lunes, 17 de octubre de 2011

El largo y tortuoso viaje de la vida...

Esta canción te sobrecoge. El videoclip ayuda mucho, es precioso y te hace pensar. Pensar en la Naturaleza, aquella a quien siempre tenemos por benefactora y bella. Pero muy a menudo la Madre Naturaleza es bien cruel y bien arpía, deja morir a sus criaturas...

Lo nuevo de Amaral, Hacia lo salvaje se llama. Me gusta mucho la canción en sí, es una de esas canciones en las que la letra y la música van unidas de la mano, los sonidos no podrían haberse escuchado en otra letra ni esa letra podría haber dado lengua a otros sonidos. Perfecta conjunción de Magia. Y el videoclip es perfecto, perfecto y mil veces perfecto... Muy acertado y muy certero. Me encanta y me parece que es mágico, aunque a veces te haga pensar en cosas crueles...

La pequeña tortuga sale de su huevo a varios metros de la playa. Es pequeña, muy pequeña, mucho más que el palmo de la mano. Con una fuerza sobrenatural, sacada de lo más hondo de su alma juvenil, avanza a duras penas por la irregular arena, topándose con algas secas en la orilla que la dificultan el camino. De ello depende su vida. Si cae boca arriba deberá emplear todas sus fuerzas en ponerse boca abajo, debe evitar ser devorada por los cangrejos y los lagartos que viven en la playa. Acaba de ver el mundo y ya ve su cara más cruel y más hostil. Parece que al fin consigue adentrarse en el agua del mar, pero ahora las olas manejan a su antojo su débil y pequeño cuerpo, y la tortuga vuelve a hacer esfuerzos inconmensurables para nadar hacia adelante, al océano profundo. Una vez allí tendrá que vérselas con los pobladores más impíos del gran azul, los que se esmerarán en arrebatarle la vida. Puede que se tope con más tortugas, que le ayudarán. Puede que se tope incluso con su madre, pero nunca sería capaz de reconocerla, pues no estaba allí en el momento de la eclosión, y podría ser cualquier tortuga, cualquiera... La pequeña crecerá y hará su primera puesta en la misma playa donde nació años atrás, la misma playa en la que sufrió para escalar los entonces enormes montículos de arena, ahora pequeñas ondulaciones que no suponen ni preocupación; la misma playa donde el cangrejo quiso que ella fuera su merienda, y ahora los cangrejos ni se atreven a interponerse en el camino de la gran tortuga. Dejará allí a sus pequeñas, aún en proceso de formación. Para que, pasados unos meses, comiencen el largo y tortuoso viaje de la vida...

Vivirán 500 años, pero se lo merecen:

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