Hoy a las 00.30 se puso el punto y final a las fiestas de San José 2011. Y siempre me pongo igual de nostálgico cuando llega este momento; pero este año, la nostalgia se cuadruplica. Estas fiestas han sido las últimas fiestas de San José que viviré (al menos como alumno y no como persona ajena). Ya hemos planeado mis friends y yo que iremos el año que viene a ver la falla, pero no es lo mismo. La pena me invade, y la pena me invadirá aún más el último día de clase... Pero no quiero adelantar los acontecimientos; ahora hablo de las fiestas. Al menos el último año ha sido memorable, el mejor (si no, uno de los mejores). He vivido mis últimas fiestas convertido en Míster y en uno de los integrantes del cuerpo de baile más genial del que jamás he formado parte. Y, con eso, estoy ya más que satisfecho. Pero la pena sigue ahí, es la mente humana. Veo ahora las guirnaldas que se mecen al viento, ya algo caídas, en las ventanas de las clases... El lunes se quitarán. También el suelo del patio ennegrecido por el fuego y el calor de la falla... El lunes empezará a borrarse... Todo volverá a la normalidad, gracias a la entrada de Mrs. Routine de nuevo, pero los recuerdos nunca jamás se irán; eso lo tengo cristalino.
La verbena de este año también me ha parecido diferente y especial... Han ido grandes amigos míos que nunca antes habían ido a la verbena y me lo he pasado en grande (bailando, cantando y chillando como el que más). Estos dos días de fiesta, e incluso los tres anteriores de clase normal y preparación, han sido mágicos; y no los olvidaré nunca... No quiero.
Las primeras horas del día de hoy (el del padre, el de San José) marcaron el fin de las fiestas, el fin definitivo...
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