viernes, 31 de agosto de 2012
Quiero...
Quiero ese abrazo. Quiero poder tener cuerpo a cuerpo a ese alguien. Quiero poder agarrar esa sudadera con fuerza, rabia, amor y deseo al mismo tiempo. Quiero sentir las convulsiones de su pecho, llorando de amor y nostalgia. Quiero saber que soy algo muy importante. Quiero mirar unos ojos que me digan todo con un parpadeo. Quiero reconciliaciones tan bonitas como el cielo azul y tan radiantes como el Sol de mayo. Quiero tartamudear y que me entienda. Quiero poder ser uno de esos actores de las series, de las películas; quiero ser uno de esos en la vida real, que me pasen las historias tan envidiables y no siempre felices que ahí cuentan. Quiero tener el derecho a lo que tiene todo el mundo. Quiero oler esa sudadera y que me huela a ese perfume que tanto significa para mí. Quiero que le guste mi pelo, que le gusten mis ojos y que le guste mi aroma. Quiero una esencia de realidad ajena, una gota del manantial de la felicidad normal. Quiero que una luz saltarina me toque para que alguien que yo quiera me quiera. Quiero vivir eso que veo y que envidio. Quiero un poco de ficción en mi demasiado terrenal mundo. Quiero alegría y, al mismo tiempo, especialidad. Quiero algo y sé lo que quiero. Quiero lo que quiero y no un esbozo de ello. Quiero que dejen de consolarme, porque quiero no necesitar consuelo. Quiero una vida que grite a las estrellas. Quiero que las ciencias biológicas cambien y se pongan a mi favor. Quiero que el zodiaco se mueva y haga virguerías, quiero un momento de chispas de ilusión. Quiero crear mi destino, paso a paso. Quiero dibujar ese rostro, trazo a trazo. Quiero escribir sus palabras, cacho a cacho. Quiero componer mi banda sonora, piano a piano. Quiero hablar para que hablemos, labio a labio. Quiero espinas que se vuelvan mariposas. Quiero urracas que se vuelvan amapolas. Quiero manos secas que se vuelvan adiposas. Quiero sombras densas que se caigan, que se rompan. Quiero palabras de hielo en amorosas. Quiero que promesas vanas se hagan cosas. Quiero que, de una puta vez, pinten mi vida de rosa.
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