El viernes día 5 de agosto fui a ver Harry Potter y las Reliquias de la Muerte, 2ª parte. Y no tengo palabras. Las palabras que tengo son demasiado vacías para expresar lo que he sentido viendo esta última película, la última ultimísima. Una película que, espero con toda mi alma (de hecho creo que ya estoy seguro), ha pasado a la Historia del cine como una de las mejores películas del siglo XXI; al igual que la saga de literatura de Rowling.
Paradójicamente, no puedo definir mejor esta película que con el adjetivo <<mágico>>... Pero Harry Potter se merece este calificativo por encima de todos, porque es la Magia la gran protagonista de toda la trama. Una Magia que me hace trasladarme completamente a ese mundo, que hace que quiera que yo no sea un muggle más. Se cierra una auténtica era de un modo perfecto: resolviendo todo... Sí, aún nos queda la intriga de si el pequeño Albus Severus estará en Slytherin o en Gryffindor (quién sabe, incluso igual está en Ravenclaw o Hufflepuff), pero nos queda un sabor de boca dulce completamente. Finalmente se aclara la inconmensurable benevolencia de Severus Snape (yo siempre supe que Snape era bueno, siempre), quien Harry al final honra por encima de todo después de creer desde su primer año que era un mago malo. Muere Lord Voldemort, el señor oscuro, muere intentando sobrevivir, intentando matar al único horrocrux que él no quiso crear: el propio Harry. Aunque, para que Voldemort muera tienen que morir personajes tan simpáticos como Dumbledore o Snape...
Una película que está llena de mágicos momentos en todos los sentidos. Momentos de amistad, de amor, de tensión, de emoción, de Magia física y tangible... Creo que Harry Potter puede enseñarnos algo, algo que cada uno debe buscar entre los fotogramas de esta entrañable película. Sinceramente, no se me ocurre qué mas poner de esta película que verdaderamente me ha conmocionado... En cuanto terminó, con esa escena de Harry, Ron y Hermione convertidos ya en adultos, una sensación de tristeza me recorrió. Siempre que ibas al cine a ver Harry Potter, siempre, tenías la sensación, la certeza de que iba a haber otra película más... Casi siempre salías del cine diciendo: <<Bueno, a ver cómo es la siguiente>>. Sabías que había más raciones de Magia auténtica asegurada. Ahora ya no. Se acabó, para siempre. Siempre podremos revivir cada uno de los momentos de Harry Potter viéndolos en nuestro acogedor salón de casa, siempre podremos pasarnos un día entero viendo desde la Piedra Filosofal hasta las Reliquias de la Muerte, sabiendo por qué el Sombrero Seleccionador eligió a Harry en Gryffindor, por qué Snape mata a Dumbledore... Entendiendo todo. Hace diez años, cuando se estrenó la primera película de Harry Potter, nadie podía imaginarse la trama tan complicada, tan entrelazada y tan espectacular que tendría el pequeño niño que sobrevivió. Una exquisita historia, mágica, magiquísima en todos los sentidos.
También la banda sonora es, sencillamente, perfecta. John Williams, el compositor, hace completamente que sintamos lo mismo que los personajes en la pantalla. Totalmente. Esa tensión que se puede cortar con un cuchillo, esa alegría desbocada que sienten después de un costoso logro, esa emoción irresistible que hace que las lágrimas caigan tímidas de tus ojos... La banda sonora de Harry Potter es, para mí, la mejor junto con la de Amélie. No creo que encuentre bandas sonoras más mágicas y más sensacionales que estas dos. Ya escribí una entrada en Mi piano está afinado en Re # mayor, hablando sobre esta auténtica obra de arte musical. Unas notas que ya están grabadas a fuego en muchas de las almas de los espectadores y de los cineastas... Unas notas mágicas que nos trasladan, ¿a Hogwarts quizá?
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