martes, 31 de enero de 2012

Pero nunca lo sabrás...

Es curioso como, las personas a las que más adoramos y las que más queremos que nos quieran, son las que menos se fijan en nosotros y, con la inocencia de la ignorancia, no nos dan ni un ápice de amor.



Creo que tendré que volver pronto con el Proyecto, estoy deprimiéndome demasiado cada vez que abro P-êM para escribir lo que se me pasa por la cabeza...

jueves, 26 de enero de 2012

Cuando me querían...

La tristeza y la impotencia me recorren, se apoderan de mí e impiden que mi felicidad se manifieste al exterior. Había creado un mundo de tolerancia y de aceptación que distaba mucho de ser real. Había visto amor donde en realidad había lástima, mucha lástima, tanta que se acercaba al cariño.Viví una mentira tan bonita que me resistí durante mucho tiempo a verla, creyendo que la vida podía ser, si no rosa, roja clara. ¿Que en qué vi la enorme falacia en la que estaba inmerso? En el día a día. Los comentarios, la ignorancia completa que vivía, la poca consideración, las falsas palabras de reconforte, el rechazo al amor que intentaba dar... Entonces descubrí que era lógico, en parte. No soy normal, por suerte o por desgracia. No soy como debería ser y eso hace que jamás pueda llegar a ser querido de verdad. Nadie estará orgulloso de mí y nadie querrá juntarse conmigo más allá de lo profesional. Gotas pesadas y abrumadoras brotan de mi lacrimal agolpándose en mis ojos, distorsionando aun más si cabe mi visión del mundo. El corazón me martillea el pecho, que me duele de sentir que quiero mucho más de lo que me quieren. Mi mente, en cambio, es todo raciocinio: me habla de la lógica y lo comprensible que es todo lo que he vivido y la actitud de los demás. Así debe ser, porque yo soy diferente. Suficiente con la lástima cercana al cariño, más que suficiente para mí. No dejo de ser un error en la genética o un mal cálculo de Dios. Me consuelo al pensar que también las bellísimas estrellas tintinean y son imperfectas en el firmamento, que tienen su parte rara y grotesca. Pero yo me sentía bien en mi mentira, me sentí importante en aquellos felices días, cuando miles de libélulas disfrazadas de amistad volaban a mi alrededor diciéndome que me querían en un idioma irreal. Unicornios, dragones, pegasos, hadas y arcoírises poblaban mi vida entonces. Ya he descubierto que eso no son más que disfraces que tiene la pena y la compasión... Ya me da igual, quiero ser feliz aunque sea feliz en una mentira. Aunque no sea como el resto, creo que yo también tengo derecho a ser feliz. La Magia puedo crearla yo, puede ser Magia de mentira y artificio aunque no sea tan mágica como la Magia que me podrían dar otros con su amigable calor. Me siento extraño y me siento defraudado, pero sonreiré al mundo y levantaré la barbilla. Porque aunque dolido y molesto, no me daré por vencido. Que nadie confunda esto con orgullo; esto es dolor ante una realidad, dolor al descubrir que cuando alguien me quería, todo era lo mejor...






domingo, 22 de enero de 2012

Día 07 – Una canción que te recuerde un evento concreto.

Tras una semana (justa) en blanco en este mi blog, vuelvo a la carga con el Proyecto. Ya estamos con el séptimo día. Y el Día 07 reza: <<Una canción que te recuerde un evento concreto>> y yo no tengo muchas ideas...

¡Ah! De repente se me ha venido a la cabeza ese momento del año pasado; un auténtico evento en todo el Conservatorio. El Concurso de Agrupaciones de Conjunto de 2011, el viernes 4 de marzo de 2011. Ese día tocamos cuatro personas, los Summer Night, (mi sandía entre ellas) una obra que, desde aquel momento, ya no relaciono con el significado que Mendelssohn le imprimió al componerla.Escribí una entrada sobre este evento cuando P-êM tenía apenas tres meses de vida y ahí sigue en los anales de mi blog. Tocamos la Marcha Nucpcial o Hochzeitsmarch de El sueño de una noche de verano de Mendelssohn (que de Sexpir --también conocido como Shakespeare--, era la obra de literatura). Me encantó tocarla y me ecantaron las clases del pasado curso trabajándo esta perfecta obra arreglada para dos pianos. Fue algo que no olvidaré jamás. La interpretamos dos veces: una con dos pianos (como debe ser, aunque fueran verticales da igual) y otra con dos Clavimierdas..., digo Clavinovas (que, puesto que el resto de concursantes tocaron en un piano de cola, no fue justo porque los Clavimierdas suenan a lata). La oficial, todos de negro con algo llamativo (véase mi pajarita de Míster Simpatía, véase el pañuelo de Yaiza, etcétera). De este Concurso de Agrupaciones de Conjunto de 2011 tengo una fotografía traviesa:

Et, voilà! Aquí estamos nosotros, los Summer Night,
interpretando la Marcha Nupcial de Mendelssohn en los Clavimierdas
De la otra versión también guardo otra fotografía, pero no la he encontrado por ninguna de mis redes sociales. Ya la buscaré con más detenimiento algún otro día...

Y, como no puede ser de otra forma, la canción (u obra, mejor dicho) que me recuerda este evento concreto en el que disfruté (y al que me fueron a ver actuar y a dar desinteresadamente su voto Henar, María, Lili...) es la propiamente dicha Hochzeitsmarch del genio alemán Mendelssoh (o Mendelsójen, jaja. No, es broma).


Puede que os traiga campanas de boda, festines y banquetes, bailes nupciales... Sí, Félix Mendelssohn Bartholdy la compuso para recrear las bodas que se celebran en la afamada obra de Sexpir (o Shakespeare), para transmitir un ambiente de boda. Pero a mí no me puede transmitir algo más lejos de lo que este compositor quiso inducir a sus notas; a mí me transmite tardes de compañerismo haciendo música, tardes puliendo los fallos con esa increíble profesora, tardes sintiendo esta pieza como nadie la ha sentido y dos conciertos, nervios y uniformados, votaciones... y un puesto en el Concurso que no nos dejó satisfechos. Pero aun así, nosotros disfrutamos como los que más de esta increíble obra arreglada para dos pianos y el jurado lo notó, porque la Magia que despedíamos al tocar, la podía notar cualquiera...

domingo, 15 de enero de 2012

Dentro de unos años...

Ojalá todo fuese más fácil. Hoy estaba estudiando un poco de Biología, por aquello que me propuse al iniciar este 2012 de estudiar, más o menos, al día. Hoy estaba estudiando y me puse a pensar en el futuro (este pensamiento fue iniciado por la obra maestra de Las hijas de Tara de la grandiosa Laura Gallego; recomiendo este libro muchísimo, muchísimo. Creo que todos los que lean este libro actuarán de un modo diferente cuando lo acaben, dándose cuenta del camino sin retorno que está emprendiendo la humanidad...), ese incierto futuro. Ya he escrito muchas veces sobre el futuro en P-êM, pero siento que hoy tengo que escribir sobre él de nuevo.

Acabará el Bachillerato y seré un bachiller. Haré la Prueba de Acceso a la Universidad para poder llegar a estudiar algo que "me guste", que en realidad no me apasiona ninguna carrera de las que existen hoy el día en el mercado; y seguramente tenga que aparcar mis estudios en el Conservatorio, la música, algo que realmente me apasiona por esa carrera que me completará el tiempo. Quizá me quede en León, quizá me vaya de la ciudad que me ha visto crecer... Y se irán muchos amigos, amigos de los mejores. Personas a las que estoy tan unido que separarme de ellas sería muy doloroso, mucho. Amigos que saben todo sobre mí, con quienes he compartido buenos y malos momentos, amigos de verdad. Y, sinceramente, no quiero que eso pase, me niego. Me da absolutamente igual estudiar tal carrera o tal otra, me da igual irme a Salamanca, a Madrid o al Aconcagua, me da igual... Pero lo que no me da igual es separarme de la gente a la que más quiero por tener que estudiar algo que, lo más probable, luego tampoco me sirva para ganarme el pan. Lo único que de verdad me importa es conservar estas amistades que me llenan y que me ayudan a seguir día tras día, qué mas da si estudio Biotecnología en León, Periodismo en Salamanca o Superior de Piano en Zaragoza; qué mas da si no voy a tener a mi lado a mis amigos, qué mas da si no voy a poder levantarme un lunes por la mañana sonriendo porque voy a ver al mejor amigo que jamás he tenido, qué mas da si un viernes por la tarde no voy a poder compartir esa tarde con todos ellos, qué mas da si esas apáticas tardes de domingo no voy a poder llamarlas a ellas para dar una vuelta y despejarnos de tanto estudio, qué mas da todo. De qué me va a servir convertirme en astrónomo o director de orquesta (las dos profesiones con las que he soñado, sueño y seguiré soñando toda mi vida) si después de estar horas mirando las estrellas no voy a tener a esa amiga que siempre escucha para contarle qué he visto a través del telescopio, si después de un concierto dirigiendo a una orquesta en el más bonito auditorio de la Tierra no voy a poder recibir un abrazo de felicitación de ese amigo que tan buenos los regala...

Tampoco creo que esté perdiendo el tiempo estudiando lo que estudio, ampliando mis conocimientos en artes y en ciencias. No creo que ese tiempo lo hubiera podido aprovechar en estar con mis mejores amigos, porque ellos también están en la misma vorágine que estoy yo. No está mal empleado. Pero me da rabia que en dos años mi mundo se habrá puesto patas arriba, simplemente porque tengo que ir a la Universidad, simplemente porque aquí en mi ciudad no hay las carreras que todos los leoneses quieren hacer, simplemente porque tengo que separarme de la gente con la que he crecido y con la que he aprendido a ser mejor persona para poder colgar un título de máster en mi despacho en unos cuantos años...

No quiero separarme de ellos...; no es que no quiera, es que no puedo. Tan solo espero que, dentro de unos años, cuando todo esto haya pasado y tenga mi vida hecha, no me arrepienta de nada al mirar atrás en mi vida y ver todo lo que he hecho. Tan solo espero que, dentro de unos años, pueda seguir contando con el respaldo de esos amigos a los que tanto quiero. Tan solo espero que, dentro de unos años, no haya perdido la Magia, que siga aquí conmigo, inspirándome; que lo mágico me inunde como hace ahora, pero dentro de unos años...

sábado, 14 de enero de 2012

Día 06 – Una canción que te recuerde un lugar.

Y, con este, ya son seis las jornadas que llevo del Proyecto. Bueno, he de reconocer que este número seis es quizá más fácil que el cinco, aunque tiene también su parte de dificultad. Hay miles de canciones que me recuerdan a muchos lugares, y siempre es la misma cantinela de siempre con el Proyecto de las 30 canciones. Pero bueno, menos rechistar y más buscar canciones... También es para mí imposible elegir solamente una canción.

Hay algunas canciones que me recuerdan un lugar concreto, otras que hacen que evoque una escena en un paraje que construyo en mi mente... Pero todos son lugares, existan o no en el mundo real. Curiosamente, asocio las canciones al momento en el que más las escuché; si hice un viaje a tal ciudad y en mi dispositivo musical (jeje) para ese viaje llevaba tal canción, cada vez que escuche tal canción me va a venir a la cabeza tal ciudad y los momentos vividos en ella. Así soy yo, un auténtico relacionador.

La primera canción que se me viene a la cabeza para esto es de La Oreja de Van Gogh (voy a freír el Proyecto con canciones de los donostiarras, me lo huelo). Como dije, es una canción que llevé a mi viaje por Italia, en el que visité Roma e hice un viaje de largos días por la Toscana (una región que me impresionó por su imponente belleza) y un poco por la Umbria (ídem de ídem). Como estaba escuchando todo el rato Deseos de cosas imposibles mientras estaba en el coche yendo por los campos toscanos o en Roma al descansar en un banco, para mí esa canción es totalmente italianizante. Es escucharla y venirme a la memoria todo lo que conozco de Italia y, como me lo pasé tan sumamente bien, también sonrío un montón con esta canción que me recuerda a carreteras entre agrestes praderas, ciudades exclusivamente hechas de piedra, Renacimiento en su más pleno auge... Toda Italia...



Otra canción que me traslada por completo hacia un lugar que entremezcla lo real con lo imaginario es Desde el puerto, también del grupo vasco. Llevo escuchándola desde que era muy pequeño y, quizá, haya sido el subconsciente del niño el que haya calado en mí estos recuerdos que me trae Desde el puerto. Como su propio nombre indica, me trae recuerdos del mar... Aunque no de un puerto, sino de una playa. Una playa completamente desierta, en la mañana apenas iniciada, con ese fresco matutino del comienzo del verano. Una playa que se antoja entre apaciguada y peligrosa, una playa que se contempla como un remanso desde la arena, pero que es capaz de matarte si te adentras mucho en sus aguas. Una playa que tiene una gran pared de rocas a la derecha, y unos monolitos del mismo material que se extienden caprichosamente cercanos a la orilla: unos dentro del agua y otros todavía en tierra. Una playa que sé que está en Asturias, donde dormía todas las Noches de San Juan cuando era pequeño; una playa que sé que solo existe en mi mente, donde me retiro cuando quiero estar solo...



Hay otra canción que, también, curiosamente, me hace mezclar real e imaginario. Pero esta canción que viene ahora mezcla mucho más de real que de imaginario, verdaderamente. No es una canción que esté hecha para que me venga a la cabeza Nueva York, pero a mí es a lo que me suena... Twinkle, twinkle, little star, una canción popular de la que la cantante Fredrika Stahl hizo una versión que me apasiona (también porque me apasiona la artista sueca). Quizá ayudó a que asociara esta canción con Nueva York cierto anuncio del cual era el sonido, un anuncio en el que aparecía otra macrociudad americana... Y es que cada vez que escucho esta canción pienso en lo mismo:... Nueva York en la noche, esa noche que muchas veces no es negra, sino de cielo turbio. En una azotea de un alto rascacielos se reune un grupo de muy buenos amigos. Pronto habrá un espectáculo de fuegos artificiales que adornará el cielo neoyorquino y, por esa noche, esa terraza es solo suya. La bella traca comienza y todos se juntan, hombro con hombro y abrazan al de al lado conformando una cadena de personas que miran todas hacia adelante, observando el cielo iluminado por los artificios. Disfrutan todos del colorido como nunca y, mientras acontece, piensan en la amistad que siempre los ha unido. Los fuegos se extinguen... Entonces, la cadena se cierra por los extremos y todos forman un círculo, una piña. Se dicen palabras de ánimo, que se quieren, que son los mejores y que esa noche todos van a comerse el mundo, o al menos la capital de este, Nueva York. Lanzan un grito de júbilo y la piña se rompe para que cada uno de sus antiguos integrantes bajen de la azotea del rascacielos para que todos juntos vayan a comerse la noche neoyorquina, olvidando todo lo malo...



Y seguramente haya muchísimas más canciones que me recuerden a muchísimos más lugares, no lo dudo. Pero bueno, esto era un Proyecto de una canción por día y yo hoy ya he puesto tres. Tres canciones que hacen que me vaya por completo del lugar en el que físicamente estoy para que Johann aparezca de pronto en ese mundo real o imaginario que conforman las notas que oye en estas canciones. Tres canciones que hacen comprender a Johann Kalinor qué es realmente la Magia, qué es lo mágico... Eso capaz de transportarte de un lugar al opuesto, al más recóndito, sin ni siquiera moverte de tu sitio.

jueves, 12 de enero de 2012

Día 05 – Una canción que te recuerde a alguien

Aquí es imposible escoger solo una canción. Para mí es completamente imposible. Quinto día del Proyecto y sigue siendo igual de difícil. Hay muchas canciones que me recuerdan a muchas personas y todas muy importantes para mí. Por eso, tengo que elegir más de una canción para sentirme bien conmigo mismo al terminar esta entrada...

Comencemos pues por el repaso al ámbito músico-personal de Johann Kalinor:

Puedes contar conmigo, sinceramente es una de las primeras canciones en las que he pensado para este día. Lo que te conté mientras te hacías la dormida es el álbum que acoge este tema, La Oreja de Van Gogh quienes lo compusieron. Cómo no me va a recordar a alguien esta canción, me recuerda a mi inseparable María, mi confidente y esa persona con la que comparto el día de la semana en que cae nuestro cumpleaños excepto en los años bisiestos. La persona que supo todo un 13 de septiembre, un día 13, cómo no. Esa persona a la que [quierodemasiado] y con la que he intercambiado miles de veces un 13loves13because13=13. El 13, nuestro número, un número que dio nombre al blog que compartí con ella, un blog que me inició en esto del mundo blogosférico, un blog al que guardo un cariño especial... 13.TRECE. Esta es nuestra canción, una canción que resume a la perfección todo lo que hemos vivido juntos y todo lo que aún nos queda por vivir...



Otra de las primeras canciones que se me vino a la cabeza para coronar esta quinta jornada del Proyecto, no pudo ser otra que We are young. Una canción cuyo compositor, francamente, desconozco. Sin embargo, sí que conozco y muy bien la versión que hizo una serie que nos encanta a mí y a la persona a la que tanto me recuerda esta canción, Glee. Una versión que a los dos nos emociona cada vez que la escuchamos y una versión que nos hizo llorar como colofón de ese capítulo. La persona a la que conocí hace ya unos cuatro años, un pianista con el que tuve la gran suerte de compartir clase colectiva y clase de Coro. La persona que me regala los abrazos más llenos de significado que nadie jamás será capaz de regalarme, la persona a la que llamarla "mi amigo" no es suficiente y por eso la llamo "mai frién", las dos palabras en un idioma que ni existe más llenas de significado que jamás encontraré, tanto significado como cada uno de sus abrazos. Miguel, el de las tres emes, ese chico guapo de ojos azules, ese amigo que siempre está ahí para todo, ese cantante frustrado (como un servidor) y ese pianista prodigioso (de lo que no puedo decir lo mismo sobre mí). Esta canción me trae a la memoria todos los momentos a su lado, todas las conversaciones, todas las tardes en el aula de Mariló aún en grado elemental, todas las tardes en las gradas del Coro de las clases de Carmenglo cantando codo con codo (voz con voz, mejor dicho), esos conciertos de Coro en el Ciudad de León en los que nada hubiera sido ni parecido sin su compañía, sin su apoyo y sin sus risas en los camerinos antes de salir a escena, la euforia que sentí cuando supe que me tocaba con él en clase, la alegría que me dio que volviera de Finlandia... Y en el momento culminante de esta canción, cuando la emoción es insalvable y a veces mis selectivas lágrimas deciden salir de mis ojos, solo entonces, rememoro uno de esos regalos que te da en forma de abrazos, y se me escapa una amplísima sonrisa...



En este día del Proyecto no puede faltar tampoco otra canción que me recomendó escuchar una perfecta amiga, aunque ya la conocía desde hacía tiempo. También es de Glee y no es raro, porque a esta chica lo americano le apasiona, como a mí. Sueño que un día pueda ir con ella a Nueva York y nos lo pasemos en grande paseando por Central Park y embobándonos yendo a un musical en Broadway. Ella me dijo que escuchara esa canción para pensar en otra persona, pero cada vez que la escucho pienso en ella. Desde ese momento, todas y cada una de las veces que la escucho pienso en ella. I wanna hold your hand, cantada por ese desgraciado Kurt ante la casi pérdida de su padre. Y yo quiero estrechar su mano porque es la que mejor sabe consolarme, y quiero estrechar su mano porque no hay otra capaz de darme más calor, y quiero estrechar su mano porque me siento seguro a su lado, y quiero estrechar su mano porque sé que así podré llegar hasta el fin del mundo con ella. Solo con ella, con Lili (Amazonas Sfinter). Esa chica con la que me hicieron un reportaje los de la tele, esa chica con la que grabo vídeos destornillantes, esa chica que se queda hasta las 4:00 de la madrugada en el chat porque su bobo amigo le dice que está mal, esa chica que pase lo que pase estará ahí para hablar contigo en inglés, esa chica que no es capaz de hacerte sentir mal en ningún momento salvo cuando no sonríe a cada segundo que pasa. Quiero estrechar su mano, por hoy y por siempre, porque al escuchar esta canción pienso en todos esos veranos que nos quedan a los dos por delante, en los que haremos muchos viajes en tren a San Feliz o cualquier lugar similar...



Me pidió que la aprendiese a tocar al piano para su cumpleaños, y así lo hice (al menos puse todo de mi parte para tocarla medianamente bien). Una canción del celebérrimo Ludwig van Beethoven que a esta amiga mía le entusiasma. Una canción cuyas corcheas y cuyos acordes son tan suaves y melodiosos como la poesía de esta amiga mía, que escoge con esponjas las palabras para que suenen como campanillas en flor. Claro de Luna me trae a la memoria a Henar y el tiempo con ella. Esas tardes de verano, esas de invierno, esos encuentros fortuitos al volver del instituto a casa entre semana, esos domingos cuando nadie sale y León es depresión, esa tarde que me enseñó por primera vez su libretita de poemas... Cada vez que comienzan las notas de este movimiento de la decimocuarta sonata de Beethoven en Do sostenido menor, su sonrisa se hace presente en mi cabeza para seguir ahí aun cuando el último acorde de la pieza ya se ha extinguido. El recuerdo me inunda y me traslada, me traslada a una Tierra de Campos donde tanto le gustaría a Henar vivir, entre los agrestes cultivos y las colinas claras, entre puestas de Sol y claros de Luna...



Y no, no está completa esta entrada. Faltan muchas personas muy importantes para mí también, pero es una pena que ellas no tengan una canción específica como estas cuatro personas a las que quiero sin medida que me traiga su imagen. Así acaba mi quinto día de Proyecto, estrujándome las neuronas para encontrar más canciones de recuerdos que sé que hay... Granada me recuerda a mi abuelito Virgilio, Let it be a mi Tata Cris... Personas que no están, pero que siguen siendo. Son en mi interior y son aire y música cuando escucho estas canciones que me recuerdan a ellos y lo mucho que les sigo queriendo. Acabo de sentir cosquillas en mi mejilla; han sido ellos dos que, allá donde estén, han lanzado un beso para mí. Lo sé. Lo siento aquí dentro, cuando escucho estas canciones...

martes, 10 de enero de 2012

Día 04 – Una canción que te ponga triste.

Bastante apropiada esta canción para poner hoy. Hoy me he sentido bastante triste en especialmente dos momentos: uno, cuando he defraudado a un grandísimo amigo y otro en clase de Biología y Geología. Puede que resulte algo más extraño el segundo, y es que se nos va la sustituta. Hoy ha sido, oficialmente, el último día de clase con ella. Jamás he hecho una reflexión de estas características en P-êM pero necesito hacerla hoy...

Vino casi recién empezado el curso, apenas habíamos tenido dos semanas con nuestra verdadera profesora (que tampoco es mala, pero nada que ver con esta genial profe). Irene, la sustituta, para mí ha sido un ejemplo a seguir. Está alrededor de los 25 años y prácticamente acaba de salir de la universidad, como aquel que dice. Desde luego se ha notado su espíritu fresco y con ganas desde el primer día. Es asturiana, aunque ha estudiado toda la carrera aquí en León y aquí ejerce también. Nos llevó al Edificio Darwin de nuestra Universidad de León, a hacer unas prácticas biológicas bastante enfocadas a la Biotecnología. Se hizo un e-mail para conectarse la noche antes del examen y resolver dudas. Nos seleccionó como mejor trabajo de Geología (el cual todavía tengo que enviárselo). Se preocupó por nosotros como ningún profesor de este curso. Es un ejemplo para todos, estoy seguro.

Tras este inciso que he querido hacer, diré que este Proyecto de las 30 canciones me está constando un riñón y parte del otro hacerlo. Madre mía, ¡qué difícil es elegir las canciones! Si era difícil la favorita, la que odias y la que te hace feliz, esta no lo es menos. Triste. Que me ponga triste... Pues, sinceramente, hay muchas canciones que me ponen triste quizá por la letra o por cómo están compuestas. Hay una canción, Coronel de (por supuesto) La Oreja de Van Gogh, que más que triste me hace reflexionar muchísimo aunque también siento un poquito de tristeza dentro de mí. Podría ser Coronel perfectamente la canción elegida... Pero no. No ha sido Coronel la canción que ha hecho que permanezca sentado en mi butaca durante todo un concierto, ensimismado y boquiabierto escuchándola, para luego en el pasaje final levantarme con una lágrima rodando en mi mejilla y aplaudir lo más fuerte que pude queriendo llevar mi alma hasta el escenario. No fue Coronel, fue Jueves (cómo no también de La Oreja de Van Gogh). Todo el Ciudad de León se puso en pie con Jueves, todo. Lloré sin abandonar el asombro que se había apoderado de mí a lo largo de toda la canción. Lloré cuando, momentos antes, había estado saltando y desgañitándome con Puedes contar conmigo, disfrutando y riéndome a carcajadas con Mi calle es Nueva York. Si hay una canción que consigue entristecerme justo después de un momento de plena alegría, esa es Jueves. Siempre recordaré el momento del concierto de La Oreja en el Auditorio y ese final triunfal con todo el público de pie...

...Pero sobre todo fue especialmente triste porque creo que todos nos pusimos a pensar en ese jueves, ese jueves 11 de marzo de 2004 cuando Madrid tembló; con Madrid, España; y con España, el mundo entero. Ese injustísimo 11 de marzo, injustísimo para tanta gente que iba un día más en el tren a trabajar, que iba en ese tren por primera vez en su vida, que iba en ese tren para comprar unas flores, que iba en ese tren para volver a casa con los suyos, que iba en ese tren por ver a la persona a quien quería... Todos pensamos en esa enorme injusticia y en los lutos y las lágrimas que no pudimos reprimir al comprender lo que había pasado, aunque, como yo, solo tuviéramos 8 años cuando sucedió... Sucedió y sucedió por los mismos, los de siempre, esos que están en la cima de un país y que se creen que pueden entrar en guerra con el país de acá o el de más allá, guerras estúpidas sin sentido de las que tan bien nos habla Coronel. Pero hoy os pido que os sumerjáis en Jueves, que sintáis esas almas que desde algún lugar nos miran a todos sonriendo, apremiándonos para que cambiemos el mundo y que no se repita aquello por lo que tuvieron que pasar. Os pido que, quizá, os entristezcáis un poco...




lunes, 9 de enero de 2012

Día 03 – Una canción que te haga feliz.

Hoy no tengo duda. Ninguna. He tardado en darme cuenta de la canción que siempre he dicho que me hace feliz y que me sube la moral, pero no hay posibilidad de cambio. Es una de las pocas canciones que hace que, al escucharla, mi cara se convierta en una sonrisa inmensísima que eclipse todo lo demás. Solo hay una canción que pueda hacerme saltar, bailar, gritar, y pasármelo tan bien como me lo paso con esta... Si estoy triste algún día o si, simplemente, quiero desmadrarme y pasar un rato alocado divirtiéndome conmigo mismo como nunca, esta canción sería la protagonista... We are golden del fabuloso Mika.

No soy el único al que esta canción le priva y le hace subir en el termómetro de la felicidad. De todos modos, es difícil que esta canción no te transmita ganas de vivir...; ¡eso es exactamente lo que me da esa canción!, ganas de vivir y comerme el mundo. Porque esta canción me dice que no soy tan malo como se empeñan en recordarme, que yo también valgo lo mío, que lo que me gusta no es incorrecto, que puedo vivir sin preocuparme de nada más que eso, vivir... Esta canción es un canto a la vida y una invitación a la carcajada de bienestar.

Escuchadla, porque esta canción no tiene desperdicio. Esta canción es la única capaz de hacer levantar de la cama a un deprimido. Esta canción es la única que te agita con la fuerza de un ciclón para luego tumbarte y dejarte sin aliento. Esta canción es la única que va hacer que se te salten las lágrimas de tanta felicidad que contienes al escucharla. Esta canción es la única totalmente indescriptible. Esta canción es la única que me hace sentir dorado, porque lo soy. Todos somos dorados...


domingo, 8 de enero de 2012

Día 02 – La canción que menos te guste.

Un día más del Proyecto. Y este día es, si cabe, más difícil que el primero. El Día 01 elegí una canción que, para mí, era la mejor, una canción a la que vanaglorié. Hoy, tengo que denostar a una. No es nada fácil tampoco...

Podría elegir cualquier canción de heavy metal, o de rock duro. Generalmente, no me gustan nada esos estilos (como punto a mi favor, diré que yo no hago vídeos como un fanático de cierto cantante diciendo que el heavy metal es ruido; para nada. A mí no me gusta, pero reconozco que es un buen estilo de música para aquel que sabe disfrutarlo, yo desde luego no sé). Soy de música pop, siempre lo he sido. También me gusta el indie, pero no todo el indie. Reconozco que la música comercial me pierde, y no lo considero nada malo. Mucha gente detesta la música comercial (y por supuesto que no tengo nada que decir contra ellos), pero mucha otra gente a la que le gusta esta música se avergüenza de reconocerlo porque cree que es algo malo... O peor, van y te saltan con que (por ejemplo) Justin Bieber no es comercial. Juro que la primera vez que me dijeron eso estuve riéndome durante dos minutos seguidos. Hay música más comercial y música menos comercial, y ambas son música.

He de reconocer que algunas canciones de Justin Bieber, de Rebecca Black y demás especímenes de lo comercial (que adelanto NO ME GUSTAN. No tienen nada, pero nada, de Magia) podrían perfectamente gustarme con algunos cambios, cambios como: la voz en el caso del (la) niño (niña) Bieber, las letras y también la voz en el caso de la señorita Black... y un largo etcétera. Sin embargo Friday de la señorita Black jamás llegará a gustarme. Esa letra insulsa, esa voz gangosa y horrible y ese videoclip que más cutre no puede ser... Esa canción me hace vomitar solo de escucharla, en serio. Pero como está muy vista, no elegiré Friday como la peor de las peores... Aprovecharé ya aquí para decir mi opinión ya que nunca lo había hecho antes en P-êM. No digo que Justin Bieber sea mal chaval, probablemente sea majo si llegas a conocerle (aunque lo dudo). Pero la imagen que él mismo se ha creado en el mundo de la música realmente apesta. No hay cosa peor que la soberbia y el egocentrismo (sobre todo en el mundo de la farándula) y el niño Bieber encierra esas dos cualidades. De la señorita Black, sinceramente, no tengo una opinión tan formada como con el niño Bieber, salvo que debería analizar detenidamente sus trabajos musicales (Friday con urgencia), por favor.

Y bien, ahora por fin daré a conocer La canción que menos me gusta. Esta canción, como he dicho antes, puede que si le dejas la misma base musical y le cambias la letra y la voz (o directamente ya la cantante) me llegue a gustar. No sería una de esas canciones que me encantan, pero podría ser perfectamente pasable. Y el esperpento cancionil para mí es... My moment de, por supuesto, la Rebe o señorita Black. Solo el título ya denota humildad y solidaridad ¿verdad?, pues ni os cuento la letra... Para más inri, en el videoclip se lo cree aún más, basta con ver su cara y los patéticos movimientos de ritmo que hace (que los hace mal, pero como es la Rebe, molan). Disculpad que me esté rebajando cada vez más al insulto, pero es que estos dos me ciegan...


viernes, 6 de enero de 2012

Los Reyes con carbón...

No me siento como me debería de sentir un día como hoy. Es la Epifanía, el día en que las caras de todos se llenan de ilusión y de alegría al ver sus regalos de Reyes. Hoy es un día especial, hoy es Magia pura... Y mis sentimientos son totalmente contrarios.

Puede que me sienta así porque aún no he abierto los regalos. Pero es que mi Rey Mago está en el hospital desde la madrugada de ayer. Y aquí estoy yo, solo en mi casa, el día de Reyes. No hay nadie, los regalos están aún envueltos y solo se oye el silencio (a veces maúlla mi gato, triste)... Hoy soy apatía, no Magia.

Parecía que las Navidades me habían traído algo inconmensurablemente bonito, por fin Johann podía disfrutar de cosas de las que jamás en la vida había disfrutado. Pero bueno, como siempre digo, el destino es hábil: siempre equilibra la balanza, siempre. Me dio algo perfecto y, en Reyes, me envía una tormenta. No me consideraba nadie malo, nadie mezquino; y hoy me siento un poco así. No es por mí mismo, pero ya da lo mismo.

La vida me ha dado muchísimos momentos sin Magia, muchísimos. Supongo que a todos nos los ha dado y que siempre los de uno son mucho peores que los de los demás, y no quiero hoy caer en ese tópico... Pero puedo asegurar que yo he vivido auténticos momentos de magia negra, la más horrible.

Creo que no soy egoísta, si lo fuera no estaría escribiendo esto, pero las nubes me gritan que sí lo soy. Quizá esté siendo egoísta precisamente por esto, por escribir esta entrada y por decir que me lo gritan. No lo sé, ya no sé nada. Solo reafirmo lo que ya dije un día, que el destino se encarga de equilibrar siempre la balanza... Nos guste o no.

Ojalá la Magia que he perdido vuelva a lo largo del día, porque si no los Reyes de 2012 habrán venido con el saco lleno de carbón...

jueves, 5 de enero de 2012

Año de Magia a tu lado.

Hoy, justamente hoy. Hace 365 días yo, Johann Kalinor, estaba frente a la pantalla del ordenador, la misma pantalla frente a la que estoy ahora. Hace 365 días decidí crear un blog para mí, para todos, para contar con mis palabras lo que siento y cómo lo siento. Hace 365 días un espacio de la blogosfera fue reservado para mí, un espacio de toda la World Wide Web se me concedió para que yo, un pequeño loco mágico, escribiera palabras honrando siempre a la Magia. Hace 365 días que nació Peut-être Magic...

Llevo un año ya diciendo cosas aquí, dando rienda suelta a mi imaginación y a mi palabrería. Llevo, con esta, 90 entradas publicadas (y otras tantas que se han quedado en Borradores, otras tantas que solo yo puedo ver, jijiji). Atrás queda el 2011, el año en que Peut-être Magic ha nacido y ha saludado al mundo; frente a mí está el 2012 (hoy este sitio que intento hacer mágico cumple un año), en el que estoy seguro de que va a haber Magia a tutiplén.

No sé cómo expresar todas estas cosas que ya he expresado en cada una de las entradas que he escrito. A Peut-être Magic le tengo un cariño que es más que mágico. Un cariño a algo inmaterial e intangible como es una bitácora, pero un cariño inmenso al fin y al cabo. Este pequeño blog ha sido el vehículo que he tenido para expresar mis sentimientos, los alegres y los tristes, los inmejorables y los decepcionantes. Ha sido mi confidente en todos los sentidos (él sabe también esas entradas no publicadas que están en Borradores). Quizá parezca estúpido que una persona pueda cogerle cariño a un blog, pero no lo es; es mágico. Recuerdo ahora la faena que mi amiga Henar tuvo: su blog de toda la vida se le hizo inaccesible y tuvo que crear otro muy a su pesar, dejando atrás el que fue su confidente durante toda su "vida" como bloguera... Aquí tengo archivados todos los momentos que creí oportuno archivar, Peut-être Magic es mi álbum de fotos con palabras, el sitio al que vengo para recordar lo que sentí en aquellos momentos...

El 5 de enero, la Noche de Reyes. Qué curioso. El día que este blog nació es uno de los más mágicos del calendario. Es el día en el que los tres Reyes Magos recorren toda nuestra geografía para premiar a aquellos niños (y no tan niños) que son merecedores de sus mágicos regalos. Ya estaba predestinado: la Magia iba a llenar este espacio, y lo ha llenado. Cada entrada, como se puede leer, no es más que una visita que la Magia me hace, ataviada con su chistera y su varita... 5 de enero de 2011, y hoy es 5 de enero de 2012. 365 días exactos en los que Peut-être Magic ha estado latiendo con hechizos de Magia, , con La Oreja de Van Gogh, con Harry Potter, con la Banda del Conservatorio, con mis Amigos, con  todos los Conciertos, con las Galas de Magia, con los Pequeños Momentos... Ha estado latiendo con Magia, y lo seguirá haciendo, espero, durante muchos años más.

Quiero felicitarte, Peut-être Magic. Quiero felicitarte por todos los secretos que tan celosamente me guardas y por todos los sentimientos que sacas a la luz del mundo. Quiero felicitarte solo a ti, que hoy es tu día. Y, Peut-être Magic, como tú te mereces una felicitación especial porque tú también lo eres, te felicitaré con algo que pocas veces hago. Un dibujo. Sé que me salen fatal y que no valgo para esto, pero lo he hecho pensando en este año que hemos recorrido juntos y en todo lo que ha significado para mí tenerte siempre ahí. Muchísimas felicidades, Peut-être Magic, y avancemos con paso firme un año más...



miércoles, 4 de enero de 2012

Día 01 – Tu canción favorita.

Primer día del Proyecto de las 30 canciones, y quizá sea el más difícil. Escoger una canción favorita, significa escoger una canción que prefieras por encima de todas las demás, una canción que, en tu opinión, sea mejor escuchar en cualquier momento que cualquier otra (o por lo menos en casi todos los conciertos). Es muy, muy, muy difícil elegir una canción; solo una. Podría etiquetar muchísimas canciones de diferentes artistas, de diferentes estilos, como mi posible canción favorita... Y, sin embargo, solo esta canción puede ser la favorita de Johann Kalinor.

Tras momentos de cávila y mucho pensar, me he decidido. Una canción que me acompaña desde que tengo cinco años, una canción que he cantado, tarareado, bailado, disfrutado, gritado, saltado. Una canción de la que me sé la letra a la perfección, de la que me sé los acordes de la guitarra y del bajo, las notas de los teclados y los ritmos de la batería. Una canción que es la pista número uno del que, probablemente, sea mi álbum favorito. Una canción que fue el single que catapultó a la fama a un grupo que llevo totalmente en el corazón. Seguramente la canción más conocida de estos artistas pop que adoro. El buque insignia de El viaje de Copperpot, de La Oreja de Van Gogh (cómo no)... Esa canción es Cuídate.

Desde que tengo cinco años, como dije, esta canción no ha dejado nunca de acompañarme en este viaje (no de Copperpot, pero casi) que es la vida. Desde playbacks en el colegio, hasta cintas en el coche. Desde tarareos una tarde, hasta desgañitarme cantándola en un concierto en directo. Desde rayar el disco de tanto escucharla a escribir su letra por todas partes... Puede que no sea una buena canción, puede que esté ya muy vista y puede que no guste. Vale. Pero cada vez que escucho ese punteo de guitarra y ese acorde suspendido de teclado que dan comienzo a este tema no puedo evitar sonreír inmensamente, no puedo evitar recordar millones de cosas del pasado, no puedo evitar asociar su letra a cosas que siento hoy en día... Para mí Cuídate lo engloba todo; por eso y porque la tengo en mi martillo, en mi yunque y en mi estribo desde que tengo uso de razón, es mi canción favorita.


martes, 3 de enero de 2012

Proyecto de año nuevo.

Año nuevo, vida nueva. Eso se oye mucho por estas fechas. Y como esta es la primera entrada que P-êM tiene en 2012, quiero que sea una entrada especial; no como otra cualquiera. Por eso mismo, en estas primeras palabras del nuevo año, quiero que Peut-être Magic entre en... Chan-chan-chan-chan... ¡El proyecto de las 30 canciones! Sí, el mismo proyecto que dejé en mi piano y que ninguno de mis amigos coautores retoma (de hecho ese blog prácticamente solo lo escribe servidor, quitando un par de entradas que escribió Miguel en su día).
  • Día 01 – Tu canción favorita
  • Día 02 – La canción que menos te guste
  • Día 03 – Una canción que te haga feliz
  • Día 04 – Una canción que te ponga triste
  • Día 05 – Una canción que te recuerde a alguien
  • Día 06 – Una canción que te recuerde un lugar
  • Día 07 – Una canción que te recuerde un evento concreto
  • Día 08 – Una canción de la que sepas todos los sonidos y la letra
  • Día 09 – Una canción que sepas bailar
  • Día 10 – Una canción que te duerma
  • Día 11 – Una canción de tu grupo favorito
  • Día 12 – Una canción de un grupo que odies
  • Día 13 – Una canción que sea un placer prohibido
  • Día 14 – Una canción que nadie espera que te guste
  • Día 15 – Una canción que te describa
  • Día 16 – Una canción que antes te encantaba y ahora la odias
  • Día 17 – Una canción que escuches a menudo en la radio
  • Día 18 – Una canción que te gustaría escuchar en la radio
  • Día 19 – Una canción de tu álbum favorito
  • Día 20 – Una canción que escuchas cuando estás enfadado
  • Día 21 – Una canción que escuchas cuando estás contento
  • Día 22 – Una canción que escuchas cuando estás triste
  • Día 23 – Una canción que quieras tocar en tu boda
  • Día 24 – Una canción que quieras que toquen en tu funeral
  • Día 25 – Una canción que te haga reír
  • Día 26 – Una canción que sepas tocar con un instrumento
  • Día 27 – Una canción que deseas poderla tocar
  • Día 28 – Una canción que te haga sentir culpable
  • Día 29 – Una canción de tu infancia
  • Día 30 – Tu canción favorita el año pasado sobre esta época

El Proyecto lo iré intercalando con las entradas que haga habitualmente, las que siempre he hecho a lo largo del ya pasado 2011. Aquí está uno de mis propósitos de año nuevo... ¡¡Allá vamos!!

¡¡ARRANCA EL 2012!!