viernes, 30 de diciembre de 2011

¡Por arte de Magia!

Acabo de volver de la VIII Edición del Festival Internacional de Magia de León. ¡QUÉ PASADA! He visto la Magia; he sentido la Magia.

He esperado un año para poder decir esto claramente. El nombre de este blog, Peut-être Magic (que es Quizá Magia en francés), vino a mi mente después de haber disfrutado de la VII Edición del Festival (cuyo maestro de ceremonias fue el mago al que admiro entrañablemente, el Mag Lari) y vino a mi mente porque esa VII Edición fue una auténitca explosión de auténtica y verdadera Magia en todos los sentidos, totalmente. Peut-être Magic se creó la víspera de Reyes: el 5 de enero de 2011. Se creó, y tuvo su antecedente en el blog 13. TRECE, que frente a la inactividad de la coautora, decidí abandonar y formar la maravilla que para mí ha sido Peut-être Magic, expresando ya todos mis pensamientos independientemente. El título, que estuve varios días cavilando, supe que tenía que encerrar en su interior la palabra Magia. Lo supe porque el anterior Festival me había llenado tanto, que no podía dejar que eso me resultara indiferente...

Gracias a estas galas internacionales de León vive la Magia, nació Peut-être Magic. Es realmente mágico, ¿no? Pues bien, esta VIII Edición ha sido espectacular y, como no podía ser de otro modo, muy mágica. Me acompañó un amigo que es mucho más que eso; es mago de antaño, fotógrafo de sensaciones y sensibilidad de abrazos. Me acompañó porque mañana, día de Nochevieja, se va a hacer mayor (aunque sea en contra de su voluntad, como sentí yo sobre todo de los 14 a los 15) y va a cumplir 16... Una gala emocionante, muy emocionante. El presentador, francés con un español más que envidiable, con chistes y trucos graciosos. Un grupo canadiense que hizo Magia con la ayuda de un majestuoso tigre. Un belga acompañado de una música colorida, con una sencillez tierna que hizo trucos grandiosos y pequeños al mismo tiempo. De China una mujer a la que las cintas de tela perseguían, con viento y con cambios de vestido. Un adorable señor estadounidense, que hacía una Magia exquisita y que interpretó una canción con el globo de su bisabuelo, a falta de su ukelele. Otro francés en escena, el amo de los pájaros a los que llamaba desde telas, cajas y cartas; pájaros con un colorido tropical... Y, por último, el emocionante discurso del gran Juan Mayoral, el que hace que todo el Festival sea posible año tras año. Un discurso que nos invitaba a que viéramos la Magia de la vida, la Magia sin truco ni trampa ni cartón, la Magia que nos rodea y que no podemos ver porque solo se puede percibir con los ojos del alma; la Magia que no nos hace felices porque no queremos.

León se llena de Magia cada Navidad. La última semana del año mi ciudad rebosa Magia por los cuatro costados. Pese al frío, el calor de las cosas mágicas caldean León; las cosas mágicas de esa Magia sin trampa ni cartón que solo se ven con el corazón y las cosas mágicas de esa Magia que los magos se encargan de hacer para que se nos iluminen los ojos. León es Magia, y quizá todas las cosas que pasen en nuestros corazones en Navidad sean Magia. Quizá Magia. Maybe Magic. Peut-être Magic.

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