Y mejor si es en coche.
Y mejor si es por carreteras poco transitadas. Sin poblaciones cercanas. Sin apenas luces. Solo un puntito en la lejanía... Y la Luna y las estrellas, claro. Me encanta. Me siento humano, me siento vivo... Siento el peligro que supone vivir. Lo que somos en realidad, nuestro fundmento último. Nuestro interior muy interno. Nuestro yo animal. Miras por el cristal de atrás, o por alguna de las ventanas laterales y apenas distingues formas grotescas, sombras, la mayoría de árboles y arbustos. Y piensas en los animales, en los de verdad (nosotros somos la deformación del Reino Animal, pese a que pertenecemos a él). Pobres. Los animales diurnos están vendidos en la noche. No pueden ver. Nosotros somos <<animales>> diurnos: nuestra vista está adaptada a la luz y al día. Los nocturnos son los reyes, pero, además, ellos también ven en el día, peor, pero consiguen ver bien.
Las estrellas, que ahora sí se pueden ver, lejos de toda civilización escupedora de luces. La Ursis Majoris, Osa Mayor o Carro. Qué bien se ve la Estrella Polar...
En fin, uno, que a veces anhela su pasado cavernícola...
Mañana Mrs. Routine vuelve de nuevo... Báh. Ahora recuerdo que mañana ensayo... Entre otras, tocaremos una canción que es muy bonita y muy mágica, aunque también MUY DIFÍCIL... Cinema Paradiso.
Y ahora que se me viene a la cabeza, un refrán que ya conocía, pero no me acordaba de él y que me le recordaron ayer, en mi minitrip a Salmanticvs:
Lo que la Naturaleza no da, Salamanca no presta.
Que quiere decir que si la Dama Natura no te ha dado la inteligencia, por mucho que vayas a Salamanca a estudiar (por aquello de que tiene fama la universidad), no vas a ser ninguna lumbrera.
Ahí queda eso.
P.D.: Muchas felicidades a todos los seres humanos del sexo XX, que os lo merecéis.
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