lunes, 10 de octubre de 2011

Hipocresía.

No quiero el frío de alma, quiero el frío del tiempo.
No quiero el calor del fuego, quiero el calor del amor.
No quiero el viento que sopla, quiero el viento de los recuerdos.
No quiero el beso de cortesía, quiero el beso de amor verdadero.
No quiero instantáneas estrellas fugaces, quiero el lento viajar de un cometa.
No quiero las farolas de luz sucia de la calle, quiero que me iluminen las constelaciones.
No quiero levantarme con un molesto pitido, quiero que me despierte el cantar de los pájaros.
No quiero depender de una máquina sin vida, quiero depender de personas con corazón.
No quiero aprender de tinta escrita en árboles talados, quiero aprender de los árboles vivos en una naturaleza llena de experiencia.
No quiero que de mis manos salga expansión y abuso, quiero con ellas fabricar huellas en el barro.
No quiero que me manejen las manecillas del reloj, quiero que me maneje el Sol que es mi astro guía.
No quiero que cada uno viva su mundo para sí mismo, quiero que todos vivamos juntos y en paz.
No quiero un mundo con humo en el cielo, quiero un planeta sano y de todos los seres vivos.
No quiero tragar tanta falsedad, quiero que tengamos el valor de ser sinceros.
No quiero que a nuestros iguales se les maltrate por ser en algo diferentes, quiero que todos nos demos la mano cualquiera sea la condición de a quien se la estamos dando.
No quiero una vida tan complicada, quiero una existencia simple y relajada
No quiero que perdamos la Magia, quiero contagiar polvos mágicos a quienes vivan tristes...

Y, sin embargo, si no hubiera convivido con todo aquello que no quiero, hoy no pensaría lo que pienso, no estaría con quien estoy, no querría a quien quiero, no me enorgullecería de lo que me enorgullezco, no lucharía por lo que lucho, no sentiría lo que siento... no sería como soy.

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