Ya está.
Se acabó.
La Navidad volvió a subir al trastero, acompañada del árbol, los adornos y el belén.
Y vuelve la RUTINA (asquerosa y repugnante, pero necesaria, qué ironía).
Vive el día. Porque no va a haber más días iguales que este.
CAR-PE DI-EM.
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