jueves, 27 de septiembre de 2012

Traición de ensueño.

Varias veces recordé en este lugar el agridulce sabor de los sueños que se esfuman. Ese hito inalcanzable en tu vida que al fin consigues y que, de pronto, desaparece cualquier ápice de su consecución real en cuanto descubres que has abierto tus ojos. El amargo sobresalto de descubrir que la perfección, el momento del que podrías jurar que era absolutamente real porque hasta incluso recuerdas el aroma, nunca fue más que el juguetón descanso de un cerebro colapsado.

Esta noche viajé al más ideal de los momentos, uno de los más especiales que llevo anhelando mucho tiempo. Viajé sin saber que había viajado, puesto que, mientras transcurría, mi corazón latía a la velocidad del rayo y mi cabeza, agorera, se repetía llena de júbilo <<No puede ser real, pero... ¡Está pasando!>>. Una sensación de alegría y de plenitud me recorría y no me dejaba. Mirar la escena, sentir cada cosa que sentí tan sumamente real no me hizo plantearme por un instante si aquello era o no un sueño, simplemente lo estaba experimentando en mis propias carnes. Veía cada cosa, notaba cada contacto y entendía cada palabra con una claridad meridiana. La belleza de la situación, cada perfecto detalle del contorno de las formas... De verdad que fui el hombre más feliz del mundo, expedía un aura de felicidad que se podía adivinar a kilómetros de distancia. Nunca pensé que mi extrema alegría pudiera ser truncada de aquella forma fría y cruel, pero finalmente fue así... Desperté, de noche, con dolor de cabeza y de garganta, tosiendo. Desperté en un mar de oscuridad espesa y desconcertante. Desperté para darme cuenta de que todo con lo que había estado soñando desde siempre..., no era más que eso, un mero sueño...

domingo, 9 de septiembre de 2012

Si sabes mirar, tu vida es envidiable.

Uno va haciendo el viaje que es la vida, sin prisa pero sin pausa. Viviendo cada segundo y cada minuto de una forma inevitable; no es posible pausar nuestra vida para pensar y tomar decisiones con todo el tiempo del mundo, es un viaje en el que no existen altos en el caminos, un continuo e inexorable seguir hacia donde sea.

Uno va haciendo el viaje que es la vida y va conociendo personas, muchas personas cuando una vida acaba. Aunque, apenas cuando empieza ya hay unas cuantas. Y, yo que estoy empezándola, tampoco necesito muchas más. Asimismo, cuando vas viviendo te vas dando cuenta de quién te quiere realmente y quién no, de quién estaría dispuesto a luchar por ti y de quién dice que daría todo por ti pero con la boca pequeña. Desgraciadamente, personas a quien quisiste con toda tu alma se te van cayendo. Es triste que vivamos dolorosas decepciones, y todos las vivimos. Es triste que la gente no te valore o que no te dé lo que mereces aunque tú no lo creas así... Pero también es infinitamente gratificante que te regalen sonrisas sinceras, que te den abrazos de amor verdadero y que te digan palabras que sabes que salen directamente del corazón.

Hoy he viajado al Lejano Oeste para ir a ver a una cowgirl que hacía tiempo que no veía... Un mes y medio, aproximadamente. Quería verla desde hace tiempo, pero por unas razones u otras no pudimos arreglarnos para quedar. Finalmente, hoy hice mi viaje. Llegué, con un pequeño regalito bajo el brazo, no por ser zalamero, ni siquiera por quedar bien..., sino porque lo necesitaba. Necesitaba decirle a esa chica fuerte y valiente que la necesitaba en mi vida, porque me había demostrado miles de veces que podía apoyarme en ella.

Por eso, si sabemos mirar en la dirección correcta, si nos fijamos bien, nuestra vida es bonita y realmente envidiable gracias a esas personas que te hacen sonreír prácticamente sin darse cuenta. Gracias a esas personas que te dan tantas cosas... Le regalé una pequeña parte de mí porque simplemente sentía que debía darle unas palabras diferentes pero tan naturales en mi corazón. A ella la tengo, a esa chica de ojos verdes y pelo castaño, en uno de los rincones más especiales de mi alma, en el rincón más cálido y más acogedor. No porque me dé cosas a cambio, que también, sino porque me da su compañía, su cariño y su completa sinceridad. Porque es tan especial que ya sabe quién es sin necesidad de una foto nuestra, sino de una foto de quien en realidad somos en lo más profundo de nuestros corazones. Una foto del fondo más inhóspito de nuestra alma, una foto de nuestros espíritus, de nuestras esencias..., que aunque se han encontrado hace poco, estaban destinadas para estar juntas.

El pequeño vaquero sheriff y la chica más valiente y fuerte del Lejano Oeste,
el verdadero retrato de dos almas cuyos destinos estaban unidos y que, finalmente, se encontraron.

viernes, 7 de septiembre de 2012

Día 16 – Una canción que antes te encantaba y ahora la odias.

Comienzo septiembre retomando el Proyecto. A la vista está que no voy a poder cumplir eso que dije de terminarlo antes de que empiece el curso (que lo hará dentro de una semana). Y este Día 16 es realmente polémico. Miro en mi fonoteca y, realmente, no tengo ninguna canción que antes me gustara y ahora odie. Puede que el Aserejé, pero tampoco lo odio. Cuando hay que echarse unas risas con él, uno se las echa.

Creo que "odiar" la música es algo muy fuerte. Puede no gustarte, pero de ahí a denostar una canción, hay un gran salto. Este Día 16 de verdad que no me gusta nada. No sé, por más que intento en pensar una canción, no hay ninguna que me venga a la cabeza...

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Tras varios intervalos de tiempo pensando, he decidido que voy a reformar un poquitín este día. Para mí va a titularse: Día 16 – Una canción que antes te gustaba y ahora te parezca repetitiva, sosa, insulsa, algo anticuada, aburrida o cansina de escuchar. Más que nada lo he hecho porque es muy difícil que algo que me ENCANTABA ahora lo ODIE. Son dos extremos que, no digo que no estén cercanos (que lo están), sino que en temas musicales, odiar algo me parece realmente evitable. Y canciones que antes me gustaban y ahora me parecen repetitivas, sosas, insulsas, algo anticuadas, aburridas o cansinas de escuchar hay unas cuantas. Muchas de La Quinta Estación, por ejemplo, se me repiten innumerables veces; de Melendi, ya ni te cuento; de Paulina Rubio, más de lo mismo.

Aun así, creo que ya tengo mi canción que antes me gustaba y ahora me parece repetitiva, sosa, insulsa, algo  anticuada, aburrida o cansina de escuchar. Y es Ni una sola palabra, de Paulina Rubio. Esta canción fue compuesta por mis adorados La Oreja de Van Gogh, pero se la vendieron a la mexicana: CRASO ERROR. En sus manos, pienso, hubiera sido tratada de otra forma, con menos arreglos vocales, menos equitos por aquí, menos morritos al cantarla y algo más de musicalidad. Aun así, es una buena canción comercial que tuvo su éxito. No es la única canción que La Oreja ha vendido a otros artistas: Amores dormidos, popularizada por Edurne, fue incluida en su álbum Más guapa cantada por Amaia Montero y tocada por Xabi, Pablo, Álvaro y Haritz; también el tema Adelante, que fue cantado por los chicos de OT y fue la sintonía de los anuncios de BBVA durante mucho tiempo, era una obra de los donostiarras. Tras este pequeño apunte de historia sobre La Oreja de Van Gogh, os dejo con Ni una sola palabra. Desgraciadamente, no existe versión de La Oreja porque perdió los derechos, así que tendremos que conformarnos con el estilo de Paulina...