Acabo de asistir a un concierto (con mi genial amiga Bea) excelente, brillante, conmovedor, emocionante, flipante, alucinante, sobrecogedor, provinciano, divertido, alegre... pero, sobre todo, femenino.
La IV Edición de <<Mujeres Creadoras>>. En el Conservatorio. Por profes y alumnos todo mezclado: teatro, baile... Pero todo ambientado con música, pero no cualquier música, música de mujeres. Música que durante siglos ha estado escondida por haberla compuesto una mujer, música que ha estado bajo el autorazgo de un hombre y hoy se descubre que fue una mujer quien la escribió, música de compositoras actuales que denuncian actos misóginos o que, simplemente, buscan el arte por el arte en una expresión de este que te deja sin un hálito de aliento (valga la redundancia). Música de mujeres. Unas mujeres increíbles. Admiro muchísimo a las mujeres que, ya en la Edad Media, como Hildegard von Bingen, componían música haciendo oídos sordos a las miradas de una sociedad que escupía al feminismo. Mujeres, como Amy Beach o Cécile Chaminade, que ya conocían un mundo en el que las mujeres tenían un ínfimo reconocimiento artístico. O Mujeres como nuestras profesoras, las del Conservatorio. Unas verdaderas artistas que nos remueven por dentro con su música tan profunda y llena de sentimientos.
Un pequeño apunte cultural que, realmente, me apetecía escribir.
Hoy he ido a un concierto fabuloso, que intenta que la igualdad sea un hecho. Un concierto en el que he notado la Magia de las mujeres compositoras.
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