domingo, 26 de febrero de 2012

Lloremos Magia.

¿Es bueno llorar? Por una canción, por una película, por un abrazo... De emoción, de alegría, de tristeza, de dolor... Solo, acompañado, tumbado, de pie, con angustia, livianamente...

Las lágrimas las segregamos continuamente, gracias a lo cual nuestro ojo puede mantenerse hidratado. Ahora bien, cuando estamos diferentes y solo podemos expresar algo deformando nuestro rostro y desperdigando esas gotas que nos humedecen los ojos, las lágrimas no siguen su recorrido habitual y se decantan por cubrir la vía que nuestras mejillas les dejan abierta.

Llorar relaja. Te despoja de toda la tensión, o la acumula en el lloro para luego dejarte flotando y libre como una pluma. Llorar es bonito. Sí, ¿por qué no? Llorar con una película es el mayor regalo que le puedes hacer a su director, llorar por alguien casi siempre denota un amor cercano al infinito, llorar de alegría significa que reír no es suficiente... Llorar es necesario. Asevero que nadie pasará por este mundo sin romper alguna vez a llorar, sin dejar que ese agua que es nuestra nos refresque los pómulos. Nadie será capaz de no emocionarse, de no sentir un nudo en la garganta que solo puede deshacerse con el llanto.

No estoy triste. Tampoco alegre. Solo que antes de escribir esto he llorado; primero con una película. Luego he sentido unas extrañas ganas de seguir llorando y he empezado a escuchar canciones, después a ver fotos y más tarde a pensar en mi vida y todo aquello que me rodea: a quiénes quiero y a quiénes adoro, a quiénes he perdido y a quienes espero no perder nunca. Y he llorado largo rato.

No sé si quedará alguien que piense que llorar no es de hombres, y aunque es una reflexión bastante fuera de tono en P-êM, hoy lo digo. Llorar es de hombres, si por hombre entendemos ese ser humano del sexo masculino que afronta los peligros, que es valiente y no tiene miedo de amar a sus amigos y a sus amores. Llorar es de hombres, como también lo es de mujeres. Ese ser humanos del sexo femenino que tantos siglos de opresión ha soportado y que hoy demuestra que se es más valiente al llorar con la cara descubierta.

Os invito a llorar hoy, y que veáis qué sentís. Inspiraos viendo una exquisita película, escuchando una emocionante canción o recordando unos perfectos momentos con personas increíbles. Cuando sintáis la primera lágrima rompiendo la sequedad de vuestras mejillas y sintáis su sabor entre dulce y salado cuando llegue a la comisura de vuestros labios, entonces, solo entonces, os estaréis empezando a sentir como hoy me he sentido. Magia, risas y lágrimas. Magia, dulzor y amargura. Magia, quizá Magia...

martes, 21 de febrero de 2012

Yo disfrazo, tú disfrazas, él disfraza...

Pensé que cuando P-êM cumpliera un año y las fiestas ya se repetirían (ya tengo un testimonio del Carnaval del 2011 aquí, si indagáis en el archivo...), se haría más aburrido y me emocionaría menos hacer las entradas. Pero no es así. Este Carnaval ha sido, hasta la fecha, el mejor de mi vida, mucho mejor que el del año pasado. Sí, es cierto que nos echaron del garito injustamente y que luego se hizo un poco el desmadre, pero la hora que pasé en el piso de arriba del Colonial con mis mejores amigos fue algo que jamás olvidaré...

...Pero la nostalgia me atrapa al pensar que este es el penúltimo Carnaval en el que estemos todos juntos. Y no me refiero a que, en 2014, no vayamos a reunirnos todos y hacer un fiesta en Carnaval (que, sinceramente, lo veo muy complicado) sino que ya no compartiremos el día a día con las personas que nos han visto crecer y que han participado bastante más que cualquier otra gente, en nuestra formación como personas. Uno más y se acabó. Como tantas otras fiestas que, en 2014, tendremos que aprender a vivir separados y no juntos del todo. Y, como tantas veces he dicho, no sé si me quedaré aquí o me iré fuera pero aun así da igual; muchos se van y pocos se quedan. Viviría igual esta soledad parcial en la urbe de la legión romana que en cualquier otra. Porque me faltará alguna pieza en la vida cotidiana. Y sé que lo voy a pasar mal...

...Por eso pido al destino, tan sabio, que me regale momentos extraordinarios en lo que nos queda de preuniversitarios. Que me regale vivencias más que bonitas al lado de personas a las que rompo a llorar con la idea de perder. No pido dinero, ni amor, ni esas fantochadas con las que muchas veces nos obsesionamos y traen desgracias. No. Solo pido tardes, noches, fiestas, sensaciones, risas, emociones... Con ellos, los que lo saben todo...





 



sábado, 11 de febrero de 2012

Hostil zalamería.

¿Es realmente lo que piensas? ¿Qué reflejan de ti los sueños exactamente? ¿Por qué cuando estás en tu cama, todo oscuro, tu vida parece mucho peor que cuando el Sol enjoya el cielo con sus llamas?...

Dicen que del amor al odio hay un paso, así que no queramos imaginar lo que hay entre dos sentimientos mucho más próximos que el amor y el odio: prácticamente ni micrómetros. No hay más que fijarse en uno mismo y ver cómo hace aquello que hace. Cómo mira a las personas, las que ama o las que odia, cómo las trata o sus prioridades personales. No es nada difícil adivinar a quién le gusta quién o quién odia a quién y, sin embargo, a todos nos gusta creer que somos inescrutables y que nadie puede leer en nuestras caras a menos que nosotros se lo digamos explícitamente... Y eso dista mucho de la realidad. Si más de una vez nos sorprendemos a nosotros mismos imaginándonos un futuro que, de sobra, sabemos irreal, cómo no vamos a ser sorprendidos por el resto y, más aun, por los amigos más cercanos. Aun así yo sí que parezco ser indescifrable, y no es agradable serlo. Como todo tiene ventajas, pero también acarrea una larga lista de inconvenientes. Supongo que quizá ande equivocado, no tanto como antes cuando pensaba al contrario, pero no existe una Verdad Absoluta ni un Único Pensamiento. Honestamente, creo que uno se sorprende a sí mismo encontrando la persona a la que más quiere en este mundo cuando eres cien por cien altruista con ella. El altruismo, ese sentimiento que de pequeño encontraba tan ilógico, que es preocuparse antes de los demás que de ti mismo, ahora lo encuentro el más bonito de todos, aunque también el más dañino y doloroso. Sabemos a la persona a quien queremos realmente cuando hacemos todo lo posible por que sea feliz, y no porque sea feliz con nosotros o a nuestro lado (más bien todo lo contrario). Cuando, sin darnos cuenta, anteponemos sus prioridades a las nuestras y hacemos que nuestro mundo gire en torno a su alrededor sin que ella se de cuenta. Cuando no es un beso suyo, una relación, lo que más nos importa tener, sino la certeza de que es feliz. Cuando todos y cada uno de nuestros días pensamos en su cara, sus momentos con nosotros. Cuando nos vamos a la cama preguntándonos por qué no seremos nosotros los primeros, aunque luego, al despertarnos, comprendamos que debe ser así para que ella esté totalmente contenta. Cuando soñamos cosas tan fuertes a su lado, y cuando nunca deja de aparecer en nuestros sueños. Cuando lloramos porque tiene un problema incontable, cuando lloramos ante la idea de alejarnos de su vida, cuando lloramos porque se siente triste. Cuando es ella antes que nosotros.

¿Es amar? ¿Es querer?... ¿Y por qué? No creo que ninguna de las dos palabras se ajuste a esto. No hay besos, ni abrazos, ni caricias, no tiene por qué haberlos. No es amor, es una filantropía específica quizá. Puedes, si quieres, decir que es un amor tan infinito que sale de la Tierra y de los límites del espacio para envolverlo todo. Da igual lo que sea. Porque creo que es tan inmenso como eso, pero a la vez tan diminuto como un grano de trigo. No hay razón por que ponerle un nombre a todo... Aunque, para mí, la palabra que mejor definiría esto sería, simple y llanamente, Magia.

sábado, 4 de febrero de 2012

Día 09 – Una canción que sepas bailar.

Bien, noveno día. Y esta la tengo clara. No es una canción que me ponga a menudo para saciar mi estado de ánimo, no la considero una canción bonita y no está dentro de mis favoritas, musicalmente hablando. Es una canción verbenera, de fiesta, pachanguera y para pasárselo bien, no para andar buscándole el sentimiento (que no lo tiene) ni para mirar la calidad de sus acordes (que tampoco rebosa, precisamente).

La verdad es que me encanta bailar y, como se me da medianamente bien, me encantaría saber bailar algo y no lo que hago ahora que es, sencillamente, mover el esqueleto al ritmo de la música. Sé bailar algunos pasillos de ritmos latinos y muy poco de tango, ahora que me pones música y una discoteca y me lo paso genial haciendo un poco el bobo. Esta canción la aprendí a bailar en la verbena de mi excolegio, en el primer o el segundo año. Tiene unos diez pasos que se van repitiendo a lo largo de la canción, pero (VIVA MI EGOCENTRISMO) yo me siento un minidios cuando la bailo. Desde ese día en que me enseñaron el baile, cada vez que la ponen me desmeleno y empiezo a repetir los pasos con una diversión más grande que la de un niño pequeño jugando con su juguete nuevo.

Pues eso, que es una canción pachanguera, fiestera y demasiado discotequera, pero que bailarla es muy divertido. Y si no me creéis, probad:


miércoles, 1 de febrero de 2012

Día 08 – Una canción de la que sepas todos los sonidos y la letra.

Comienza febrero y yo retomo el Proyecto. Lo retomo en el Día 08, un día que casi podríamos equiparar al Día 01...

Una canción de la que sepas todos los sonidos y la letra, desde luego, no puede ser una canción cualquiera. Ha de ser una canción que realmente hayas escuchado infinidad de veces y que, a la fuerza (pienso yo), tiene que gustarte y mucho. Podría elegir perfectamente Cuídate, porque como ya dije sé cada entrada del bajo y la guitarra, cada golpe de la batería, cada acorde del teclado y cada nota de la voz; pero ya he vanagloriado bastante a este primer single de El Viaje de Copperpot como para volver a hacerlo haciéndolo protagonista de este octavo día.

Tengo varias canciones rondándome en la cabeza, y no sé a cuál de ellas coronar. ¿En inglés o en castellano?... Claramente es más fácil que me sepa toda la letra de una canción escrita en mi idioma, aunque no tiene por qué. Una canción que debería tener muy clara no la tengo tanto, vaya... Podría elegir muchísimas de La Oreja de Van Gogh, por supuesto, podría elegir otras cuantas de Mika, muchas también de Fredrika Stahl... Pero, una especie de sentimiento impulsivo (característica de todos los Sagitario), me dice que he de poner una canción en inglés que cuando canto y pronuncio con la mayor delicadeza posible cada una de sus palabras me siento realizado. Una canción muy bonita y muy sentida de la que puedo afirmar que me sé todos los sonidos y la letra. No es la única de la que me sé todo, pero es una diferente y ¿por qué no darla el honor de protagonizar mi Día 08?...

Una canción que ya conocía, pero que (cómo no) Glee me enseñó y me ayudó a apreciarla aún muchísimo más. Una canción del grupo norteamericano Train y cuyos sonidos tienen esa chispa de Magia que se enciende en las canciones de amor que no son tan empalagosas como las de siempre. Hey soul sister, hermana del alma, hermana que quizá sigo buscando, que quizá ya he encontrado y no me he dado cuenta, que quizá nunca encontraré. Por ahora, mientras la busco seguiré conociendo a la perfección esta canción y seguiré disfrutando cada vez que la escuche, ya sea cantada por Train o por un Blaine acompañado de sus Warblers.