágico del verano...

viernes, 8 de julio de 2011

Es julio y en León hace frío.

Normalmente, la frase que está puesta en el título la hubiera puesto perdida por mi entrada... Al final siempre acabo hablando un poco de la meteorología. Pero es que hoy ya estoy cabreado. ¡No puede ser que estemos en el mes de julio y que aquí haga un frío que tengas que salir con chaqueta a la calle! ¡No me da la gana! Llevamos ya cuatro días de un aire fantasmal en León y no es justo... En casi toda España hace buenísimo y, zasca, aquí frío. Si lo miras bien la temperatura no es nada baja, pero el aire lo jode chafa todo.

En fin, tras este enfado que tengo yo con el tiempo atmosférico leonés, diré que ya he terminado el "Método veraniego de aprendizaje básico de piano", ¡hurra!... Espero de verdad que lo aprovechen bien, por su bien (y por el mío, porque no ha sido coser y cantar precisamente).

Ayer, día de frío en León (cómo no), me pateé algo así como media ciudad en unas dos horas... Para quien conozca la urbe leonesa: fui de la Chantría a la Catedral, de allí a Puerta Castillo. Luego, por la Gran Vía de San Marcos, hasta el MUSAC. Después, por la orilla del río, hasta llegar a la mitad de Papalaguinda. Por último crucé de nuevo la Chantría y allí me quedé. Seguramente diréis que no es para tanto, pero creo que no había estado nunca jamás en todos esos sitios el mismo día y, por eso, me pareció que me hice un resumen bien majo de León. Recuerdo que a la orilla del río me encontré con Helena y Karmen: Triángulo de las Bermudas; y con Amaia. Fue un macropaseo por mi city muy mágico, sí. A veces se agradecía el viento, pero la mayoría de ellas lo maldije... Pero fue mágico, algo me dice que sí lo fue.

jueves, 7 de julio de 2011

San Fermín y San Taurín.

Ayer hubiera sido el cumple de mi abuelito Virgilio, que cumplía un día antes justo de San Fermín, tan famosa festividad en toda España y parte del extranjero. Seguro que ayer la Magia revoloteó cerca de mí, el abuelo la mandó... Fijo.

San Fermín: época en la que los y las pamplonicas se van de Pamplona porque no quieren ni ver lo que hacen con su ciudad... Bien. Si en León se hiciera algo parecido, creo que también negaría mi origen leonés por algun tiempo.
Hay muchísimos sanfermineros que aborrecen las corridas de toros, muchos. Y, sinceramente, me parece de una hipocresía fina. El debate taurino está a la orden del día en agüer cauntri: hace un año más o menos, Cataluña prohibió las corridas de toros. No aplaudo el acto. Tampoco lo condeno, pero no lo aplaudo... No prohibiría las corridas de toros. Me parece horrible que maten a un toro solo por divertimento, pero la fiesta se puede modificar y conducir hacia una forma pacífica y no violenta. Yo prohibiría que al animal se le matase, haría unas corridas de toros que fueran solo capeo. Que capeen al toro, solo eso... Y, una vez pasado el tiempo estipulado, que se vaya de la plaza y que el toro siga tan campante: sano y salvo... Desde luego, estoy más cerca de condenar la ley catalana que de aplaudirla, porque sí me parece muy mal que prohíban los toros y que luego declaren de interés la tradición de ponerle unas bengalas a un novillo en los cuernos. Vamos hombre, eso es de mal gusto.

Al igual que no prohibiría las corridas de toros, tampoco se me pasaría por la cabeza prohibir los sanfermines... Ahora, quien quiera eliminar los toros no puede defender las carreras de San Fermín. Al menos, no puede desde mi manera de verlo, claro. De todos modos, si se prohibieran los sanfermines, los primeros que salían ganando éramos nosotros los humanos... Muchos se librarían de algún mal rato, alguna cornada o incluso alguna muerte.

Bueno... Que se lo pasen muy bien en Pamplona estos días y que algún día me vestiré con pantalones blancos y me pondré un pañuelo rojo... O esa, al menos, es mi intención...

martes, 5 de julio de 2011

Guten tag!

Voy progresando lentamente (muuuuuuuuuy lentamente) en mis conocimientos sobre la lengua germánica. Por iniciativa propia he decidido tomar unas poquitas clases de alemán antes de irme a Berlín dentro de, aproximadamente, quince días (QUÉ BIEN). Es, cuanto menos, difícil y complejo... Hay declinaciones de casi todo, ocho mil plurales diferentes, cuatrocientos artículos contractos, dativos, acusativos... Y todo siguiendo un sistema, muy ordenado. Creo que los alemanes son ordenados y estrictos por influencia de su propio lenguaje, porque si no, no sabrían decir ni media frase con lo difícil que es, ¡Dios!

La berlinesa Puerta de Brandeburgo (en una foto mía -yo soy ese punto amarillo que anda como un saltimbanqui haciendo el mongol- , con lo cual posterior a esta entrada; sí), región alemana que inspiró a mi <<semitocayo>> Johann Sebastian Bach para componer sus famosos conciertos.


Jo, tengo ganas ya de cambiar un poco de aires. Siempre digo que León me gusta, que es bonita, que es tal, que es cual... Pero no sé, al final aburre ya un poquillo, jeje. Y eso que hay selectos rincones de León que aún no he explorado concienzudamente como otros... Pero quiero cambiar de aires, y Berlín va a ser mágicamente mágica en especial. No sé... Hacía mucho que no iba de vacaciones con mis primos y, de veras, me apetece más que muchísimo. Estoy seguro de que recordaré este viaje para siempre.



 

domingo, 3 de julio de 2011

Método veraniego de aprendizaje básico para piano.

Estoy comiéndome la cabeza (y el tiempo) para hacerles a Paula y María un cuadernillo porque ellas dos, tan majas, quieren aprender un poquito de piano este verano. Un cuadernillo casero, que seguramente esté mal hecho y no sirva para mucho; sin seguir ninguna pauta de los musicólogos de Madrid, de Roma o de Piruletalandia... Pero, jo, ¡¡cómo cuesta hacerlo!!... También tengo que decir que sarna con gusto no pica: no puedo evitar una sonrisa imaginándome a esas dos minipianistas en potencia intentando hacer los ejercicios y yo ayudándolas y corrigiéndolas... Jiji (¿querrá decirme el destino que he de ser profesor?).

Bueno, ayer creé se creó un nuevo blog (en el que, obviamente, participo). Un blog diferente, un blog alternativo, un blog MUSICAL (sííííííííí... ¡Mucha música, lo que me gusta!), un blog mágico sobre todo... Y es Mi piano está afinado en Re # mayor (el cual añado a mi lista de enlaces junto a 13.TRECE). Estoy seguro de que me va a llenar mucho hacerlo. Poder hablar laaaaaaaaargo y tendido de la música, no solo la actual, sino también la clásica. Aunque aquí también pueda extenderme todo lo que quiera en temas musicales (¡qué cojones, es mi blog!), será una sensación distinta. En él colaboramos mis amigos Miguel e Inés. Y, seguramente (aún no lo hemos consensuado), permitiremos la entrada de otros músicos a nuestro mágico cuaderno musical de bitácora.


Cambiando de tema, ya ha empezado julio... Bufff... En mi cabeza se mezclan sentimientos pesimistas (la gente se va de vacaciones, ya solo quedan dos meses para septiembre... ¡¡Que te quites eso de la cabezaaaaaaaa!!) y optimistas (¡¡me voy a Berlín en nada (con mis cousins & tíos)!! ¡¡BIEEEEN!! Va a ser un viaje muy mágico y muy musical, lo sé). Además, parece que la meteorología esta experimentando en León. Hoy un calor bochornoso horrible, ayer un frío que pelaba, mañana tormenta eléctrica, pasado un sol abrasador sin ninguna nube... Siempre dije que en León nunca hay término medio en cuanto al tiempo: o te asas o te hielas, no hay más opciones... Pero es julio, y ahora TOCA ASARSE ¡hombre ya!...
Quiero uno de esos días calurosos de verano en León, uno de esos días de sol y Magia...