sábado, 28 de mayo de 2011

Plenitud...

Siento bastante poco la plenitud... Y, la verdad, me gusta. Imagínate estar todo el rato sintiendo plenitud... Se frivolizaría el sentimiento y perdería toda su esencia y significado.
Ahora bien, ¿qué es la plenitud? Podríamos decir que es algo parecido a la Magia (esa por la que creé mi blog), pero solo la Magia que uno siente en su interior y que está provocada por algún hecho o acción... Sí... Podríamos definirla así, aunque no sea la definición más rigurosa de plenitud...

plenitud.
(Del lat. plenitūdo).
1. f. Totalidad, integridad o cualidad de pleno.
2. f. Apogeo, momento álgido o culminante de algo. Estás en la plenitud de la vida.

Esto es lo que nos dice la Real Academia Española sobre la plenitud... Está claro que la que yo busco es la segunda definición... Ese <<apogeo>>, ese momento culminante... Cuando tu espíritu se culmina (Hmm... ¿Soy yo, o me parece a mí que hoy estoy muy espiritual...?).

Cuando tu corazón late algo deprisa y sientes un pequeño escalofrío recorriéndote la espina dorsal mientras sientes en tu interior un volcán y en tus labios, mágicamente, se dibuja una sonrisa que hace que te emociones.

Para mí, esa es la definición de plenitud...
¿Que cuando siento yo plenitud? En contadas ocasiones, como dije antes. Pero, precisamente por eso, mis plenitudes son especiales e inmejorables... Cuando las siento las saboreo el tiempo que duren. Las siento cuando estoy en banda, tocando el piano con sentimiento, acompañado de otra pianista y de todos los demás instrumentos. La siento cuando oigo que un coro da el do de pecho (ahí siempre, no falla). La siento cuando recuerdo momentos geniales. La siento cuando escribo. La siento cuando cierro los ojos y pienso en... Y pienso en Magia...

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